Título original: Alien resurrection
Dirección: Jean-Pierre Jeunet.
País: Estados Unidos.
Año: 1997
Duración: 104 min.
Género: Ciencia ficción.
Reparto: Sigourney Weaver, Winon Ryder, Dominique Pinon, Ron Perlman, Gary Dourdan, Michael Wincott, Kim Flowers, Dan Hedaya, J.E. Freeman, Brad Dourif, Raymond Cruz, Leland Orser, Carolyn Campbell, Marlene Bush, David St. James.
Producción: Brandywine Productions.
Música: John Frizzell, Jerry Goldsmith.
Fotografía: Darius Khondji.
Como no podía ser de otro modo, la cuarta entrega de la serie Alien retoma las andanzas de la Teniente Ripley (Sigourney Weaver). Doscientos años después de la muerte de Ripley en la Fury 161, unos científicos logran clonarla con éxito. Pero su objetivo no es recuperar la útil violencia de Ellen Ripley, sino llevar a cabo unos experimentos que permitan criar y domesticar a aliens para así poder usarlos como una arma al servicio de sus dueños.
Una vez conseguido dar vida a Ripley, los científicos proceden a extraer el Alien Reina que ésta portaba, y gracias al cual pueden criar una preciosa camada de simpáticos xenomorfos. Para los huéspedes de estas criaturas, los investigadores recurren a la ayuda de la tripulación Betty, unos despiadados mercenarios que se hacen por encargo con unos individuos criogenizados, y futuras víctimas de los abrazacaras. Una vez entregado tan ilegal paquete, los mercenarios, entre los que destaca la misteriosa Call (Wynona Rider) se ven envueltos en la previsible consecuencia que surge de intentar controlar aliens y amaestrarlos: los xenomorfos se hacen con la nave.
Activada la secuencia de regreso a la Tierra, la teniente Ripley cuenta con pocas horas para destruir cualquier rastro alien de la nave, con la inestimable ayuda de los violentos mercenarios y los irresponsables directores del proyecto. Eso sí, además de contar con toda la idiosincrasia xenomorfa ya descrita en las tres previas películas, el experimento genético ha añadido una variable más a esta locura de sangre ácida. Durante el proceso de clonación, se produjo una transmisión genética entre el Alien Reina y Ripley, de tal modo que, igual que Ripley posee una fuerza desproporcionada y sangre corrisiva, la Reina añade a su proceso reproductivo un útero que dará a luz a una pequeña criatura alien híbrida, hasta ahora jamás creada.
Cerrando la exitosa tetralogía estrenada en 1979, esta cinta consigue hacer un minucioso repaso por todos los elementos que ha aportado la saga xenomorfa al ideario colectivo. Un punto clave de Alien siempre será Sigourney Weaver, que con estas películas alcanzó no sólo reconocimiento y fama mundial, sino además el trono de reina de la ciencia-ficción. Pese a ello, el resto el reparto no hace un excesivo intento de mejorar la película, y más bien se dejan llevar por la acción sanguinaria que provocan los divertidos aliens.
Jean-Pierre Jeunet, a cargo de la dirección de este cuarto film de la saga Alien, quiso demostrar que aún quedaban muchas historias por explotar, y gracias al guión de Joss Whedon, pudimos contemplar atónitos la maternidad más extraña hasta el momento. Y es que más allá de romper abdómenes en su camino hacia una nueva vida, los aliens comienzan a reconocer a Ripley como su progenitora, pero es especialmente el híbrido xenomorfo-humano el que desarrolla una relación más cercana a Ripley, llegando incluso a confiar en ella por encima de su madre alien.
Y es que más allá de que el personaje de Ripley se vea obligado a la fuerza a repetir su pesadilla xenomorfa -pese a haberse sacrificado en el pasado para evitar males mayores- es en esa relación de extraña maternidad en la que más conflictos encuentra. Al fin y al cabo, ¿qué mal puede desear Ripley a unas criaturas que viven gracias a ella y facilitan el escarmiento de unos irresponsables investigadores? ¿Tiene argumentos para rechazar el afecto que le muestra el nuevo híbrido, que incluso acaba con su madre alien y necesita de la ternura de Ripley?
Una perfecta película que ver para en el mes de las madres. Sólo hace falta apartar la violencia, los experimentos de clonación fallidos y las baboseantes dobles bocas alienígenas, para ver la película más perfectamente maternal del género de ciencia ficción.
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