Una cosa les pido: nunca teman dar, pero no den lo que les sobra.
Den hasta que les duela.
Lacardaine

Queridos amigos de Todo es cine:

Un placer volver a estar con todos vosotros. Hoy me gustaría poder reflexionar sobre una película que, como poco, os hará estremeceros: Lo imposible (2012, José Antonio Bayona). La historia (verídica, por otra parte, a veces la realidad supera la ficción), nos coloca en Tailandia, donde una familia española que está destinada en Japón, va a pasar sus vacaciones. Aunque viajan con gran preocupación por si cerraron la puerta o si dejaron el gas encendido, llegan a una playa de ensueño, donde todo es idílico para el matrimonio y sus tres hijos. De repente, como con un silencio que presagia algo malo, una ola enorme llega hasta sus vidas y allí les lleva a una aventura que los tendrá, que nos tendrá, angustiados. La agónica peregrinación de una madre (Naomi Watts) y de su hijo preadolescente Lucas (Tom Holland), al verse llevados por el fuerte oleaje desemboca en que a la madre se le arranque un trozo del muslo y reciba golpes en el pecho; el niño, cuando ve así a su madre, no puede ni poner los ojos sobre su cuerpo amoratado y sangrante. Buscan un lugar seco y alto, por si otra peligrosa ola vuelve.

En el camino gente, cadáveres, todo lo lleva esa agua. Pero el llanto de un bebé hace que esa madre que no podía ni caminar reaccione, sólo reconocer que su hijo se queda solo en el mundo le da fuerza para poder seguir. Le ruega a Lucas que coja a ese niño que podía ser uno de sus hermanos, y juntos llegan a un hospital ayudados por los lugareños. Cuando llegan allí, el hospital, ante tanta gente, se ve desbordado. María es doctora y le dice a su hijo que ayudara, en lo que pudiera pero que ayudara. Por otra parte el padre (Ewan McGregor), con sus dos hijos pequeños, empieza a buscar a su mujer e hijos.

No os cuento más pues creo que el final es muy emocionante y os gustará. La película me aportó muchas cosas, en principio creo que debería haber sido más premiada en los Premios Goya, a pesar de que ha recibido seis y, entre ellos, al Mejor Director, Efectos Especiales y Montaje. También estuvo nominada a los Oscar y a lo Globos de Oro Naomi Watts como Mejor Intérprete Femenina y nominada, en su totalidad, a seis Premios Gaudí. Sin embargo, opino que lo más valorable de Lo imposible es el público, más de dieciocho millones de espectadores en todo el mundo ha visto la obra de Bayona.

Asumidas estas cifras, lo que la película entrega es esa impronta de ayuda, ayuda en todos los sentidos, cualquier mano, todo cuenta. En un momento la vida y la muerte están en ese ánimo de lucha, en ese ánimo de ayudar, de dar; un niño puede devolver más vida de la que se imagina; en poco tiempo su madre le enseña desde la esperanza y la tranquilidad, aun viéndose morir y preguntándole de qué color tiene la pierna. En sus ojos y en esa respuesta, tiene todavía tiempo. Un móvil medio descargado que pasa de mano en mano también es ayudar. Todo vale, todo es bueno. La película nos enseña que en un momento, en un segundo, el silencio se hace estruendo y se lleva todo.

Por eso, y por todo, ojalá sigamos ayudando aunque sea un poquito, seguro que esa ayuda no será en balde.

Con todo el cariño, desde la Mecedora.