gremlins_posterLa Navidad es, junto con Halloween, la época más mágica del año, durante estos días todo es posible. Las imágenes, ya sean reales o televisivas, de la nieve cubriendo de blanco los edificios  y las calles con sus luces de colores, le otorgan ese toque de ensueño acogedor y entrañable. Y la noche, en la cual habitualmente residen los monstruos, pasa a convertirse en sinónimo de diversión, pureza y expectativas. Pues ahora la noche es de Papá Noel, los Reyes Magos y los niños.

 Lo sombrío de la oscuridad se despeja. Sin embargo, hay excepciones, ya que algunos demonios vuelven a casa por Navidad. Como Los Gremlins (1984, Joe Dante) y su humor negro que  cada año aterrizan en nuestros hogares para sembrar el caos y la destrucción. Rand Peltzer, inventor y padre del joven Billy, nos narra la historia de cómo todo el pueblo sufrió la más terrorífica Nochebuena a causa de un tierno y encantador mogway que le regaló a su hijo. La inocente mascota debía ser cuidada concienzudamente, teniendo su dueño que seguir tres directrices inquebrantables: no podía mojarse, que no le diera la luz del sol pues lo mataría, y la más importante, jamás alimentarlo tras la medianoche.

Todas y cada una de estas normas serían incumplidas, provocando una catástrofe que llevaría a toda la vecindad al borde  de la destrucción. Pues, de esa entrañable y pequeña criatura, Gitzmo, nacerían otras que albergan un mal profundo. La necesidad de la noche y la penumbra para que el animal sobreviva crea una atmósfera oscura, entre la que los demoníacos gremlins pueden ocultarse.

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Imagen de Gremlins © 1984 Warner Bros. Pictures y Amblin Entertainment. Todos los derechos reservados.

La película es uno de los clásicos de los 80, producida por Spielberg quien deja patente en ella su gran fantasía y su predilección por utilizar a los jóvenes como protagonistas. Además, está repleta de referencias a otras cintas  dirigidas por él, guiños en ocasiones utilizados como recurso para revelar un humor muy negro, por ejemplo,  la referencia  a  su gran obra, E.T. El extraterrestre, o simplemente para realizar un homenaje que resulte gratificante al espectador al encontrarlo, como la valla publicitaria que evoca al personaje  de Indiana Jones. A parte de los numerosos clásicos en blanco y negro que la familia ve en la televisión.

De esta manera aparece el personaje dickensiano del avaricioso por excelencia, el señor Scrooge, figura importante en la película  Qué bello es vivir (1946, Frank Capra) que la madre del joven ve en el televisor mientras cocina y que, a su vez, aparece  representado en el personaje femenino de la Señora Deagle, causante de la precariedad atravesada por muchos de los habitantes del pueblo. Sin embargo, su maldad es tan grande  que el aleccionamiento que sufrirá no resultará tan benévolo  como el del personaje de Dickens.

Los gremlins se ensañarán con ella dando lugar a una de las secuencias más inquietantes y graciosas del filme, una escena inolvidable por lo vengativa, cruenta y divertida que resulta.

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Imagen de Gremlins © 1984 Warner Bros. Pictures y Amblin Entertainment. Todos los derechos reservados.

El director Joe Dante tras su clásico de terror Aullidos (1981), colaboraría en repetidas ocasiones con Spielberg. La pegadiza y reconocible música fue una creación de Jerry Goldsmith, quien trabajaría con ambos en diversas películas, pese a que el habitual encargado de la banda sonora en las cintas de Spielberg es John Williams, en este caso al igual que en  otros en los cuales al ser productor y no director, no opta por su músico fetiche.

La cinta es un cuento navideño de principio a fin. Desde el inicio de la narración realizada en off  del padre de Billy, se intuye una moraleja, hasta el final donde una imagen panorámica del pueblo de noche nevado evoca una ilustración de cuento. Quedando demostrado que por muy buenas intenciones que se tengan, como las de Billy, el hombre es un ser irresponsable que destruye todo lo que toca, destacando la  devastadora influencia que ejercemos sobre la naturaleza.

Pero el mogwai esperará hasta que el hombre  esté preparado. ¿Llegará ese momento o en una segunda oportunidad el ser humano lo volverá a estropear?

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