Si hablamos de cine y mujer el modo de abordar el tema es múltiple, siendo los obstáculos que se interponen a las segundas uno de ellos. No obstante, de las muchas puertas que hubo que abrir y de otras muchas que permanecen cerradas, la película Thelma y Louise que en 1991 dirigió Ridley Scott supuso un punto de inflexión. Por un lado, el género al cual pertenece, road movie, generalmente masculino (como tradicionalmente suelen ser los viajes épicos) está aquí centrado en una pareja de mujeres con la carretera, el viaje y su camino como principal localización. Dos personajes marginales que se enfrentan a lo establecido, en este caso a unas normas impuestas por el hombre que se presentan injustas hacia ellas.
Susan Sarandon y Geena Davis encarnan a dos personajes ya míticos que abandonan una aburrida vida y se embarcan en lo que se convertiría en un viaje escapista por la carretera, inicialmente solo en busca de aventuras tal como en los libros de caballería lo hacían sus héroes a lomos de sus caballos adentrándose por las sendas peligrosas.
Thelma y Louise quieren más que una vida insulsa y centrada en el ámbito de lo privado y en un trabajo con pocas expectativas. Ellas representan el alegato feminista que ya se presentía a finales del siglo XX. Ellas querían más, querían libertad, aventuras y emoción, salir al mundo y a lo que este les podría ofrecer.
Thelma (Davis) oprimida por su marido prepara a escondidas la maleta para ir de fin de semana con su amiga Louise (Sarandon). En su primera parada, un hombre intenta violar a Thelma el cual solo se detiene al ser amenazado por una pistola empuñada por Louise quien finalmente lo mata ante las insultantes palabras y la cara golpeada de su amiga.
Ambas emprenden la huída, nadie las creería, Thelma había bailado con ese hombre, lo cual justificaría a ojos del mundo la violación. Las palabras de Louise confirman esto: ¿En qué mundo crees que vivimos? En ese momento comienza la huída. Tienen poco dinero y deben lograr llegar a la frontera.
Durante la aventura ambos personajes evolucionan, se hacen más fuertes, inconformistas y rebeldes. Se enfrentan a un mundo y sociedad que no les ofrece opciones por el mero hecho de ser mujer.
Los hombres, de una manera u otra, se convierten en obstáculos en su camino. Son traicionadas por ellos. Únicamente dos Jimmy, novio de Louise quien las ayuda económicamente, y el policía Hal, que empatiza con ellas imaginando lo sucedido, quedan exentos. Representan a una minoría benefactora.
Louise es la más fría, centrada y calculadora. Thelma, dejada y despistada, es víctima durante años de un marido que psicológicamente la ha maltratado. Es la que más se rebela, cogiéndole gusto a su nueva faceta de mujer fuerte e indómita. Ambas son denostadas y maltratadas por los hombres, pues el pasado de Louise alberga una violación que sigue sin poder afrontar.
Desde que se inicia el problema al matar al atacante y la consecuente huída, ambas heroínas se convierten en outsiders. El espectador sabe que este tipo de personajes no pueden terminar bien, son víctimas que serán apresadas, juzgadas y castigadas. No obstante, Ridley Scott deparaba que los personajes lucharan hasta el final, siendo dueñas de sus propias vidas no acatarían las normas. Como Thelma reconoce hacia el final No nos habrían creído. Y además, nos habrían arruinado la vida y ¿sabes? Aquel tío me hacía daño.
La obra se convierte en una denuncia de la carencia de los derechos las mujeres, asimismo al encajar en las buddy movie, género que habitualmente se entremezcla con la road movie, son obras centradas en el enaltecimiento de la camaradería y por ende, más habitualmente protagonizadas por los hombres. Se expone una verdadera fraternidad entre mujeres, algo contrario a la creencia cultural de la imposibilidad de una verdadera amistad entre dicho género, al cual se cree siempre enfrentado.
Para sorpresa del espectador, siendo perseguidas y acorraladas por todo un ejército a lo largo de un profundo acantilado, deciden no dejarse coger y seguir adelante. Esta imagen final recuerda a la injusta persecución que Steven Spielberg en 1982 nos ofreció con E.T. El extraterrestre cuando los niños perseguidos por un ingente número de policías solo pueden salir del problema volando. Ambas imágenes son míticas, la intención es poner de relieve el contraste desproporcionado de las grandes fuerzas a las que deben enfrentarse. La única salida que un muro de hombres les da a Thelma y Louise es un acantilado. La metáfora visual está servida.
Sólo uno entre todos, el detective Hal quien corriendo hacia ellas representa a esa pequeña minoría que las habría apoyado, ofreciendo el contraste de los pocos que comprenderían a ambas heroínas, convertidas ahora en abanderadas de la rebeldía y la libertad de las mujeres.
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