Título original: Stargate.
Dirección: Roland Emmerich.
País: Estados Unidos, Francia.
Año: 1994
Duración: 121 min.
Género: Ciencia ficción.
Reparto: Kurt Russell, James Spader, Alexis Cruz, Viveca Lindfors, Mili Avital, John Diehl, Leon Reppy
Guión: Roland Emmerich, Dean Devlin.
Música: David Arnorld.

Stargate se ha convertido sin lugar a dudas en uno de los imprescindibles del cine contemporáneo. Mezclando magistralmente el misticismo egipcio y la más atrevida ciencia ficción, Emmerich y Devlin supieron dar con la fórmula perfecta para hacer una lectura excitante y atrevida de los jeroglíficos más misteriosos.

El Dr. Jackson (James Spader), experto lingüista se embarca en un extraño proyecto que le lleva hasta unas instalaciones militares en Montaña Creek. Allí, deberá poner en práctica todos sus conocimientos para conseguir descifrar unos extraños jeroglíficos jamás vistos. En un golpe de genialidad, deja asombrados a todos, interpretando dichos símbolos, no como palabras en sí mismas, si no como indicaciones espaciales referidas a constelaciones. Y sólo entonces descubre la Puerta Estelar, un complejo mecanismo que gracias a su aportación es activado y les conduce a millones de años luz, a un planeta donde los dioses egipcios son reales y peligrosos, el último reducto donde los peleteros de los sacerdotes siguen encedidos a la espera de la llegada de sus dioses desde el cielo.

Acompañado por un grupo militar, liderado por el pragmático Coronel O’Neil (Kurt Russell), Jackson tendrá la oportunidad de echar un vistazo a una cultura primitiva, atemorizada de unos dioses humanoides que no dudarán en atacar y someter a todos los habitantes de ese lejano planeta. Nada que no pueda ser enfrentado por una civilización sedienta de justicia… y un romance al que parece no importarle ni la distancia, ni la cultura…

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Este film fue concebido por sus creadores como la primera parte de una trilogía, pero finalmente dicho proyecto no consiguió llegar a término, debido a que ambos guionistas – Roland Emmerich y Dean Devlin – estaban ocupados con Independence Day (1996). Pese a ello, el fenómeno Stargate consiguió seguir adelante en la serie que se grabó para televisión, y finalmente pudo ser culminado con dos películas que fueron directamente estrenadas en DVD, pero permitieron explicar con más detalle los vericuetos de estos dioses que ataviados con la iconografía egipcia, eran tiranos y dueños de los confines más alejados del Universo. Que nadie que no la haya visto -si es que aún queda alguien- se eche atrás por parecer algo rebuscada o quizás imprevisible, hay que dejarse llevar por ese agujero de gusano, y disfrutar de la magia egipcia que se ha contagiado a la cinta. Porque sin dudas, la magia de esta película reside en el enigmático Egipto, aquel que con sus dioses, su misticismo y su iconografía marcaron tanto nuestra civilización.

Y es que, pese a alimentar tantas teorías conspiranoicas, que señalan el origen del conocimiento egipcio más allá de nuestro Sistema Solar, esta es una película de las imprescindibles, de las que no podemos perder la oportunidad de disfrutar.

Es cierto que muchos detalles de esa civilización, que ahora nos parecen misterios, se han perdido con el paso del tiempo. Pero eso no debería ser motivo para buscar lejos, muy lejos, el origen de uno de los momentos de nuestra historia de los que debiéramos estar más orgullosos. Es nuestra tarea alimentar ese Ka, ese alma que se nutre de las arenas del silencioso desierto. Que acaricia la enigmática sonrisa de una esfinge para luego perderse entre un mar de columnas, incorporándose a una fragante estela de incienso. No, no hace falta buscar fuera, la puerta estelar a Egipto está mucho más cerca.