Todo aquel que me conoce sabe que entre mis gustos cinematográficos más estimados puede que no se encuentre la ciencia ficción… Rebobinemos la moviola… ¡Acción! Me parece que no me he expresado correctamente. No puedo empezar de esta manera este artículo cuando siempre he comentado que me cuesta encasillar al cine por géneros. El buen cine (sobre las virtudes del mismo, como con el fútbol, todos tenemos nuestra opinión tan válida como respetable) no debería estar supeditado a una filmografía, director o género de prestigio (lejos quedan los tiempos en que al maestro del suspense se le tachaba como un aplicado artesano del miedo ajeno). En mi opinión, se ha hecho y se hace buen cine en todas partes del mundo. Solo es necesario, a veces, liberar nuestros prejuicios y dejar de lado creencias que pueden llevarnos a emitir críticas injustas o, en algunos casos, superficiales sobre lo que debe pertenecer al canon o no. Precisamente, ese es uno de los principales cometidos de esta imperfecta sección en la que nos hemos querido involucrar.

Imagen de "Moon" © 2009 Sony Pictures Classics, Liberty Films, Xingu Films y Limelight. Fotos por Mark Tille. Distribuida en España por Sony Pictures Releasing de España. Todos los derechos reservados.

Imagen de «Moon» © 2009 Sony Pictures Classics, Liberty Films, Xingu Films y Limelight. Fotos por Mark Tille. Distribuida en España por Sony Pictures Releasing de España. Todos los derechos reservados.

Pero volviendo al tema de la ciencia ficción, tal vez se deba, en realidad, a que le he dedicado menos tiempo del que se merecía a un género que cuenta en su haber con obras maestras incontestables de la historia del cine. Debo reconocerle (y, en particular, a su hermana mayor la literatura) su capacidad, en primer lugar, para adaptarse a los tiempos convulsos del siglo XX. Si nos centramos en el campo cinematográfico, la ciencia ficción ha visto, por ejemplo, cómo sus códigos han sido reinterpretados por regímenes totalitarios como el soviético (Aelita, 1924) o el nacionalsocialista (Gold, 1934) para mayor gloria de sus ideologías y propagandas respectivas. Finalizada la segunda deflagración mundial, el cine se sirvió del género como metáfora de los miedos a los que se intentaba inocular una sociedad que había visto con horror el lanzamiento de la bomba Little Boy sobre Hiroshima. La época del “telón de acero” mostraría la paranoia colectiva recurriendo a seres monstruosos o venidos del más allá, símbolos todos ellos de la psicosis nuclear o del miedo al enemigo que había surgido del frío.

Imagen de "Moon" © 2009 Sony Pictures Classics, Liberty Films, Xingu Films y Limelight. Fotos por Mark Tille. Distribuida en España por Sony Pictures Releasing de España. Todos los derechos reservados.

Imagen de «Moon» © 2009 Sony Pictures Classics, Liberty Films, Xingu Films y Limelight. Fotos por Mark Tille. Distribuida en España por Sony Pictures Releasing de España. Todos los derechos reservados.

A partir de ese momento, la ciencia ficción alcanzaría la mayoría de edad gracias a la aportación autorial de directores como Kubrick, Tarkovsky, Terry Gilliam, Ridley Scott, entre otros, o al impulso comercial, y máxima expresión pop, de un George Lucas con su famosa saga galáctica. En la última década hemos sido testigos del resurgir (con mayor o menor éxito) del género adaptado a nuevos mensajes. Las sci-fi movies se han hecho eco de las respectivas cumbres sobre el cambio climático con las que pretenden concienciar los principales líderes del mundo. Distopías, invasiones alienígenas o castigos de dimensiones bíblicas han invadido nuestras pantallas, alertando sobre los peligros que se ciernen sobre nuestro planeta.

Imagen de "Moon" © 2009 Sony Pictures Classics, Liberty Films, Xingu Films y Limelight. Fotos por Mark Tille. Distribuida en España por Sony Pictures Releasing de España. Todos los derechos reservados.

