Hoy es un día especial; un día de amor, de cariño y de bienestar con nosotros y nuestros compañeros de camino, aunque a veces el camino no parezca tan bueno y tan agradable, por lo que deberíamos, como mínimo, pensar y reflexionar a dónde vamos. Os voy a hablar de una película que, si ya me habéis leído, sabréis que me ha impactado. Y qué mejor que hoy, que se entregan los Premios Goya, que compartir con vosotros la impresión que me ha causado. Cuando me refería a los caminos con nuestros compañeros, me refiero a la historia del hombre y la mujer; y la película de la que hablo es Ágora (2009, Alejandro Amenábar), protagonizada por Rachel Weisz (Hipatia), Oscar Isaac (Orestes) y Max Minghella (Davo).

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Imagen de «Ágora» – Copyright © 2009 Mod Producciones, Himenóptero y Telecinco
Cinema. Distribuida en España por Hispano Foxfilm. Todos los derechos reservados.

Aunque es una película que en principio toca muchos temas, entre ellos los religiosos, los políticos o los relativos al poder, quisiera quedarme, si no os importa, con algo que merece la pena, y es la peculiar forma de tratarnos los unos a los otros. Hipatia es una mujer del 400 d.C., mala época el nacer en los albores de la Alta Edad Media (476-1100 d.C.). La protagonista fue una mujer que se había criado bajo la “protección” de su padre, quien cuidaba de dejarla libre, para que ella pudiera ejercer lo que más le gustaba, la ciencia. Aunque ella estaba muy preocupada por saber cómo giraba el mundo, su mundo giraba en su contra. Pese a que ahora parezca que fue ella la única mujer inteligente y admirable, mil años antes ya se hablaba de Diotimia, la supuesta maestra de Sócrates. Lo malo de la Historia es que la escriben los hombres.

En ese camino de espinas y rosas, del que ya han pasado demasiados años, nadie debe tener que explicarnos cómo funciona esto. El sexismo que seguimos teniendo, hostil o benévolo, no hace sino perjudicar a las personas, fijaos a cuántas, ni más ni menos que el cincuenta por ciento de la población mundial.

La única forma de no volver a errar, es tratar con dignidad, sin paternalismos inútiles ni violencias estériles; todas las personas tienen derecho a la cultura, a la sabiduría. A Hipatia le tocó un mundo que no la entendía, y lo triste es que las personas que estaban en el poder habían sido sus alumnos, y sabían quién era; pero es más fácil sucumbir ante el poder, el poder que llegue de manos de religiosos, de políticos, del dinero, qué importa. En el caso de Hipatia, ese precio lo pagó una mujer, quien descubrió que las órbitas planetarias eran elípticas once siglos antes que Johannes Kepler (1571- 1630).

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Imagen de «Ágora» – Copyright © 2009 Mod Producciones, Himenóptero y Telecinco
Cinema. Distribuida en España por Hispano Foxfilm. Todos los derechos reservados.

De verdad y de corazón, espero que trabajemos a partir de ahora, para que las nuevas generaciones que están empezando a ver el mundo a través de nuestros ojos, nuestros gestos y nuestras aptitudes, tengan claro que el mundo está hecho por maravillosos hombres y maravillosas mujeres, que desde siempre se han sabido respetar (y, si se podía, amar), aunque antes siempre se deba respetar. A lo mejor nos va a gustar mucho más este nuevo mundo.

No dejemos morir a otra Hipatia.

Desde la mecedora, feliz día de los Goya.

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