Llegó a Madrid para cumplir con su vocación, y terminó recibiendo el aplauso unánime del mundo del cine. Tras una veintena de películas en su currículum, incluidos filmes con los más grandes directores españoles, no parece existir reto alguno que este alicantino no pueda superar. Y no es sólo cuestión de suerte, él lo sabe. Trabajar a las órdenes de Amenábar, Almodóvar, Julio Médem y Ricardo Franco, o triunfar en las tablas con Flor de otoño o Sueños de un seductor, sólo le ha enseñado que lo importante no es sólo llegar, sino instalarse. Directo, seguro, cómplice y, sobre todo, humano, Fele Martínez presenta en la capital El kaserón, comedia agridulce de Pau Martínez con altas dosis de perspicacia y desabrimiento, en la que Martínez interpreta a un ultra-responsable abogado, enamorado de una okupa “de familia bien”. Haciendo gala de un estilo personal, con abundante barba y unos sofisticados mocasines en blanco y negro, Fele nos habla, en exclusiva, de su carrera profesional, sus gustos, sus impresiones y su amor por la profesión. Y es que, tal como reza el lema del filme “cuando el amor okupa tu corazón”, los resultados son imprevisibles. Y esto sólo es el comienzo.

el kaseron fele martinez en todo es cine

Lucía Tello Díaz.- De Goya al mejor actor revelación, a Otto el piloto, pasando por chico Almodóvar. Con la perspectiva que te ha dado el paso del tiempo, ¿cómo ves la configuración de tu carrera?

Fele Martínez.- Pues yo estoy muy contento con todo lo que he hecho, la verdad. Me considero sobre todo muy afortunado por haber podido trabajar con quienes he trabajado, y muy orgulloso por el hecho de que haya podido participar en algunas películas que, de pronto, para la gente son prácticamente de culto; o en otras que, de pronto también, para una gran parte del público son de las mejores películas que han visto. Pero sobre todo, me llena mucho de satisfacción –ríe-, el hecho de que muchos directores noveles quieran contar conmigo: que alguien ponga el guión de su primera película en tus manos es mucha responsabilidad, pero me encanta. A mí me gusta interpretar, es mi vida, y espero seguir haciéndolo, aunque estoy muy contento con todo lo que he hecho por ahora.

LTD.- Con razón…

F.M.- Es una carrera bastante modesta, dentro de lo que cabe y, sin embargo, he trabajado con tres de los mejores directores que hay en España; aunque también con gente con sus primeras películas, que creo que merecen la misma importancia.

LTD.- ¿Cómo te preparas tus personajes?

F.M.- Lo importante cuando tienes un personaje, es tratar verlo desde todos los frentes posibles, que es lo que permite que tires por un lado o que tu interpretación vaya por otro. Al fin y al cabo, interpretar es como la vida misma: tomar decisiones. Lo bueno es ir planteándole al personaje ciertas preguntas, ciertas cuestiones; poniéndole en diferentes tesituras. Así, el mismo personaje, una vez lo tienes claro y si has hecho bien tu trabajo, es el que te responde.

LTD.- ¿Tienes alguna  una ambición profesional incumplida todavía?

F.M.- Ya se sabe, “escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo” –ríe-. En realidad, hay mucha gente con la que ahora me gustaría trabajar. Pero como dice mi compañero Manuel Tallafé, “la intención se escapa por la boca”. Sin plantearme muchos objetivos y siendo realista, no me puedo quejar, sobre por cómo han ido las cosas; entonces prefiero seguir manteniéndome así, más que nada porque en cuanto me planteo un objetivo y la cosa no se va cumpliendo, me empieza a entrar la neura y, al final, el que lo pasa mal y no duerme por la noche soy yo.

LTD.- Además de tu sólida carrera en España, has trabajado mucho en el extranjero con películas como Tinta roja, en Perú, o Capitanes de abril en Portugal.  Esa senda internacional ¿es una trayectoria por la que quieres seguir ahondando o prefieres centrarte ahora en la producción española?

F.M.- No tengo ninguna preferencia, aunque la verdad es que me encanta vivir aquí, me gusta mucho España. Pero me encanta también poder irme y estar un mes y medio o dos meses fuera, conociendo gente y culturas nuevas, interpretando. Si me ofrecen una historia y me interesa, si el personaje me enamora, me da igual dónde rodar.

LTD.- En este sentido, el personaje Alfredo García de El Kaserón, ¿también te enamoró?

F.M.-  Sí, me enamoró mucho, sobre todo por lo torpe que es el pobre, por lo frágil que parece ser, que hay ocasiones en que incluso su hermano pequeño ve las cosas con una visión mucho más madura que él mismo, por muy responsable que pretenda ser. Me daba como mucha ternura, me gustó porque es un personaje que a la gente le va a sorprender, porque no me ha visto todavía en esta tesitura, no ha visto un personaje que yo trabajara desde el punto de la comedia.

