Los que educan bien a los niños merecen recibir más honores que sus propios padres, porque aquéllos sólo les dieron la vida, mientras que éstos le dieron el arte de vivir

Aristóteles

Esta cita es muy apropiada para hablar de algo que me ha llamado mucho la atención. Aunque este pensamiento nos vale hoy en día, yo iría más lejos: los padres sabemos la grandísima importancia de la educación de nuestros hijos, lo que éstos perciben en nuestros actos. Lo que se les inculca desde la cuna es fundamental para hacer hombres felices que es lo primordial en la vida.

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Imagen de Un millón en la basura (1967, José María Forqué), producida por Pedro Masó Producciones Cinematográficas. Distrubuida por C.B. Films S.A, todos los derechos reservados.

Al respecto me viene a la mente una película de hace mucho tiempo, Un millón en la basura (1967, José María Forqué), una producción sin muchas pretensiones, en blanco y negro, y de una España triste y pobre. La historia narra cómo un barrendero (interpretado por José Luís López Vázquez), encuentra un millón de pesetas (de la época), en una cartera en la basura que le “viene al pelo”, puesto que le van a desahuciar y es Navidad. En la lucha moral de quedarse o devolver este regalo “caído del cielo”, es su mujer (Julia Gutiérrez Caba, de una fabulosa saga de actores), la única que intenta quitárselo de la cabeza. Sin embargo, todo parece estar a favor para quedárselo: su suegra insiste en que sus dos hijos se van a quedar en la calle; así como todos intentan  decirle que “quien pierde un millón, tiene mucho dinero”. Pero nadie repara en esa tercera persona, en aquél que paga por robar ese dinero. Sólo al final de la película, nos recordarán quién era el que cargaba con el delito que no cometió.

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Imagen de Nada en la nevera (1998, Álvaro Fernández Armero), producida por Antena 3 Televisión, Aurum Producciones, Bocaboca Producciones, todos los derechos reservados.

Nada en la nevera (1998, Álvaro Fernández Armero), es el caso de cómo dándole la vuelta a una situación, llegamos a otra conclusión diferente. Protagonizada por María Esteve y Coque Malla, nos refiere la vida de una chica, Carlota, que se enamora de José Mari; según la historia que ella nos cuenta, la suya, Carlota nos hace estar de acuerdo con todo, jugando el director a que seamos cómplices de sus pensamientos. Por otro lado, José Mari nos relata todo lo contrario, visto desde su perspectiva. Es una película muy amable y simpática, que hace pasar un buen rato. María Esteve es una actriz que llena la pantalla, con magnífico parentesco (hija de Antonio Gades y Pepa Flores  “Marisol”).

Cuando yo estaba en el colegio, en cierta ocasión durante una clase de pintura, nos pidieron que cada uno, desde nuestro sitio, pintásemos un jarrón repleto de flores preciosas. La sorpresa llegó cuando toda la clase parecía haber pintado algo distinto, aunque similar. Eso es lo que pasa en la vida, que dependiendo de nuestra educación y de nuestra formación en todos los ámbitos, podemos ver las cosas de muchas maneras, y no por ello no ver lo mismo. Deberíamos escuchar al que argumenta, y argumentemos; criemos a nuestros hijos para que sepan respetar y ver más allá de lo que se ve, como en el caso de Un millón en la basura. El hacer las cosas con algún tipo de norma, enseñar a nuestros hijos a respetar lo del prójimo, tanto sus ideas como sus pertenencias, resulta fundamental.

Entiendo que en esta sociedad el dinero manda, ganándolo rápido y cerrando los ojos. Abrámonos. Y así podamos decir, al igual que Aristóteles, que nosotros a nuestros hijos les dimos el arte de saber vivir.

Feliz mes desde la mecedora.

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