Febrero es el mes que tradicionalmente se halla unido al amor lo que lleva también a su pérdida final, siendo esto último uno de los detonantes del género dramático que engloba al romántico. En este ámbito se encuentra una de las grandes historias de amor cinematográficas Los puentes de Madison (1995) que dirigió y protagonizó Clint Eastwood, encumbrándolo como uno de los grandes realizadores, rompiendo con su imagen estereotipada de tipo duro para revelar una faceta delicada y sensible, adentrándose en las complejas decisiones de un ama de casa que se debate entre el amor de su vida y sus hijos. 

Imagen de ‘Los puentes de Madison’ © 1995 Warner Bros., Amblin Entertainment, Malpaso Productions. Todos los derechos reservados.

Tres años antes Clint Eastwood ya había conocido la gloria de los Oscar con Sin Perdón donde dos de los cuatro galardones fueron al Mejor Director y Mejor Película, no obstante, el género era el western.

 Muy diferente de sus habituales roles fue el realizado en Los puentes de Madison. El papel protagonista de Kindkaid lo interpretó él mismo y el de Francesca fue realizado por Meryl Streep, quien con su intensa capacidad interpretativa logra comunicar todos los sentimientos y debates internos de su personaje, lo cual la llevó a estar nominada al Oscar a la Mejor Actriz.

La narración se centra en la efímera pero intensa y muy real historia de amor entre dos personas maduras, algo poco usual y que suele estar reservado a la juventud, a las iniciales etapas de la vida. La película de Eastwood demuestra lo erróneo de esto.

Imagen de ‘Los puentes de Madison’ © 1995 Warner Bros., Amblin Entertainment, Malpaso Productions. Todos los derechos reservados.

El breve romance permanece en secreto hasta el fallecimiento de Francesca quien de modo epistolar desvela la realidad de su vida, y su abnegado sacrificio a sus dos hijos.

En la memoria de la historia cinematográfica queda esa imagen final en la cual Francesca mantiene una intensa lucha interna para no bajar del coche y huir junto a Kindkaid quien la observa bajo una lluvia que intensifica el dramatismo, sirviendo de metáfora para representar el estado anímico de los protagonistas.

La película basada en la novela homónima de Robert James Waller, y cuyos derechos también interesaron a Robert Redford,  obtuvo un gran éxito y continúa manteniendo en vigor su relato.

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