Título original: American hustle. AKA: American bullshit.
Dirección: David O. Russell.
País: USA. Año: 2013.
Duración: 138 min.
Género: Intriga.
Reparto: Amy Adams (Sydney), Christian Bale (Irving Rosenfeld), Bradley Cooper (Richie DiMaso), Jennifer Lawrence (Rosalyn Rosenfeld), Jeremy Renner (Carmine Polito), Michael Peña (Paco Hernández / Sheik Abdullah), Jack Huston (Pete Musane), Louis C.K. (Stoddard), Alessandro Nivola (Anthony).
Guion: David O. Russell y Eric Singer.
Producción: Megan Ellison, Charles Roven, Jonathan Gordon y Richard Suckle.
Música: Danny Elfman.
Fotografía: Linus Sandgren.
Montaje: Alan Baumgarten, Jay Cassidy y Crispin Struthers.
Diseño de producción: Judy Becker.
Vestuario: Michael Wilkinson.
Distribuidora: Tripictures.
Estreno en USA: 20 Diciembre 2013.
Estreno en España: 31 Enero 2014.

Una cinta que comienza con las notas de “A horse with no name” de America, no puede dejar indiferente a nadie. Como un viaje iniciático, sus melódicos introducen al espectador en una película igual que las demás pero distinta a todas. Su argumento es sencillo y, pese a ello, sabe seducir; en cierto sentido, American hustle no es muy distinta a “A horse with no name”, un trabajo limpio con un resultado honesto. Su sensatez va más allá de sus planos con rechinamientos setenteros, movimientos pausados y estética glam, mezcla de Studio 54 y olor a pachuli. Porque La gran estafa americana es, sobre todo, cuatro intérpretes interpretando, valga la redundancia, cuatro actores que lo dan todo de la mejor forma posible, con o sin galardones en perspectiva, con o sin esforzados escotes. Capaces de descifrar las directrices de David O. Russell, sus protagonistas consiguen dar dimensión a un mero juego de artificio, de estafa, de corrupción y de destape de las altas esferas. Unos pasos, un hotel, una cámara, un maletín y unas notas embaucadoras se encargan del resto; Irving Rosenfeld (Christian Bale), es un ladrón de guante blanco que se ha construido a sí mismo, proviene de los bajos fondos y desde su más tierna infancia se prometió no convertirse en un perdedor. Sydney (Amy Adams), es una joven inteligente y embaucadora capaz de cambiar su destino a golpe de ingenio; “Jeeps blues” se encarga de hacer las presentaciones, y así es que Irving y Sydney, a ritmo de Duke Ellington, se conocen y se enamoran. Juntos se proponen llevar a cabo estafas a pequeño nivel, salir de la mediocridad con dólares fáciles obtenidos de manera deshonesta. Hasta que el FBI se cruza en su camino. Con Richie DiMaso (Bradley Cooper), siguiéndoles los pasos, Irving y Sydney se verán obligados a llevar a cabo la mayor estafa de su vida, destapar para el gobierno los movimientos corruptos que se llevan a cabo en Estados Unidos, comenzando por el alcalde de New Jersey y siguiendo por la mafia que controla los casinos de Este a Oeste del país. Será entonces cuando la mujer de Irving (Jennifer Lawrence) y su hijo entren en juego, debiendo elegir entre la comodidad de una vida fácil o la necesidad de hacer el bien aunque salga mal.

Imagen de La gran estafa americana (American hustle) © 2013 Atlas Entertainment y Annapurna Pictures. Distribuida en España por TriPictures. Todos los derechos reservados.

Complicada, sincopada, abrupta y paradójicamente larga, la trama se complica mientras acordes de Tom Jones, Chicago, Sinatra, Donna Summer, Bowie e incluso Ella Fitzgerald desfilan ante una pantalla atónita por el raudal de sintonías, capaces de configurar un caleidoscopio musical reminiscente de una década nada prodigiosa, acompañada por una ambientación más que cumplida y unos actores, de nuevo ellos, absolutamente dignos. Y lo son porque sacando lo peor de sí mismos, léase la transfiguración de Bale, los complementos de Lawrence, el peinado de Cooper o el archiconocido vestuario de Adams, los personajes no dejan de destilar sinceridad. El trabajo de Irving, desarmado y corroído, y el de Sydney, sibilina y feroz, no dejan de ser impecables. Amy Adams, con unos escotes excesivos bajo cualquier prisma, y en especial el del buen gusto, juega soberbia con su incomodidad mostrándose desatada y vehemente; Michael Wilkinson puede sentirse aliviado viendo cómo su diseño de vestuario lejos de amedrentar a la protagonista, le ha aportado la mezcla de impudor y arrogancia que su personaje reclamaba.

Imagen de La gran estafa americana (American hustle) © 2013 Atlas Entertainment y Annapurna Pictures. Distribuida en España por TriPictures. Todos los derechos reservados.

Un trabajo, en definitiva, conducido por una Adams y un Bale endiabladamente convenientes, que compensan blanduras y excesos en un guion que podía dar más de sí pero que aprueba holgado, y un director acostumbrado ya a generar tanto gozos como  descontentos. Un vídeoclip, una miscelánea de décadas pasadas que al espectador seducirá desde el primer minuto de metraje y unos recodos argumentales que, a pesar de desembocar en un final precipitado y predecible, cautivan como el vídeo musical embelesador que es.