De Katmandú a la India, pasando por Bucarest, Nueva Delhi y Almería. Así ha sido el polícromo y excitante recorrido de Chema Rodríguez (Sevilla, 1967), reputado guionista y escritor que con Anochece en la India se estrena en tareas de dirección cinematográfica. La película que nos presenta es honesta y clara, como él, como esa inmensa mirada azul que clava en los ojos de quien le pregunta y a quien él responde, con esa simpatía y luminosidad que solo otorga un trabajo bien rematado. Junto a Juan Diego y Clara Voda, Chema Rodríguez nos trae e Javier Pereira (Madrid, 1981), Premio Goya por Stockholm y que en la cinta que ahora se estrena demuestra su versatilidad interpretativa. Ambos son amigos, ambos están exultantes; su irrupción en la sala tres de los cines Renoir llena de vitalidad una entrevista repleta de carcajadas y guiños cómplices, de anécdotas y pullas jocosas, de recuerdos y planes futuros. En los escorpiones ojos de Pereira, tan profundos y amables, también se esconde una sinceridad honda que, aderezada con el humor de Chema Rodríguez, nos traslada a un viaje de no retorno hacia una carrera fulgurante; si no me creen, denle tiempo al tiempo: Anochece en la India es la primera, pero no la última.
Imagen de Anochece en la India, distribuida en España por Wanda Visión © 2014 Producciones Sin Un Duro, Jaleo Films, Strada Film, Film I Väst, Atmo, Canal Sur. Todos los derechos reservados. |
Lucía Tello Díaz.- Anochece en la India es una película compleja, con un gran trasfondo argumental. ¿Cómo ha sido el proceso de creación?
Chema Rodríguez.- Esta película está basada en un libro que escribí en 2002, Anochece en Katmandú, cuyo protagonista era Lorenzo del Amo, un tipo que llevaba hippies a la India en los años sesenta y setenta, que en los ochenta sufrió un accidente en el río Níger en África y que a causa de ello quedó parapléjico. Lo que cuenta es la historia de un hombre con una vitalidad, una fuerza y una energía extraordinarias. Ante esa personalidad, me pregunté: “¿qué ocurriría si Lorenzo, acompañado por su asistenta, decidiese volver a la India en su estado actual y hacer de nuevo ese viaje por tierra?”. Así surgió la historia del guion y todo lo demás fue llegando. Pensé en Juan Diego desde el minuto uno y cuando vi a Clara Voda en Si quiero silbar, silbo, película que ganó el Oso de Plata en Berlín en 2010, me imaginé lo que podría ser una combinación increíble mezclar a dos actores así, uno tan explosivo como Juan Diego y otro con una vida interior tan profunda como Clara Voda. Quería mostrar qué resultaba de unir a estos dos personajes en una historia y elaborar un guion que tuviese un recorrido semejante, un viaje desde la oscuridad a la luz.
LTD.- Es un proyecto muy ambicioso en cuanto a producción, ¿cómo se consigue financiar Anochece en la India?
C.R.- Esta película se planteó desde el principio como una coproducción internacional entre Rumanía, Suecia, etc. Llegó un momento en el que estaba muy bien financiada, teníamos todo lo que necesitábamos. Casi todo lo que la película podía tener, lo tenía. Así que empezamos a rodar. Lo que pasa es que a mitad del rodaje, el productor quebró y la financiación se vino abajo; como los demás elementos de la financiación estaban a nombre del productor que quebraba, todos esos documentos y contratos no valían para nada. Me quedé solo en mitad del océano, no podíamos dar marcha atrás porque nos habíamos gastado el 80% del presupuesto en rodar la parte más barata. Fue gracias a la ayuda de mucha gente que lográramos sacar adelante el proyecto. Aunque uno se encuentre solo en el océano, si gritas empiezan a aparecer personas que te ayudan: uno te tira un flotador, un barco te acerca 200 metros, y así acabas llegando a la orilla. El viaje de financiar y producir la película ha sido más duro que el de la película. Pero no conozco ningún viaje que merezca la pena que no sea duro. Por fortuna está acabando bien, es una película digna y ha ganado un par de premios…
Javier Pereira.- Y además se estrena en cines…
C.R.- ¡Cierto! Que pensábamos que íbamos a estrenar en zapaterías, charcuterías, salas de fiesta… -ríen ambos-
LTD.- ¿Al menos fue sencillo conseguir la coproducción con Rumanía?
