Título original: United States of Love
Dirección y guion: Tomasz Wasilewski.
Reparto: Julia Kijowska (Ágata), Magdalena Cielecka (Iza), Dorota Kolak (Renata), Marta Nieradkiewicz (Marzena), Andrzej Chyra (Karol), Łukasz Simla (Jacek), Tomek Tyndyk (Ksiadz Adam).
Productores Piotr Kobus y Agnieszka Drewno.
Fotografía: Oleg Mutu.
Montaje: Beata Walentowska.
Países: Polonia, Suecia.
Estreno en España: 7 de julio de 2017.
Cuatro mujeres, cuatro conocidas desconocidas. Cuatro historias de cuitas, de pecados, de confesiones y de culpas. Tomasz Wasilewski nos ofrece una cinta singular, de narrativa mínima; un tratamiento de la condición humana seco y austero. Y lo hace de la mano de una película de implosión emocional, ganadora del Oso de Plata al Mejor Guion en Berlín, que no muestra aspavientos ni posee apenas banda sonora. La acción que subyace a la inacción.
En la Polonia de los años noventa, cuatro mujeres luchan por salir adelante. Agata (Julia Kijowska), lleva quince años atrapada en un matrimonio anodino, siempre callada y distante; su marido, frecuentemente beodo, no le ofrece la hondura que aspira a conseguir del sacerdote de su comunidad, siempre reflexivo y profundo. Marzena (Marta Nieradkiewicz) es una joven monitora de aeróbic. Hace tres años no ve a su marido y, mientras aspira a consagrarse como actriz, ahoga sus días tristes con alcohol y cintas de vídeo, las que le envía su marido desde Alemania. Por su parte Renata (Dorota Kolak), descubre súbitamente la atracción que siente por Marzena, iniciando una ensoñación secreta que, de ser real, sería prohibida; por ello la profesora se mantiene al margen de la publicidad, aunque anhele en privado alcanzar a la joven monitora. La directora del colegio en que trabaja, Iza (Magdalena Cielecka), será el cuarto bastión de este poliedro, una mujer maquinal que lucha contra sus propios instintos. Y no siempre gana.
En un entorno sobrio e inmutable, las corrientes internas de estas cuatro mujeres les empujarán a poner a prueba los límites del bien y del mal, buscando una sexualidad que, en absoluto, es colmada del modo en que ellas quisieran. Porque si bien la cinta parece girar en torno al amor, nada más lejano a la bondad subyace a esta película, en la que el máximo protagonismo es el sexo descarnado. Y lo es no al estilo de Ulrich Seidl, con quien Wasilewski ha sido comparado (más lúdico el primero, mucho más sombrío este último), ni con la frialdad con que lo hace Michael Haneke, sino un paso más allá, una sexualidad oscura, precipitada y torpe, llena de engaños, de turbación y asco. Porque sí, estas cuatro mujeres sienten asco, una emoción que lo envuelve todo y contra la que luchan de manera constante. No esperen redención en esta película, ni siquiera acción, sino un retazo de vida acompañada de viento desapacible, ladridos lejanos y luces pálidas.
Esta atmósfera, fantásticamente lograda por su director de fotografía Oleg Mutu, le confiere un aspecto tan destemplado a la cinta, que consigue trascender la pantalla, aportando color a una época oscura que en verdad lucía así. Sus eternos planos fijos, entreverados por un montaje sincopado, hacen de la labor de la editora Beata Walentowska un auténtico encaje, con unas piezas desiguales que, ensambladas, cobran toda su significación.
No se dejen engañar por las apariencias, la desnudez ni la frialdad, United States of Love ofrece mucho más candor del que parece, aunque haya que darle a la calidez una profunda vuelta de tuerca.
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