Carretera nacional a hora punta. No hay atasco pero el tráfico es lento, tanto que incluso es posible mirar a ambos lados del coche y contemplar el paisaje a través de las ventanillas. A mi izquierda, la nada, es decir, una inmensa marisma de humo industrial; a mi derecha, en pleno carril central, un convoy de varios vagones de metro. Ni parte del fuselaje de un avión, ni hélices de un molino de viento ni tampoco tanques de algún ejército: varias filas de camiones con dos o tres vagones de metro me adelantan a velocidad supersónica de camino a Madrid.

Un elemento trivial y además cotidiano, como un simple vagón de metro, de ésos que en pocos meses customizará con reivindicaciones variadas algún proyecto de artista urbano, produjo un auténtico shock en mis vecinos conductores y en mí. Qué distintos parecían, que descontextualizados y qué fuera de lugar.

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Fuera de lugar. Derechos reservados a su distribuidores y/o productores

Con el título Fuera de lugar precisamente, se presentó este martes el nuevo trabajo como director de Fernando Guillén Cuervo. Este documental con corazón y además coraje, aborda cómo las enfermedades mentales no diagnosticadas ni tratadas, acaban cayendo en el cajón de sastre de la delincuencia, dificultando su tratamiento y mucho más su superación. Para su realización Guillén Cuervo ha contado con tres ex convictos con enfermedades mentales que han narrado en primera persona el despropósito de intentar enmendar una patología a través de la prisión, donde el estrés emocional, el contacto con la violencia y el abuso de las drogas complican aún más la situación inicial de los enfermos. No se debe olvidar que no hablamos de presos comunes, y que el presidio no es el lugar más saludable para tratar una enfermedad mental.

La cinta, promovida por la Fundación Manantial y la Obra Social Caja Madrid, también hace hincapié en la necesidad de un programa de formación para todas las figuras que intervienen en un proceso judicial, lo que abarca desde los jueces a los abogados, e incluso los fiscales. Las estadísticas indican que la mayor parte de los enfermos mentales sin tratamiento adolecen de medios económicos para sufragar abogados que no sean de oficio, hecho que Guillén Cuervo pone de manifiesto en su documental. Una situación de desequilibrio de la Justicia que demuestra que en materia de equidad todavía hay muchas barreras que superar.

En ello voy pensando mientras veo el último convoy con vagones de metro dirigiéndose a su correcto destino. La próxima vez que viaje en uno no podré evitar recordar que Fernando Guillén Cuervo está en lo cierto. Qué bien funciona el mundo cuando todo está en su lugar.

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