C.R.- Conocí a Clara y pensé que podía hacer un tour de force interesante con Ricardo, y a partir de ella construimos la coproducción. No fue muy complicado, no es que llevara a cabo reuniones a altísimo nivel, me limité a coger el email de las productoras más importantes de Rumanía y escribirles: “Hello my name is Chema Rodríguez, I am a Spanish Filmmaker” –reímos-. Me contestaron cinco y el proyecto le interesó a dos, entre ellos los que habían ganado el Oso de Plata en Berlín. Gracias al Ministerio de Cultura de Rumanía, obtuvimos 200 mil euros de financiación.
Imagen de Anochece en la India, distribuida en España por Wanda Visión © 2014 Producciones Sin Un Duro, Jaleo Films, Strada Film, Film I Väst, Atmo, Canal Sur. Todos los derechos reservados. |
LTD.- Imagino que el rodaje ha sido de una gran complejidad, coordinar tantos países, tantos escenarios, debe ser inaprensible
C.R.- Rodamos en casi todos los países que mostramos en la pantalla: Rumanía, Turquía, la India y España, pero no por Irán, lo que se ve de Irán está rodado entre la India y Almería.
LTD.- Pues el desierto de Almería te ha quedado con una estética absolutamente de Kiarostami
C.R.- Es que el desierto de Almería está mucho mejor que el de la India, la fuerza que tiene no la tenía el otro. Necesitábamos un desierto pedregoso y el de Almería es fabuloso, no me extraña que se viniesen en los setenta y ochenta a rodar películas del Oeste, incluso hoy en día, son unos escenarios impresionantes. Todo el final de la película es Tavernas, y no porque fuera más barato, todo lo contrario, era más caro rodar en Almería que en la India, pero visualmente era más potente que en la India.
LTD.- En realidad rodar en la India debió resultar agotador
C.R.- El rodaje en la India sí fue complicado, pero sobre todo por el entendimiento entre la producción india y nosotros. Preparar la película me llevó tres años; he hecho una veintena de viajes allí para preparar la producción. Un mes y medio antes de empezar a rodar tuve que despedir al productor indio porque no nos entendíamos. Por fortuna, nos pusimos en contacto con el Ministerio de Cultura de la India, que es el que lleva asuntos de cine, y nos habló del chico que llevó las localizaciones de Slumdog Millionaire. Hablamos por Skype, nos entendimos bien, me agarré un avión a Nueva Delhi al día siguiente, y el tipo funcionó estupendamente.
Imagen de Anochece en la India, distribuida en España por Wanda Visión © 2014 Producciones Sin Un Duro, Jaleo Films, Strada Film, Film I Väst, Atmo, Canal Sur. Todos los derechos reservados. |
LTD.- Desde tu perspectiva profesional, Javier ¿qué supone trabajar con un actor como Juan Diego?
J.P.- Es un placer tener uno de tus referentes interpretativos a tu lado, uno de los actores más grandes vivos que tenemos ahora mismo es España y poder disfrutar de él mientras hace este personaje, que es tan característico y que se esfuerza tantísimo, tanto física como emocionalmente, y cómo modela su cuerpo. Además él es muy generoso con los compañeros, de él se aprende mucho. Son unas clases magistrales gratuitas, con lo cual encantado.
C.R.- Gratuitas para ti… -ríe-
J.P.- ¡Es que me ha preguntado a mí! –ríe también-
LTD.- ¿Cómo surge el papel de Javier Pereira en Anochece en la India?
C.R.- Bueno, es que Javier iba a hacer de Juan Diego –reímos-.
J.P.- En realidad todo surge hace un par de años. Chema tenía otra película anterior a ésta en la que íbamos a trabajar juntos pero no fue posible, la película no salió, no pudo engañar a tanta gente para que le dieran dinero –ríe pícaro-, así que en ésta nos apetecía trabajar juntos. Es un personaje pequeño pero los dos encantados de colaborar y apoyarnos mutuamente. Estaba involucrado en el proyecto desde el principio, de hecho, se intentó que el personaje reapareciera en la India, pero al final comprendimos que distraía de la trama principal y muy inteligentemente lo echamos para atrás.
