Tiene fama de bonachón y es más que comprensible. De trato cordial y afable, no es de extrañar que de él se diga que es buen artista y buena persona. Con unos inicios que incluyen, según dicen, el haber sido doble de acción de Joselito, Josetxo San Mateo lleva muchos años dedicado a esta industria la mayor de las veces cruel, en la que no siempre se reconoce el talento, ni los nombres, de los grandes realizadores que se esconden detrás de nuestras producciones. Director de películas de renombre como Diario de una becaria o Báilame el agua, San Mateo vuelve ahora a la gran pantalla para presentarnos Atasco en la Nacional, comedia con tintes críticos donde saca punta a la perniciosa manía que tienen los españoles de estropear sus vacaciones. Este admirador irredento de la saga del Padrino, nos habla su última película, una historia al más puro estilo Berlanga que llega a finales de este mes a las salas de cine.
Lucía Tello Díaz. Su cine siempre ha estado marcado por tintes de índole social, ya sea en lo referente al Tuning, a los veinteañeros que buscan su sentido en la vida, la precaria vida de los becarios o bien, como en la película que ahora presenta, las venturas y desventuras de una familia en vacaciones. ¿Qué ofrece la cotidianeidad para que la retrate tan frecuentemente en su obra?
Josetxo San Mateo. Yo vivo mucho en la calle. A veces me planteo hacer una película más “sesuda”, no para llevarme un Goya, sino para cambiar el enfoque, pero siempre que me pongo a escribir enseguida lo desmonto todo porque estoy en la calle, voy a mil sitios, me gusta retratar a la gente que veo, que escucho. Ahora estoy con un proyecto de hacer una película sobre taxistas, y también otra sobre el bulling en los colegios, que empezaríamos en noviembre, en la línea de Báilame el agua, pero tenemos que encontrar a otro Unax con quince años –que va a ser lo más difícil-, y aunque ésta sí que va a ser más dura, por lo que supone el problema de la educación, va a ser de nuevo muy real, y es que me gusta mucho lo cotidiano, los problemas de la gente. Soy muy mirón, me quedo observando. Incluso cuando venía para aquí, me he quedado mirando a la gente durmiendo en las calles, aunque la he visto muchas veces, pero ahí me he quedado mirándoles. Me gusta mucho ver a la gente, la vida real me encanta.
LTD. Esa tendencia es muy loable en el cine, incluso existe una expresión muy común en el mundo de los guionistas que afirma que un escritor pierde su talento cuando deja de ir en metro para ir en coche…
JSM. Es totalmente cierto. A mí me encanta el metro, caminar y ver a la gente por las mañanas, con las caras que llevan, cómo están… Yo creo que sí, que el día que no vaya observando lo que ocurre a mi alrededor, quizá haga algo más cerrado, pero no voy a disfrutar tanto.
LTD. Sin embargo, para retratar esa realidad suele emplear la comedia, ¿qué posibilidades tiene este género con respecto a otros?
JSM. Pues no lo sé. Dicen que se me da bien la comedia… Manuel Gutiérrez me dijo en cierta ocasión que se había emocionado con Báilame el agua porque él pensaba que no tenía sentimientos, e incluso comentó que le había hecho llorar. Me parece extraño que digan eso de quienes solemos hacer comedia, puesto que resulta más sencillo hacer llorar que reír, es muy difícil sacar una sonrisa a la gente. Yo hice una pequeña película que se llamaba Pleno al quince, que tuvo tanto éxito, que incluso Canal Sur me ha planteado más de una vez hacer un largo de ella, pero de momento tengo otras ideas, seguir con Atasco en la Nacional, hacer una secuela de ella…
LTD. ¿De dónde sale la idea de crear una película como Atasco en la Nacional?
JSM. Mi intención era el retratar una realidad a la que todos los españoles nos enfrentamos al ir a la playa de Levante de vacaciones. Se me ocurrió un docudrama de ficción, quizá un corto que yo le comenté enseguida a Luís García Berlanga, que pronto me recomendó que lo hiciera película. Comenzamos a hablar de ello hasta que se convirtió en un proyecto de tres horas. Presenté los guiones, y creé una película para Anabel Alonso, con quien siempre quise trabajar. Como era una comedia fusionada a una “película de autor”, pensé que nadie mejor para interpretarme a mí mismo que Pablo Carbonell. Y con este guión y este gran equipo nos pusimos a rodar el típico verano español en pleno invierno. Sufrimos mucho, pero nos divertimos más. Cullera nos acogió muy bien.
LTD. Es cierto que Atasco en la Nacional es una gran película. Tiene un buen guión, una buena fotografía y, sobre todo, un buenísimo plantel, ¿cómo fue la relación con el equipo?
JSM. Buenísima. Fue muy buena porque, aunque se tenga la sensación de que hemos estado todos como una piña, éramos bastante individualistas. Ana [Polvorosa] estaba con sus clases de inglés con su profesor particular y sus clases de teatro, así que tan sólo algunas veces bajaba a la cena con nosotros. Anabel [Alonso] prefería que le llevasen la comida a la habitación. Pablo [Carbonell] puede que fuera el que más tiempo estaba con nosotros, porque ya nos conocemos y sí que bajaba algunas veces, incluso llevaba la guitarra y tocaba para todos. Finalmente Luisber [Santiago] iba por ahí, buscando alguna chiquilla… Así que no había esa relación de decir “hala, todos a cenar”, porque cada uno iba por su lado, porque todos eran bastante individualistas, yo el que menos, que tenía que andar detrás de todos para hablar con ellos. Aprovechaba a lo mejor que Luisber iba a tomar una pizza o una hamburguesa al pueblo para ir con él; o aprovechaba que Ana bajaba pronto a desayunar para comentarle algunas cosas. Juntarles a todos era muy difícil, pero casi era mejor, porque si no es una locura… Así podía yo mantener el látigo –ríe- para controlarlos a todos.
LTD. En la película hay dos adolescentes y un niño de apenas cinco años, ¿cómo fue la experiencia de rodar con niños?
JSM. Con los mayores el rodaje fue muy bueno, porque los dos tienen experiencia, pero con el niño… El niño es un monstruo, pero en las dos versiones. No quisimos ponerle un educador, para que estuviera con su madre. Pero claro, a ella tampoco le hacía ni caso. Estaba todo el día descolocándolo todo, las sillas, las mesas, el decorado, todo. Era tremendo.
LTD. Sin embargo, en la película no lo aparenta, de hecho, a lo largo del metraje son muchas las ocasiones en que le dan golpes, le zarandean, le tiran y le mueven y el niño parece impasible.
JSM. Sí, es cierto, porque nuestra solución fue una consola portátil de última generación, que sólo yo guardaba y que empleaba como premio. Cuando veía que había algún problema o que el niño no podía más, le entregaba la PSP y dejaba de estar enloquecido. Era el “hombre maquinita”.
LTD. Después de la buena experiencia que le ha supuesto esta película, y siempre dependiendo de la taquilla, han pensado escribir su secuela, pero ¿tiene otros proyectos entre manos además de la segunda parte de Atasco en la Nacional?
JSM. Si hacemos una taquilla que no nos desanime y les apetece a todos, haremos la secuela. Además tenemos en mente la película sobre el bullying que antes comentaba, de la que tenemos los derechos, y mientras tanto estoy con la televisión, tanto ayudando en La que se avecina como rodando Planta veinticinco.
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