Posiblemente, estas sean de las Navidades más extrañas a las cuales tengamos que hacer frente. Un poco más tristes y solitarias de lo esperado para algunos de nosotros. Pues aunque, en ocasiones, reneguemos de la familia, “es un asunto complicado”, como bien expresó Kevin el personaje de Solo en casa  allá por 1990 (Dir. Chris Columbus).

Todo un clásico navideño que narra las aventuras de Kevin McCallister cuando, toda su familia reunida para viajar  junta a París, y así poder reunirse con sus tíos que acaban de ser allí trasladados, se olvidan de él.

Imagen de ‘Solo en casa’ © 1990. 20th Century Fox, Hughes Entertainment. Todos los derechos reservados.

Es así como el más pequeño de la familia y el más travieso, se ve pasando solo en casa parte de la Navidad. Durante la trama, el niño de ocho años se convierte en autosuficiente, y supera los miedos que al amparo de la familia poseía. Pese a ser tan pequeño, su gran inventiva, le llevan a enfrentarse y salir victorioso del maquiavélico plan de unos ladrones de adentrarse en su casa. Kevin, en esas tres noches, es capaz de defender el hogar. La última, en Nochebuena, tiene lugar el punto álgido de esta comedia.

Su falta de fuerza es superada por su ingenio y por las múltiples trampas que interpone entre su casa y la banda de secuaces.

Imagen de ‘Solo en casa’ © 1990. 20th Century Fox, Hughes Entertainment. Todos los derechos reservados.

Es en este momento cuando la comedia entronca, gracias al  abundante uso de gags visuales, con el tradicional género slapstick que se inició, tempranamente, con el cine mudo y cuyo primer antecedente lo tenemos en ese primitivo germen El regador regado de 1895 (Dir. Hermanos Lumière).

Imagen de ‘Solo en casa’ © 1990. 20th Century Fox, Hughes Entertainment. Todos los derechos reservados.

El género es sencillo, se trataban de situaciones con caídas espectaculares, grandes traspiés y golpes y carreras frenéticas, siendo todo ello visual, como ocurre en la obra de Columbus, donde con las trampas y mamporros, el diálogo es prácticamente inexistente. Son los gritos y efectos sonoros los que, en mayor parte, acompañarán la acción álgida del final.

El éxito de Solo en casa y el mantenerse con tanta frescura se deba, quizás exactamente a eso,  a tener sus raíces de comedia en las más primigenias creaciones de dicho  género del séptimo arte.

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