C.R.- Teníamos una versión en la que sí que reaparecía, es más, el personaje te pide volver a salir, porque gusta; intentamos ver la manera de introducirlo, pero era muy forzado. Es un viaje largo y provocar un reencuentro era muy extraño. Uno se puede encontrar con alguien en un viaje de aquí a Segovia, pero de aquí a la India… Quedaba forzado aunque lo intentamos con muchísimo interés. Pero vamos, que yo he hecho dos cosas de ficción y en las dos está él.
J.P.- ¿No hay dos sin tres, no?
C.R.- Claro, claro, el chico sale barato…
J.P.- Y además el chaval atiende –ríe-
C.R.- Le explicas las cosas y además las pilla –vuelven a reírse cómplices-.
LTD.- ¿Y qué me dices de la elección de Clara Voda?
C.R.- Cuando empezamos no hablaba español, pero tiene una capacidad brutal para hablar aprender, yo necesitaba que no aprendiera español hasta el punto de que pareciera española; ella fue al Instituto Cervantes en Bucarest pero para la película se supone que solo lleva unos meses en España, y no tenía que tener un acento muy bueno. El trabajo con ella fue brutal, nos hemos hecho todos muy amigos de ella, es una tía encantadora, está ahora en Australia, la ha fichado el representante de Russell Crowe y desde allí está haciendo películas en Estados Unidos, y esta película la ha catapultado –ríe-. El papel que interpreta en la pantalla no tiene nada que ver con la actriz, es divertida, graciosa, súper maja. Tiene una capacidad para la inmovilidad y para la mirada. Y los silencios que se trabajan muy bien en Rumanía. Hay muy buenos actores en Rumanía.
Entrevista al equipo de Anochece en la India, distribuida en España por Wanda Visión © 2014 Producciones Sin Un Duro, Jaleo Films, Strada Film, Film I Väst, Atmo, Canal Sur. Todos los derechos reservados. |
LTD.- Chema, antes comentaste que Juan Diego estaba en tu mente desde el minuto uno
C.R.- Absolutamente. Juan Diego tiene una carrera impresionante. Cuando le vi en Vete de mí, me pareció que tenía mucho de lo que yo quería para Ricardo, esa capacidad para ser un tipo como Clint Eastwood en Gran Torino. Juan Diego si hubiese sido americano, probablemente habría sido un Clint Eastwood o habría protagonizado El Padrino, es uno de esos actores con una fuerza, una mirada… Juan Diego tiene una oscuridad en los ojos que es magnífica para hacer comedia, y tiene una capacidad para el gag buenísima para el drama. Puede estar en la misma secuencia en dos territorios que no están ni en el guion, sino que aparecen en su mirada, en sus gestos, en sus silencios.
Pregunta.- Háblame de ese esfuerzo físico, cómo ha sido el rodaje para Juan Diego con esas características
C.R.- Juan Diego estuvo meses antes con la silla. Él iba hasta a la compra con ella, la gente se le acercaba y le preguntaba “¿pero qué le ha pasado, don Juan?”, se tiró muchos meses trabajando con ella. Cuando llegó al rodaje con tal grado de preparación, parecía que todo era fácil, de hecho, él hizo que lo fuera. No paró de hacer ejercicios de subirse y bajarse de la silla, tenía todo el proceso controlado, parecía un jugador de baloncesto profesional. El tipo es un intérprete impresionante, cualquier cosa que se le pida lo hará con la misma obsesión y energía.
LTD.- Es cierto que interpretar a Ricardo conlleva una energía impresionante ¿cómo se convence a Juan Diego para realizar una película con tantísimo esfuerzo físico?
