Serás grande en la medida en que no
hagas sentir a los demás que son pequeños

mecedora_Billy_Elliot_posterQueridos amigos de Todo es cine, es un placer poder contar con vuestra presencia y comentar una película a la que, aunque parece sencilla, le vamos a sacar lo mejor. Se trata de Billy Elliot (2000, Stephen Daldry). La historia nos lleva a la vida de un preadolescente al que le tocó vivir una época controvertida, los ochenta, en un barrio minero de Durham, al norte de Inglaterra, donde su padre y su hermano mayor quedan al paro por una huelga que parece perpetua, ya que los recursos se acababan y la paciencia también. Era huérfano de madre y la sustituta, su abuela, muy mayor, más que una ayuda era también para él una carga maravillosa. Ella ponía ese toque de entusiasmo a las cosas que él hacía, como era bailar.

Su padre le llevaba con lo poco que tenía a clases de boxeo, pero él encontró a la señorita Wilkinson (Julie Walters), profesora de ballet, y él optó por pagar ese dinero a cambio de clases magistrales. Esta mujer se dio cuenta del talento del chico, y luchó ante un padre descontento, triste y sobrecargado, hasta que le hizo ver que estaba ante una gran promesa.

Entonces todos, el pueblo entero, ayudaron a que Billy consiguiera lo que en su vida le había quitado las penas. Su alegría era bailar, dando pasos, taconeando claqué, poniendo la música muy alta, rompiendo sus pies; eso era lo que le llevaba a experimentar un gran placer por la vida.

Es bonita la historia, no os cuento el final pues lo considero una gran forma de poder ver “volar” a quien se le ha ofrecido la posibilidad de hacerlo, así las alas le salieron al patito feo para convertirse en un gran cisne. Esta historia, como otras tantas que pasan en el cine y en la vida real, nos hace pensar qué podemos hacer con nuestro talento. Cuántas veces uno nace con un arte y no lo aprovecha. Pues no lo dejes, sigue adelante, no importa el tiempo que pase, y las cosas que ocurran, ya ves, malos tiempos siempre los hubo, y grandes hombres y mujeres también salieron. Si ahora no se puede, por lo que sea, que estés trabajando o no, que los niños sean pequeños, que tu vida en estos momentos no esté preparada, tú sí lo estás;  hazlo pasito a pasito como cuando eras pequeño, cuando costaba tanto ponerse en pie y dar ese primer paso, y sin embargo ya no le das importancia, pues ahora corres. Esto es igual, el tiempo terrenal es una cosa, y tu tiempo es todo; espera una “ola” favorable para poder coger lo mejor, los surfistas lo saben bien; ahora el mar está calmado, pero en cuanto los vientos vuelvan, estate preparado y a por ella, que no te coja desprevenido.

La vida se hace así. Ser grande es poder llegar, y que nadie te diga que eres pequeño-

Con todo el cariño, feliz mayo desde la Mecedora.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *