Película: Extraterrestre.
Título internacional: Extraterrestrial.
Dirección y guion: Nacho Vigalondo.
País: España. Año: 2011.
Duración: 90 min.
Género: Ciencia-ficción, comedia.
Interpretación: Michelle Jenner (Julia), Julián Villagrán (Julio), Carlos Areces (Ángel), Raúl Cimas (Carlos), Miguel Noguera (tipo).
Producción: Nahikari Ipiña y Nacho Vigalondo.
Música: Jorge Magaz. Fotografía: Jon D. Domínguez.
Dirección artística: Idoia Esteban. Vestuario: Ana María Holgueras.
Distribuidora: Vértigo Films.
Estreno en España: 23 Marzo 2012.
Calificación por edades: No recomendada para menores de 12 años.
Sólo Nacho Vigalondo podía presentar una película como Extraterrestre. Sólo de su creatividad podía emerger un thriller cómico, un título de ciencia ficción sin efectos especiales y una comedia romántica que da comienzo bajo el parapeto de la infidelidad. Pero es así, y además honestamente, con una puesta de largo en el género del todo-es-posible, con un plantel de lujo y una historia bien hilada capaz de mantener al espectador en vilo en busca de una expectativa jamás colmada, la de una invasión extraterrestre que, cuan obra de Samuel Beckett, no llega a darse en ningún momento.
Julio (Juilán Villagrán) y Julia (Michelle Jenner) se despiertan una mañana juntos, en la cama de ella, después de una noche de desenfreno y resaca. No recuerdan lo que ha sucedido, aunque creen justamente que nada ha pasado. Amanecen hartos de sí mismos y del otro, sobre todo Julia, quien ni siquiera dedica un ápice de tiempo para recordar el nombre de su compañero, que también es el suyo. La incomodidad no se disipa cuando por la ventana aparece la figura de un objeto volante de kilómetros de diámetro. La ciudad ha sido evacuada, las calles están desiertas, no hay nadie alrededor. Sólo Julio y Julia en medio de un Madrid desolado. Cuando todo parece perdido, Ángel (Carlos Areces), llama a la puerta de Julia. Él es el vecino insistente, quien no se da por vencido y emplea picos y palas; es el tierno y trastornado enamorado de Julia. Tampoco él se ha ido en vista de que su amada no ha abandonado la ciudad, prefiere la incertidumbre y hasta la muerte antes de alejarse de ella. También a sus brazos regresará Carlos (Raúl Cimas), legítimo novio de la joven, quien compartirá piso con ella, con su amante y su acosador, hasta que todos sean víctimas de la demencia más brutal: el miedo a que los extraterrestres se hayan apoderado de las mentes de sus compañeros, para iniciar así su colonización inadvertida. Desgajados y temerosos, tendrán que hacer frente a sus miedos, a la supervivencia y al amor o desamor, la amenaza que al final resultará más letal de todas cuantas les acechan.
Con un guión acertado y un trabajo excepcional por parte de sus actores, Extraterrestre nos ofrece la posibilidad de disfrutar del mejor cine labrado al albor del bajo presupuesto pero la alta calidad. Su planificación, su estilo y su humor hacen de ella una película indispensable, capaz de trasportar al espectador al interior de un inmueble durante casi dos horas, en una labor de orfebre con un guión que recuerda a La ventana indiscreta, en la que la acción transcurre dentro de cuatro angustiosas paredes que, verbigracia de Vigalondo y media Muchachada Nui, concentra lo mejor del humor de vodevil tan español como La Codorniz o Tip y Col. Vigalondo, experto en dirigir a grandes, deja en manos de Areces y Cimas toda la carga humorística de una cinta con unas interpretaciones tan naturalistas, que sorprenderán por su cercanía y su cotidianeidad.
Una Esperando a Godot, sin Godot; una porción de 35 milímetros entresacada de la vida misma, en la que el peor padecimiento que avista a la humanidad se encuentra pertrechado en su propia ferocidad. Egoísmo y bajeza al servicio del humor que en la mano de Vigalondo adquiere un jocoso estado de gracia.
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