C.R.- Es que el esfuerzo físico que hace Juan Diego no se llega ni a percibir en la pantalla, solo hay un plano en toda la película que tuvo que hacerlo un especialista, cuando Ricardo se tira por un barranco y cae sobre el techo de una furgoneta; es más, a punto estuvo de hacerla Juan Diego también. Todo lo hace él personalmente. Juan Diego tiene una fuerza brutal, una fuerza interior que nos costaba igualar; tiene más energía que los eléctricos, que el director de producción, más energía que ninguno de los que estábamos en el rodaje, y canalizar eso a veces costaba. Él es un actor brutal, en lo físico se ve en la película, y en lo emocional te permite dar unos matices increíbles, a veces solo con una mirada. Hay secuencias de comedia pero que, con un silencio suyo, se presta a llevarla a otro territorio más oscuro o viceversa. Eso es lo que aporta un actor como Juan Diego.
LTD.- Chema, tú eres un gran guionista, célebre por La gran final, y además un cineasta consagrado con en el cine documental, ¿cómo has visto el paso del documental a la ficción?
C.R.- Para mí es un salto natural, cuando hago documental siempre utilizo técnicas de ficción, y cuando hago ficción siempre me nutro de la realidad para contar historias. No lo veo como mundos tan radicalmente distanciados. Ahora la próxima película que estoy preparando también es de ficción, pero hay mucha realidad ahí metida. A mí me gusta el término “cine de lo real”, cine en el que utilizas la realidad para nutrirte, y a la hora de hacer documentales, para que narrativamente al público pueda interesarle, hay que jugar con la ficción. Al fin y al cabo se trata de contar historias, y cada historia requiere unas herramientas distintas, pero todas vienen de la realidad.
Imagen de Anochece en la India, distribuida en España por Wanda Visión © 2014 Producciones Sin Un Duro, Jaleo Films, Strada Film, Film I Väst, Atmo, Canal Sur. Todos los derechos reservados. |
LTD.- Javier, desde hace poco tiempo para aquí, sobre todo desde el Goya a Mejor Actor Revelación, estás constantemente en cartelera, ¿cómo llevas ese cambio?
J.P.- Esto sabes que son rachas, La sangre de Wendy la rodé hace un año y Anochece en la India hace dos años y medio, antes que Stockholm incluso. Últimamente ha coincidido que se han estrenado casi simultáneamente así que estoy aprovechando, como son rachas lo estoy disfrutando. Y en cuanto al Goya al Mejor Actor Revelación estoy encantado igualmente, todo parte de unas normas en las que dicen que ahora el que sea nominado por primera vez al Goya va directamente a Actor Revelación; yo no contaba con ello y mira, me ha llegado, me lo han regalado, ha sido una experiencia maravillosa y solo puedo disfrutarlo.
LTD.- ¿Cuál es tu proceso de selección de guiones, qué tipos de papeles eliges?
J.P.- Lo importante es que me guste la historia y los personajes, luego me da igual que sean grandes presupuestos, pequeños, medianos o en cooperativa. Mira, algo que me apetecería mucho es el verso, tanto una película como una obra de teatro, no es algo que se dé mucho pero me encantaría un proyecto en verso, desde La vida es sueño hasta un Lorca, un Shakespeare: un Hamlet, un Romeo y Julieta lo haría encantado y muchos personajes que me quedan, sobre todo en verso.
LTD.- Con respecto a ti, Chema, ¿cuál es tu próximo proyecto?
C.R.- Pues se trata de una película en Guatemala que se llama Siete horas, es muy pequeña, de presupuesto muy bajo porque ya no quiero partir de un gran presupuesto para luego bajarlo, sino al revés. Es una historia basada en un hecho real con un trasfondo muy duro, que es la guerra en Guatemala, y de un niño robado que vivió tres años con el hombre que mató a su familia. En realidad es una película sobre la relación del niño con su madre, no es una película divertida pero es muy tierna y emotiva.
LTD.- De nuevo una historia fuera de España, ¿por qué esa tendencia al cine en el extranjero?
C.R.- La verdad es que rodamos Maras en España y aquí ni se emitió, quizá es eso –ríen-. A mí me encantaría hacer historias que se rodaran en la puerta de mi casa, pero no me salen. Lo de Guatemala tiene sentido porque las primeras películas que obtuvieron cierto renombre las hice allí, y el situar allí una ficción con una historia así me permite un poco el proceso de financiación, además me apetece, me gusta mucho, es un país impresionante, con paisajes e historias brutales.
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