LTD.- Es cierto, incluso la forma de actuar es distinta, sin llegar al slapstick, hay puntos en que la comicidad es muy física; la torpeza y la fragilidad del personaje se traslucen en sus propios actos.

F.M.-  Sí, claro, realmente es un tipo que cree que lo tiene todo controlado en su vida, que por haber dedicado equis años a su carrera, sacada a curso por año –es capaz-, y compaginando estudios de día y trabajar en una panificadora de noche, y además estar a cargo de su madre y de sus hermanos (aunque éstos estén viviendo su vida y probablemente la tengan más controlada que él), cree que lo tiene todo en orden. Es una persona que no ha vivido la vida, que los últimos cuatro o cinco años los ha pasado encerrado en su casa y en una panadería, y así es que el pobre tiene una vida muy triste. Y por eso digo que realmente sus hermanos, que han salido y se han relacionado con gente, probablemente vean las cosas desde un punto de vista mucho más maduro que él.

LTD.- Es curioso que siendo una comedia, el personaje que interpretas tenga una vida y una situación eminentemente dramáticas.

F.M.- Claro, cuando haces comedia no puedes ir a hacer risa. Lo bueno está en que el personaje sufre las cosas y las sufre mucho, aunque cuando tú lo ves desde fuera, te da gracia el pobre, porque piensas “qué equivocado está este hombre”. Pero es lo mismo que cuando vas andando y una abuela tropieza y se cae. Al principio te asustas muchísimo y vas a auxiliarla, pero cuando ves que no le ha pasado nada puedes reflexionar la caída con gracia, con todos los respetos a las abuelas del mundo, por supuesto.

LTD.- En la película se trasluce un alto grado de confianza entre los actores del reparto, ¿cómo ha sido la relación entre vosotros durante el rodaje?

F.M.- Increíble, la verdad es que lo disfruté mucho. Por eso creo que se nota, porque en la película había un ambiente de rodaje maravilloso. Aparte entre nosotros, todo el elenco, nos llevábamos estupendamente, además estábamos todo el día de cachondeo, trascendía ya de los ensayos, había veces teníamos que parar, cada dos por tres nos estaban dando el toque porque estábamos haciendo la gamba, bien con un chiste, bien haciendo el idiota; alguna que otra vez Pau nos tuvo que decir “va chicos, que tenemos que trabajar”. Yo creo que eso se nota mucho, y que haya buen ambiente entre el elenco y el equipo técnico, que muchos se conocían ya, es importante; además, el catalizador de todo esto es Pau, y creo que él lo ha llevado estupendamente.

LTD.- Al margen de tu profesión como intérprete, también has estado tras las cámaras realizando  un cortometraje, ¿volverías a dirigir cortos?

F.M.- Sí, me encanta. Además es un medio que me gusta muchísimo, para mí es un género aparte como la novela y el cuento corto, que son distintos, pero sin posibilidad de diferencia entre género mayor y menor, porque siempre hay cuentos maravillosos y novelas estupendas. Me pasa lo mismo con los cortos, creo es una escuela, un laboratorio increíble. Yo los echo mucho de menos sobre todo en los cines; el poder proyectar cortos antes de una película, creo que es un regalo que se podría hacer perfectamente al espectador. El poder llegar  y ver un corto antes de una película, te coloca muy bien para luego ver el largo. Así que, por mí sí que volvería a hacer un corto, lo que pasa es que yo soy de proceso muy lento a la hora de escribir, pero no lo descarto, de hecho, esto escribiendo algunas cosas. Lo mismo de aquí a poco tiempo lo hago.

LTD.- ¿Y se ve con ánimo para embarcarse en un largometraje?

F.M.- ¡Ni de broma! –ríe-. No, me parece muchísima responsabilidad y creo que uno tiene que saber. Por eso decía que el corto es una escuela, una muy buena escuela, y estoy leyendo muchísimos libros, para reforzar la experiencia que puedo tener con lectura, pero ahora mismo es como de forma lúdica, porque sobre todo soy actor y no realizador. Pero bueno, la experiencia me encantó, no descarto un corto, pero largo todavía no…

LTD.- Decir todavía deja una puerta abierta

F.M.-  Bueno, es que tampoco voy a cerrar puertas… Jamás diré “nunca jamás”. Imagina que digo “nunca, nunca, nunca voy a rodar un largo” y, por el motivo que sea,  me ofrecen uno dentro de un año, pues sería como para decir “¿qué?”. No sé.

LTD.- Finalmente, Fele… ¿cómo te puedes parecer tanto a Gary Oldman?

F.M.- ¡No lo sé! –ríe-, pero bueno, la comparación me encanta, ojalá se me pegue algo de él porque, aparte de lo que pueda ser el físico, para mí Gary Oldman es un referente clarísimo.

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