the grand budapest hotel en todoescineTítulo original: The Grand Budapest Hotel.  Dirección: Wes Anderson.
País: USA.
Año: 2014.
Duración: 100 min.
Género: Comedia.
Reparto: Ralph Fiennes (M. Gustave), F. Murray Abraham (Mr. Moustafa), Mathieu Amalric (Serge X.), Adrien Brody (Dmitri), Willem Dafoe (Jopling), Jeff Goldblum (asesor legal Kovacs), Harvey Keitel (Ludwig), Jude Law (joven escritor), Bill Murray (M. Ivan), Edward Norton (Henckels),  Saoirse Ronan (Agatha), Jason Schwartzman (M. Jean), Léa Seydoux (Clotilde), Owen Wilson (M. Chuck), Tilda Swinton (Madame D.), Tom Wilkinson (escritor), Tony Revolori (Zero).
Guion: Wes Anderson; basado en un argumento de Wes Anderson y Hugo Guinness.
Producción: Wes Anderson, Scott Rudin, Steven Rales y Jeremy Dawson.
Música: Alexandre Desplat.
Fotografía: Robert Yeoman.
Montaje: Barney Pilling.
Diseño de producción: Adam Stockhausen.
Vestuario: Milena Canonero.
Distribuidora: Hispano Foxfilm.
Estreno en España: 21 Marzo 2014.

Explicar por qué me gusta la filmografía de Wes Anderson y por qué debería gustarle al público, sería una tarea tan admirable como absurda. La obra de Anderson apasiona o desencanta, sin término medio; porque sólo si convienes con el autor que el suyo es un mundo personal, colorido y único, y aceptas toda impermeabilización al realismo y, sobre todo, al naturalismo, podrás disfrutar como se merece el trabajo de un iconoclasta que todavía tiene mucho que enseñar.

En El Gran Hotel Budapest Anderson nos acerca a una historia llena de interrogantes y de pretéritos dentro de otros pretéritos. El primero de ellos, el de una joven que comienza a leer una novela que nos traslada a la vida del autor (Jude Law) en su viaje al Gran Budapest Hotel durante los años sesenta; el segundo de ellos, el que el actual dueño del hotel, Zero Moustafa (F. Murray Abraham), le narra al novelista acerca del devenir del hotel. Un flash-back dentro de otro flash-back, por tanto, que nos dirige al corazón mismo de la historia, éste es, la vida de Gustave H.

el gran hotel budapest en todo es cine
Imagen de El gran hotel Budapest © 2014 Fox Searchlight Pictures, Indian Paintbrush, Babelsberg y American Empirical Picture. Todos los derechos reservados.

Es 1932, en pleno período de entreguerras, el Grand Budapest Hotel goza de esplendor y fama. Situado en la República de Zubrowka, un fabulado país centroeuropeo que linda con los Alpes, en él trabaja Gustave H. (Ralph Fiennes), un conserje abnegado que es célebre por satisfacer con devoción las necesidades de la clientela femenina del hotel. Entre sus cortejadas huéspedes se encuentra Madame D. (Tilda Swinton), una acaudalada  octogenaria que también cae rendida ante los encantos de Gustave. Días después de su visita al Grand Budapest Hotel, Madame D., es encontrada muerta con signos de envenenamiento, lo que hace sospechar de Gustave, su último amante; este recelo se verá acrecentado cuando en la lectura de su testamento, se descubra que un valioso cuadro titulado “Muchacho con la manzana” ha sido legado a Gustave en detrimento de Dmitri Desgoffe-und-Taxis (Adrien Brody), hijo de Madame D. y por lo tanto, archienemigo de Gustave.

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Imagen de El gran hotel Budapest © 2014 Fox Searchlight Pictures, Indian Paintbrush, Babelsberg y American Empirical Picture. Todos los derechos reservados.

A partir de ese momento, el conserje del hotel acompañado por el inseparable botones Zero (Tony Revolori), recorrerán el país para escapar de los secuaces de Dmitri, al tiempo que tratarán de esconderse de la policía y de huir del asedio del ejército invasor, un simulado nazismo. Sólo la ayuda de Ágatha (Saoirse Ronan), novia de Zero, les ayudará a escapar de la muerte, aunque sean muchas las ocasiones que tendrán de perecer en su huida.

Al igual que en anteriores cintas, El Gran Budapest Hotel es una fábula, una ilusión coral compuesta por un sinfín de intérpretes orquestados por un demiurgo obstinado, esteticista y puntilloso que transforma cada plano en una composición, una fotografía planificada hasta el detalle, un retrato de familia con intención de perdurar eternamente. Por su cámara pasarán no sólo Willem Dafoe, Jeff Goldblum, Harvey Keitel, Bill Murray, Edward Norton, Léa Seydoux, Jason Schwartzman, Tom Wilkinson u Owen Wilson, en su mayoría imprescindibles en la obra de Anderson, sino también un gran abanico de encuadres insospechados y de imágenes milimétricamente planificadas. Y es que Anderson no se limita a componer un plano, a desarrollar una caterva de recursos de montaje para que éstos casen, ni tampoco a crear una performance por cada una de las escenas que constituyen la película, sino que todo ello lo conjuga para que tenga sentido no ya narrativo, una obviedad, sino estético. Su mezcla de ratios, su profusión de angulaciones y el cuidado con que despliega su estilo, determina que este cineasta no pueda ser considerado un autor más, sino un orfebre que maniobra a conciencia.

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Imagen de El gran hotel Budapest © 2014 Fox Searchlight Pictures, Indian Paintbrush, Babelsberg y American Empirical Picture. Todos los derechos reservados.

Es por ello por lo que The Grand Budapest Hotel no puede pasar desapercibida, ni ser detestada ni tampoco infravalorada, porque Anderson no es sólo un autor más. Puede que la cinta se quede descolgada, que el ritmo sea frenético o que argumentalmente no alcance las cotas de Moonrise Kingdom, pero lo cierto es que su propuesta innovadora es de por sí meritoria, así como su presencia formal, intachable. No me pidan que les explique por qué debería gustarles el cine de Wes Anderson, quizá porque no entiendo cómo a alguien puede no gustarle.

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