shutter_island_posterTítulo original: Shutter Island
Dirección: Martin Scorsese
País: USA.
Año: 2010.
Duración: 138 min.
Género: Thriller, Intriga.
Reparto: Leonardo DiCaprio, Mark Ruffalo, Ben
Kingsley, Emily Mortimer, Michele Williams, Patricia
Clarkson, Max von Sydow, Jackie Earle Haley,
Elias Koteas, John Carrol Lynch, Ted Levine,
Christopher Denham
Guión: Laeta Kalogridis
Producción: Paramount Pictures, Phoenix
Pictures, Sikelia Productions, Appian Way
Fotografía: Robert Richardson
Estreno en España: 19 de Febrero del 2010.

Scorsese vuelve a apostar – eso sí, con un imbatible as en la mano como Leo DiCaprio – y parece que crítica y público apoyan su proyecto. Con esta película, el director neoyorquino nos introduce de lleno en la visita de un par de agentes judiciales, Teddy Daniela (Leonardo DiCaprio) y Chuck Aule (Mark Ruffalo) a un hospital psiquiátrico situado en una lejana y siniestra isla.

Dicho hospital psiquiátrico ostenta además la categoría de centro penitenciario, cobijando entre sus muros a los más peligrosos y desequilibrados reclusos. Los dos agentes tratan de investigar la desaparición de una peligrosa asesina recluida allí, pero en el transcurso de su rutinaria tarea deberán de enfrentarse al encierro en esta institución debido a una más que inoportuna tormenta. Una vez dentro deberán lidiar con todos los indicios que les indican que en ese centro ocurren sucesos muy extraños, que parecen apuntar a la extraña gestión del doctor John Cawley (Ben Kingsley).

Parece que el idilio – laboral, por supuesto – entre DiCaprio y Scorsese parece no dejar de dar frutos, y esta película no se queda atrás. Con una impresionante fotografía, en esta película podemos sentir lo alejados que quedan todas las posibles leyes de esta isla de locos. Un isla que oculta secretos que, pese a las posibles secuelas que ello pueda producir, no se resuelven.
Es maravilloso cuando una película consigue encerrarte en su atmósfera, sorprenderte con cada giro y dejarte finalmente sin respiración. Pero de que sirve todo ello, ¿si luego se quedan muchos puntos por resolver? (Desde aquí hago un llamamiento, entre otros, a todos aquellos que viven colgados de rocas en los acantilados, para que den testimonio de su verdadera realidad…)

Podríamos achacar estas faltas a esa necesidad de recortar la narrativa para obtener una versión apta cinematográficamente (la cinta está basada en la novela homónima de Dennos Lehane), pero no deja de desparecer en nosotros esa sensación de que le falta ese punto para ser una buena película.

Mención aparte merece la colaboración de nuestro estimado Leo DiCaprio que, intentando dejar de lado pasados recuerdos de enormes transatlánticos (sí, no he podido evitar recordarlo, pero es que no hay lobotomía lo suficientemente profunda para solucionarlo) consigue resolver de manera satisfactoria su actuación. Parece que la experiencia es realmente un grado, y en este caso merece la pena señalarlo. Con un guión difícil, sembrado de trampas y misterios, el papel del protagonista debe saber confundir y atrapar al público, haciendo de su historia ficticia, el más importante desvelo de los insólitos espectadores. ¿Dónde están los límites de la locura?

A la luz de la película queda claro que lejos de las celdas de este centro penitenciario-hospital psiquiátrico. ¿Quién puede asegurar cuáles son hechos reales y cuáles son producto de su imaginación? Quien aún piense que puede definirlos, no le animo simplemente a ver Shutter Island, si no recapacitar en su propia vida… ¿acaso no tenemos todos un faro en el que ocultamos lo más oscuro de nuestro subconsciente?

Los que hayan visto ya la película sabrán el por qué de esta referencia, los que no la hayáis visto… seguid la luz.

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