El tiempo no pasa a través de sus rasgados, profundos y candorosos ojos. Su corrección infinita, y su también infinita cultura, se cuelan por entre cada palabra, cada recuerdo, cada señal que articula con su voz ronca, entrecortada por la evocación de tantas experiencias vividas. Pocos intérpretes españoles pueden hacer alarde de una sólida formación como la de Gómez. Alumno del Instituto de Arte Dramático de Westfalia, éste fue tan sólo el inicio de una larga amistad con el cinema. Estudiante en la escuela de Jacques Lecop, y de Lee Strasberg en su travesía neoyorkina, su talento le ha llevado desde la mímica expresionista a la tragedia más lorquiana. Brecht, Shakespeare o Calderón de la Barca, conformaron los vasos comunicantes que habrían de unirse, sólo a través de su personalísima carrera, con Ridley Scott, Milos Forman, Carlos Saura o Pedro Almodóvar. Como extractado de un cuento felliniano, barroco, carnal y surrealista, Achero Mañas descubrió un aspecto inmaculado en el currículo de Gómez, un sendero inexplorado que el intérprete deseaba desde hacía décadas: revelar su capacidad para el travestismo. Engalanado con un pulcro maquillaje y mostrando su lado más comedidamente escandaloso, nuestro “Pascual Duarte” renace en el cuerpo de un transformista capaz de revelar el claroscuro más onírico en Todo lo que tú quieras, donde la complejidad de las relaciones humanas cobra su sentido más espinoso, y el universo nocturno de callejón capitalino su dimensión más ensoñadora. Es cierto que, como vaticinaba el mítico Segismundo calderoniano, la vida es sueño; pero el sueño, cuando lo protagoniza José Luis Gómez, siempre sabe al mejor cine.
Lucía Tello Díaz.- Usted es uno de los pocos intérpretes españoles poseedores de una carrera sostenida a buen paso, pero infinitamente personal. ¿Es difícil labrarse una carrera semejante?
José Luís Gómez.- La verdad es que yo no me doy cuenta de que mi carrera tenga un carácter especial en el sentido de los papeles que interpreto; lo que sí sé es que siempre me lo pienso dos veces antes de elegir, antes de decir sí. Probablemente elijo todo lo que es posible elegir en el cine y, de hecho, he seguido esa línea de manera bastante rigurosa, por eso no he hecho tantas películas. Digamos que sólo ruedo cuando hay un papel que tiene enjundia, con un director que me dé un personaje interesante, y que tenga cierta consistencia, conflictos.
LTD.- Como el personaje de Álex, en la película que ahora nos presenta
JLG.- Este personaje lo tiene absolutamente, es muy atractivo. Para un actor heterosexual interpretar un papel gay es muy interesante, sobre todo a la hora de comprender al otro. Además Álex tenía una dificultad, no sólo la de interpretar de forma convincente a un transformista, sino la de darle antes la dimensión de persona. Un personaje así necesitaba, ante todo, que trabajara para darle la dignidad que tenía.
LTD.- Al respecto, todos los personajes de la película se muestran profundamente dignos a lo largo de la trama
JLG.- Eso es totalmente cierto, seguramente le debemos al director que todos los personajes tengan esa dignidad.
LTD.- Su personaje me gusta principalmente porque, al contrario que la línea estilística de toda la trama, es más Fellini, más Cabaret de Bob Fosse, rompe la linealidad minimalista de la película
JLG.- La verdad es que a mí también me sorprendió, me fascina ese contraste; está muy marcado.
LTD.- Con respecto al rodaje, hemos podido ver a un equipo muy compenetrado y satisfecho con el trabajo, ¿es reflejo de la buena relación que mantienen entre todos?
JLG.- Cuando uno trabaja en una película y hace un papel como el mío, que en total abarca doce días de rodaje, sólo se consigue ser de esa “familia” parcialmente. Eso sí, cuando uno deja el rodaje se siente mal, siente que algo hermoso se acaba. Yo he rodado fundamentalmente con Juan Diego y con Najwa, y con ellos es un placer. Porque claro, por un lado está Juan Diego, un actor al que admiro mucho y una persona que me merece muchísimo respeto; y por otro Najwa, que es actriz y cantante, una artista que me gusta muchísimo, que me fascina.
