En 1984 el oscarizado director de Rocky, John G. Avildsen, presentó en sociedad The Karate Kid, una película que marcaría a toda una generación de espectadores por entonces niños, que crecieron con el convencimiento de que no hay nada que la voluntad no pueda alcanzar. Ciento cuarenta años después de que Hans Christian Andersen publicase El patito feo (1843), apareció en la gran pantalla Daniel Larusso (Ralph Macchio), un adolescente desgarbado, larguirucho y apoquinado, cuya silueta en forma de garza daría la vuelta al mundo y entregaría un nuevo significado al término de  superación.

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Imagen de The Karate Kid © 1984- Columbia Pictures Corporation, Jerry Weintraub Productions, Delphi Films. Distribuida en España por Columbia TriStar Home Video. Todos los derechos reservados.

Todo comienza cuando Daniel, a regañadientes, se traslada de Nueva Jersey a California con su madre (Randee Heller). Él no quiere mudarse a pesar de la playa, del sol y de las promesas de felicidad con las que su madre, obligada también a cambiar de residencia por las circunstancias, intenta animar al chico. Solos en la nueva ciudad, madre e hijo deberán arreglárselas para salir adelante, aunque los comienzos sean duros e incluso violentos. Amedrentado por un grupo de karatekas capitaneado por Johny Lawrence (William Zabka), ex pareja de su novia Ali (Elisabeth Shue), Daniel decide hacerles frente con sus mismas armas. Para ello se valdrá de la ayuda del señor Miyagi (Noriyuki ‘Pat’ Morita), el conserje de su nuevo apartamento, un hombre de origen japonés de apariencia delicada, que resulta ser un experto en kárate, y que ejercerá a partir de entonces de sensei del joven.

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Imagen de The Karate Kid © 1984- Columbia Pictures Corporation, Jerry Weintraub Productions, Delphi Films. Distribuida en España por Columbia TriStar Home Video. Todos los derechos reservados.

Establecido un combate oficial entre Johny y Daniel, el señor Miyagi intentará moldear su cuerpo y sobre todo su mente, a fin de prepararle para la acción. Tediosas tareas de pintar o encerar formarán parte de un entrenamiento minucioso y exhaustivo, no siempre reconocido por Daniel, pero que paulatinamente convertirá al joven en un karateka eficaz y, sobre todo, justo. Para vivir, le explicará el señor Miyagi, no vale el juego sucio, ni la pérdida de energía en vano. En la vida hay que concentrarse y mirar siempre a los ojos, no se puede agachar la cabeza ni huir. Por eso las repetitivas actividades físicas y las constantes correcciones de Miyagi, crearán en Daniel no solo una manera de canalizar su energía, sino de transformar su conducta. Este aprendizaje, tan bien trasmitido a través del sonido del shakuhachi (la flauta tradicional japonesa que forma parte de su banda sonora), derivará en una transformación global ejemplificada en el torneo final, donde el triunfo del tesón sobre la fuerza bruta, acabarán dando la razón al señor Miyagi acerca de la evitación de la violencia y el sentido de la vida.

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Imagen de The Karate Kid © 1984- Columbia Pictures Corporation, Jerry Weintraub Productions, Delphi Films. Distribuida en España por Columbia TriStar Home Video. Todos los derechos reservados.

A lo largo de The Karate Kid, Daniel no solo tiene que empezar de cero en una ciudad diferente, Los Ángeles, tan alejada de su New Jersey natal, sino que debe cambiar radicalmente su forma de ser y de pensar. Para ello es fundamental la aparición de un personaje sereno y sabio como el señor Miyagi, poderoso en su fortaleza interna, sigiloso y observador, dispuesto a apoyar siempre una causa justa. De alguna manera, el arrojo del propio Pat Morita, se entrevé en su personaje; un hombre cuya infancia quedó marcada por una tuberculosis espinal que le postró en cama hasta los once años, y cuya adolescencia estuvo influida por la II Guerra Mundial y su reclusión en un campo de aislamiento por su ascendencia japonesa. A pesar de ello, Pat Morita logró finalizar sus estudios de aeronáutica, casarse, tener hijos y, finalmente, la consecución de su vocación artística pudiendo dedicarse a la interpretación.

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Imagen de The Karate Kid © 1984- Columbia Pictures Corporation, Jerry Weintraub Productions, Delphi Films. Distribuida en España por Columbia TriStar Home Video. Todos los derechos reservados.

Esta lucha denodada de un actor de apenas 1,60 centímetros, revela la implacable capacidad de superación que también Morita muestra en su papel de Miyagi, un papel lleno de contención que le valdría una nominación a los Oscar y que le hará célebre para la eternidad.

Pasarán los años y las décadas, se añadirán películas a la serie y surgirán nuevos intérpretes para darle vida. Lo que nadie podrá arrebatarle a The Karate Kid es el sentido iniciático de su mensaje y la fijeza de sus imágenes en nuestra retina. Ya nadie podrá jamás despojar del sentido filosófico que posee la mera acción de dar cera y pulir cera.

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