Es el amor y no el tiempo lo que cura las heridas 

Hablando de tiempo, ya estamos en el mes del amor, en febrero, San Valentín y sus flechas nos están esperando. Quisiera compartir con vosotros unas películas a través de las cuales haremos un viaje por la vida, por el amor de la infancia, de la adolescencia, de la juventud y de la plenitud.

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Imagen de Los amantes del círculo polar (1998), producida por Canal+, Sociedad General de Televisión (Sogetel) y distribuida por Altavista y la Sociedad General de Cine (SOGECINE) S.A. Todos los derechos reservados.

Vamos a empezar por Los amantes del Círculo Polar (1998, Julio Médem). Se trata de la historia de unos niños que, bajo una vida de pérdidas, siendo hermanastros, por destino encuentran el verdadero amor. Unos niños que buscando el cariño y la ternura de los adultos, crean su propio mundo perfecto. Pero el destino les vuelve a jugar una mala pasada: se buscan en una plaza en la que están juntos y separados, no se encuentran aunque estén los dos muy cerca. Ese amor llega hasta que son adultos, para siempre, en el círculo polar.

El tiempo va caminando y nos encontramos con el amor de la madurez. En esta ocasión, la película ¿Qué fue de los Morgan? (2009 Mark Lawrence) nos quitará por lo menos, un poquito del sabor agridulce que nos ha quedado de la anterior. En este título sólo encontramos en clave humorística la historia de un matrimonio (compuesto por Hugh Grant y Sarah Jessica Parker), que por vivir en una ciudad cosmopolita como Nueva York, no tiene tiempo para poder dedicárselo a su pareja, ni para escuchar en cada momento las necesidades que van surgiendo en el devenir de la vida. Pero por azar, en un acto del que fueron objeto y en el que se vieron involucrados, deben refugiarse durante un tiempo en otro estado, con otras gentes y bajo otras normas.  Es muy divertida y su final es estupendo, pues a causa de tanto tiempo libre que les ha quedado, se dan cuenta de que quedan rescoldos de una pasión que no se extinguió. De esa peripecia que ambos viven acaban más unidos y felices con más gente. Es verdaderamente refrescante y amena.

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Imagen de “¿Qué fue de los Morgan?” – Copyright © 2009 Columbia Pictures, Relativity Media, Castle Rock Entertainment y Banter Films. Fotos por Barry Wetcher. Distribuida en España por Sony Pictures Releasing de España. Todos los derechos reservados.

Vamos caminando y nos encontramos con un paso más allá: Tierras de penumbra (1993, Richard Attenborough). Es una película maravillosamente interpretada por Debra Winger y Anthony Hopkins. Qué puedo deciros de este estupendo actor que no se haya dicho ya, borda como nadie los papeles de personajes con gran fuerza, transmite como nadie toda su carga y energía.

Tierras de penumbra narra la historia de la poetisa americana Joy Gresham, una mujer de aspecto mayor aunque joven de edad, que se va de su tierra por problemas con su pareja. Tras el divorcio se refugiará en Inglaterra, apoyada por su incondicional amigo C.S. Lewis (autor de Las crónicas de Narnia), un hombre ya entrado en canas con quien encontrará la felicidad. También él lo hará por primera vez, después de vivir junto a un compañero y amigo (me viene a la mente un estilo de Sherlock Holmes y Watson), con una vida en Oxford totalmente académica y monótona, en la que dejan pasar estación tras estación, sin más compromiso que leer y escribir libros, y fumar pipa. Joy le trae la alegría de vivir, le quita la máscara que le salvaguardaba de sufrir, ya que no comprometerse implica no tener nada que perder. Ella le dijo que ya tenía un niño, y él optó por dejar a ese niño suyo y convertirse en un hombre. “La felicidad de hoy, será el dolor de mañana”, se atrevió a decirle Joy, pero no importaba el mañana: vivirían cada día como si fuese el último.

Seguimos caminando y ahora nos encontramos en el paso de la plenitud con la comedia Cuando menos te lo esperas (2003, Nancy Meyers). Aquí la historia es la de un hombre mayorcito (Jack Nicholson), que le gusta flirtear con chicas mucho más jóvenes que él, y quien no tiene compromiso ni consigo mismo. En su vida sólo hay diversión y lujo. Hasta aquí todo parece estupendo salvo porque un fin de semana se va a la casa de la playa de una amiguita (Amanda Peet), y se encuentra con la madre de ésta (Diane Keaton, una maravillosa y estupenda actriz la cual me encanta, y que en esta película está especialmente coqueta, sexy y romántica; Jack Nicholson es otro monstruo de la gran pantalla con sus inigualables personajes, todos ellos con un toque de locura, que hace que pasemos un momento estupendo entre enredos y situaciones embarazosas). Tras el encuentro fortuito en la casa de la playa, y obligados a estar juntos Keaton y Nicholson, acabarán tremendamente enamorados, encontrado finalmente a su pareja, a su compañero; aunque ande por ahí rondando (ella no iba a ser de menos), el atractivo doctor de Nicholson (Keanu Reeves), que al ser Keaton una mujer dramaturga, una famosa escritora de teatro, siempre ha estado enamorado de ella.

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Imagen de «Cuando menos te lo esperas…» – Copyright © 2003 Columbia Pictures, Warner Bros. Pictures y Waverly Films. Distribuida en España por Warner Sogefilms. Todos los derechos reservados.

Así que ya sabéis: cuando menos te lo esperas, durante la infancia, la juventud, la madurez, la plenitud, llega esa persona, por eso “no dejes de sonreír, nos sabes cuándo pueden enamorarse de tu sonrisa”. Entiendo que hay momentos en que es duro, que parece que uno tira la toalla, pero como Los amantes del Círculo Polar, quizá esté a nuestro lado y no lo veamos; como en el caso de los Morgan, quizá no le damos el tiempo que requiere; como en Tierras de penumbra, hoy lo vamos a vivir como el primer día; y como Cuando menos te lo esperas, estemos abiertos a que el amor, el que tenemos o el que no llega, nos encuentre disfrutando de este maravilloso día, un día que no es sólo para los grandes almacenes, sino para las grandes ocasiones, y ésta merece un pequeño o un gran detalle, qué importa, lo que sí importa es que el amor, y el tiempo juntos, curan las heridas.

Feliz San Valentín a todos. Con cariño, desde la Mecedora.

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