LTD.- A lo largo de toda su carrera ha interpretado un sinfín de personajes, tan distintos como ahora lo es Álex; pero si pudiera elegir, ¿a cuál diría que tiene más cariño?
JLG.- Evidentemente Pacual Duarte es uno de mis personajes preferidos, por razones obvias; el “Polidori” de Remando al viento, de Gonzalo Suárez, es para mí uno de los encuentros inolvidables, también por el hecho de trabajar con Gonzalo; al personaje de la segunda película que hice con Carlos Saura, El séptimo día, también lo recuerdo con cariño. Sin duda el papel de Ernesto Martel con Pedro Almodóvar. Y el personaje de “El bocas” en Parranda, una película temprana de Gonzalo Suárez, basada en A esmorga, relato de Eduardo Blanco Amor, en la que trabajaba con José Sacristán y Antonio Ferrandis; ésta también la recuerdo con mucho cariño. Indudablemente, en la película de Milos Forman Los fantasmas de Goya, el papel que interpretaba para mí ha sido providencial. Hay unos cuantos papeles en mi vida con los que estoy muy contento.
LTD.- Permítame añadir el de La estanquera de Vallecas, creo que es una interpretación magistral
JLG.- ¡Por supuesto! A La estanquera de Vallecas le tengo especial cariño
LTD.- Incluso hay una película muy poco conocida, de J. Sebastián Bollaín, Las dos orillas, en la que interpreta un papel ciertamente interesante
JLG.- Sí, sí, y además en ella trabajaba Icíar Bollaín de pequeña; es más, trabajaba ella y su hermana Marina, que son gemelas. Las dos orillas es una película muy interesante, es cierto.
LTD.- Usted que ha estado presente en las últimas décadas en el cine español, ¿cómo ve su evolución?
JLG.- Yo creo que surgen películas magníficas, como es el caso de Todo lo que tú quieras. Además ahora mismo existe una generación de actores realmente maravillosos y de directores muy buenos. Pienso que todavía hay algunos defectos en los temas de subvención y ayudas al cine que no están bien resueltos, que de hecho están muy mal resueltos, como el que se compren entradas, que es una barbaridad que tiene que terminarse. Por supuesto, creo que hay un must, un algo que se debe lograr, y es que los guiones se trabajen más, porque una buena casa está ya en el proyecto, y una buena película está ya en el guión; aunque luego el rodaje es decisivo, pero un buen guión es fundamental. Me da la impresión de que los guiones no se trabajan lo suficientemente, no se le dan demasiadas vueltas. Para el bien de todos, sería necesario eso de que el guión lo viese una persona, y luego otra, y le pongan los suficientes filtros y contrastes.
LTD.- Hablando de guiones, usted ha tenido la oportunidad de trabajar con Pedro Almodóvar, Oscar español a Mejor Guión Original ¿cómo es su modus operandi a la hora de abordar una película?
JLG.- Trabajar con él ha sido un flechazo mutuo. Acabo de rodar con él un papel casi de favor que me ha pedido, y eso que trabajar con él es siempre un placer y no un favor. El hacer este papel no estaba contemplado en mis previsiones, no tenía pensado salir en su próxima película, La piel que habito. Yo creo que Pedro es una persona muy sensible con los actores, muy delicado, con un ojo clínico de primera línea y un inmenso guionista. La relación entre nosotros siempre ha sido exquisita.
LTD.- Además de este papel con Almodóvar, ¿cuáles son sus proyectos a corto plazo?
JLG.- Pues por el momento no voy a rodar, comienzo gira de Final de partida, la obra que hice el año pasado, una gira internacional larga; y después en enero, febrero y marzo me tomo una pausa de salud; quizás haya algo de rodaje pero pausado, para reanudar gira en abril o mayo.
LTD.- Gira internacional, qué cansado…
JLG.- Sí, sobre todo que sea internacional es muy cansado… Pero bueno, esto es así.
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