Título original: World War Z
Dirección: Marc Foster
País: Estados Unidos, Reino Unido, Hungría, Malta.
Año: 2013
Duración: 106 min.
Género: Ciencia ficción, Zombis.
Reparto: Brad Pitt, David Ellison, Dede Gardner, Jeremy Kleiner.
Producción: Brad Pitt, David Ellison, Dede Gardner, Jeremy Kleiner, Bradford Simpson, Colin Wilson.
Música: Marco Beltrami y Muse.
Guión: Max Brooks, Matthew Michael Carnahan, J. Michael Straczynski, Damon Lindelof, Drew Goddard.
¿Qué sentido tiene vender una película zombie más como la novedad nunca vista? ¿Entretenida? Sí. ¿Dinámica? Claro. ¿Única? No.
Gerry Lane (Brad Pitt) quiere dejar de lado su trabajo en las Naciones Unidas. Tras una intensa labor en la Comisión de Posguerra, casi trabajando como un villano del lado de los buenos, debe de volver a asumir un reto. Bueno, el Reto. Salvar la humanidad. ¿De qué en está ocasión? Pues una novedosa plaga transforma a una velocidad vertiginosa ciudadanos corrientes en temibles no muertos con quizás demasiada movilidad para el género zombie. Tras conseguir poner a salvo a su familia, su tarea consiste en acompañar y cuidar a un reputado científico, que debe de adentrarse en el corazón de la infección para buscar alguna cura.
Si a tal arrebato de poca originalidad le añadimos los planes iniciales de estreno de la cinta, un 21 de Diciembre de 2012, podemos hacernos una idea de los pecados de este film.
Sin grandes artificios de guión, la tensión sólo se salva por carreras imposibles y persecuciones masivas. Con buen ritmo, eso sí, la historia parece no alcanzar una apoteosis original, a pesar de los intentos al inicio.
Y que a nadie le extrañe la visita sorpresa de Pitt a los Cines Capitol. Al fin y al cabo, él es el primer interesado en obtener una buena recaudación en taquilla, no sólo como protagonista, si no además como productor de la cinta.
Tras verla, sólo es posible una reflexión: el género zombie necesita una renovación urgente. Y no al estilo de Memorias de un zombie adolescente (2013). La infección, el Apocalipsis del S. XXI ya no tiene más recorrido. Es simplemente asombroso como desde la idea vudú de cadáveres que eran manejados por experimentados hechiceros, se pudo cristalizar un género tan pintoresco y denostado. Pero ya mezclado con serie B, con superproducciones, con humor esos entretenidos muertos renqueantes empiezan a demostrar cierto cansancio.
Eso sí, que a ningún productor/actor se le quite el sueño. Su cara bonita seguro llenará bastantes butacas, y siempre quedará algún desprevenido sin saber que la Guerra Mundial Z ha llegado. Y como nadie haga algo por evitarlo, acabará haciendo que no nos emocionemos con esos no muertos tan entretenidos.
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