El silencio es el ruido más fuerte, quizás el más fuerte de los ruidos.
Miles Davis
Queridos amigos de Todo Es Cine:
He vuelto a ver una película que me gustaría comentar con vosotros, se trata de Solos en la madrugada (1978) dirigida por José Luis Garci y protagonizada por José Sacristán, María Casanova, Fiorella Faltoyano y Emma Cohen.
La historia nos lleva a Madrid, a una emisora de radio donde José (Sacristán), comenta todas las noches junto a su compañera Lola (María Casanova) y su director (Germán Cobos), historias de gente que está pasando por momentos malos; explica a dónde llegaron y la diferencia entra la realidad y lo que les habían prometido; se pregunta si puede hacerse algo para cambiar de vida e intentar llevar los problemas como se pueda. Así, en ese pesimismo de vida, este hombre recién separado, de la época, intenta vivir y sobrevivir cada día. Tiene a sus dos hijos de vez en cuando, e intenta ayudar con los comentarios de sus largas noches, a entender la vida. Un día aparece Maite (Emma Cohen), y ella viene como una nueva vida, una chica joven; porque aunque él tiene treinta y siete años, se cree ya pasado para todo. Maite se ríe y hace chistes de todas las cosas que José va diciendo, hasta que ella también desaparece de su vida. Y entra otra persona que siempre había estado allí y él nunca vio. Bueno, ese es el final y eso es siempre para vosotros.
La historia es bonita a pesar del pesimismo del protagonista; nos da pautas y está cargada de optimismo soterrado que, al final, emerge de la propia boca del protagonista; es una terapia de noches y noches de vivencia y de convivencia, que hacen a José darse cuenta, él solo, de que está pensando en lo que no fue, no es y no será; no es buena lección de vida. Cansado de decir lo mismo, de quejarse, de ser víctima y de esa canción que siempre repite, Unchained Melody, la última en la madrugada, se dará cuenta de que tiene una asignatura pendiente y debe volver a empezar.
Siempre decimos, y seguiremos diciendo, todo lo que el cine ha hecho y hace por nosotros; en esta ocasión hablando de una de sus hermanas, la radio, y de la gente que trabaja en ella. De esa radio que nos menciona el protagonista, de Bobby Deglané, de Pedro Pablo Ayuso, de toda esa gente que intentaba ayudar, atraer y distraer a una ciudadanía triste y en silencio.
Por eso, desde estas páginas un aplauso para los verdaderos periodistas y locutores de radio que también tuvieron y siguen teniendo una gran importancia en la historia. Porque el silencio es el ruido más fuerte, más fuerte que el más fuerte ruido.
Con todo el cariño, desde la Mecedora.
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