Título original: Nymphomaniac: Vol. I
Dirección: Lars von Trier.
País: Dinamarca, Alemania, Francia, Bélgica.
Año: 2013.
Duración: 118 min.
Género: Drama.
Reparto: Charlotte Gainsbourg, Stellan Skarsgard, Shia LaBeouf, Christian Slater, Uma Thurman, Connie Nielsen, Stacy Martin.
Producción: Peter Aalbaek Jensen.
Guión: Lars von Trier

 3+5. Así comienza todo, cuando Lars vuelve. Y no vuelve sin ese toque de polémica que tan bien le define. De la mano de Joe (Charlotte Gainsbourg), nos introduce desde el primer minuto en el relato autobiográfico de una mujer que no se considera una buena persona. Seligman (Stellan Skarsgard) la encuentra desmayada en un callejón, y con evidentes signos de haber sufrido una agresión. Conmovido, la acoge en su piso, y mientras cura sus heridas, se presta a escuchar el relato de la vida de Joe. Un relato, en el que las experiencias sexuales se van hilando gracias a objetos del propio piso de Seligman, que van trayendo recuerdos a Joe de su pasado. Seligman, desde la más básica inocencia, intenta aportar a Joe argumentos que la ayuden a ser menos incisiva consigo misma, y que consigan al final desarmar su sentencia inicial. Este primer volumen está dividido en cinco capítulos que abarcan desde la infancia a la juventud de la protagonista (Stacy Martin toma el rol de la joven Joe): “El pescador completo”, “Jerôme”, “Mrs. H”, “Delirium” y “The little organ school”.

Joe se ve arrastrada por una naturaleza que la empuja a llevar al extremo sus vivencias sexuales, desde un platónico enamoramiento de su primer amante, Jerôme (Shia LaBeouf), hasta las múltiples conquistas que acaban por formar, como ella bien dice, una polifonía en la que no importa el número de intérpretes, si no la melodía final que consiguen entre todos. Pasando por hombres casados (sublime la interpretación despechada de Uma Thurman en el capítulo “Mrs. S”) hasta compañeros de trabajo, e incluso meros desconocidos, Joe va dando un paso más hacia el descubrimiento de lo que el placer puede ofrecerle, y lo que ella está dispuesta a sacrificar por él.

A nadie le extraña que von Trier dirija este coro de anécdotas genitales, pero quizás no sea más que otra genialidad de este enfant terrible. Y es que tras una mercantilizada promoción que ofreció poco a poco y en distintos medios, un aperitivo de lo que parecía la primera película pornográfica rodada por actores hollywoodienses, la realidad de la cinta es que se trata de una perfecta secuencia vital, en la que el sexo no es más que una mera anécdota. Acompañado del debate de los dos protagonistas, Joe y Seligman, la ninfómana y el encantador soltero, el espectador acepta que esa ninfomanía no tiene más valor que el que le dan ambos protagonistas: muy poco. Nada de lo que Joe va desgranando sobre su vida, parece sorprender u horrorizar poco al sencillo Seligman, consiguiendo que se pueda establecer un vínculo de simpatía e incluso admiración por la denostada joven.

Esa joven, que entre inocente y curiosa, no consigue comprender los valores morales que rigen a su alrededor, y que parecen permanentemente señalar con el dedo todo lo que piense, haga o sienta. Y ahí es donde radica su tribulación: necesita pensar, necesita hacer y necesita sentir, quizás más de lo que nadie crea necesario. Quiere buscar esa fórmula única que la haga comprender a ella, y sólo a ella, que la vida merece la pena.

Con un guión intenso, muy cuidado y con una trascendencia justificada, los cinco primero capítulos que narra Joe se quedan cortos, y se hace necesario que llegue el momento de poder continuar la historia en el segundo volumen.

“Por cada cien crímenes cometidos en nombre del amor,
sólo uno se ejecuta en nombre del sexo”.

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