Imagen de «Moon» © 2009 Sony Pictures Classics, Liberty Films, Xingu Films y Limelight. Fotos por Mark Tille. Distribuida en España por Sony Pictures Releasing de España. Todos los derechos reservados.

Nuestra intención, a través de esta fugaz e “imperfecta” (nunca mejor dicho) generalización de la historia del género, es situar en su justa medida una película que pasó un tanto desapercibida en las carteleras y que recuperamos aprovechando el tirón de películas, en nuestra opinión, inferiores como la sobrevalorada Gravity, la interminable Interstellar o la soporífera The Martian. La película que traemos en esta ocasión es la ópera prima del director británico Duncan Jones. Ganadora en 2009 del Premio a la Mejor Película en el Festival de Sitges, Moon es una cinta independiente que, desde su breve prólogo documentalista, retomaba la idea del planeta Tierra como vertedero tóxico donde el ser humano examinaba alternativas de vida fuera de sus límites conocidos. Líneas de guion que serían empleadas, en general, por películas coetáneas a la de Jones como las extraordinarias Wall-e (2008) y District 9 (2009). En concreto, Moon habla de cómo la Tierra ha resuelto problemas como la escasez de combustible y alimentos o los cortes de energía eléctrica. Ahora el ser humano ha conseguido, entre otros logros, fertilizar los desiertos gracias a la extracción de las rocas lunares del valioso Helio-3 que permite satisfacer la demanda energética de casi el 70% del planeta.

Imagen de "Moon" © 2009 Sony Pictures Classics, Liberty Films, Xingu Films y Limelight. Fotos por Mark Tille. Distribuida en España por Sony Pictures Releasing de España. Todos los derechos reservados.

Imagen de «Moon» © 2009 Sony Pictures Classics, Liberty Films, Xingu Films y Limelight. Fotos por Mark Tille. Distribuida en España por Sony Pictures Releasing de España. Todos los derechos reservados.

En esas tareas se halla el astronauta Sam Bell (Sam Rockwell) a quien le faltan dos semanas para terminar su contrato de tres años en la cara oculta de la luna. En la Tierra le esperan su mujer y una hija que solo ha visto a través de videoconferencias. Lo que parecía constituir una película de supervivencia (y reflexión de la soledad) en la que el personaje construía maquetas allí donde Matt Damon exhibía sus conocimientos de botánica ante la audiencia en el film de Ridley Scott, Moon adopta posteriormente otros derroteros mucho más enriquecedores que la emparentan a obras como Blade Runner (1982) y Gattaca (1997) o a las posteriores Oblivion (2013) y Ex Maquina (2015). Aviso para navegantes interestelares que no necesitarán verme con el odioso disfraz de spoiler encorsetado a través de mis palabras.

La película de Duncan Jones contiene todos los ingredientes que harán las delicias del amante del buen cine de ciencia ficción. Con un extraordinario diseño artístico que no tiene nada que envidiar a los blockbusters hollywoodienses, Moon, no obstante, va más allá de la aglutinación de efectos especiales avasalladores, montaje psicodélico y mensaje infantiloide que nos tienen acostumbrados algunos productos espaciales. Drama psicológico donde los límites entre la vida y la muerte quedan difuminados para certificarnos que, a la postre, no somos más que un pequeño engranaje en un sistema donde siempre son unos pocos los que se lucrarán a costa del trabajo ajeno.

Imagen de "Moon" © 2009 Sony Pictures Classics, Liberty Films, Xingu Films y Limelight. Fotos por Mark Tille. Distribuida en España por Sony Pictures Releasing de España. Todos los derechos reservados.

Imagen de «Moon» © 2009 Sony Pictures Classics, Liberty Films, Xingu Films y Limelight. Fotos por Mark Tille. Distribuida en España por Sony Pictures Releasing de España. Todos los derechos reservados.

Locura, identidad, miedo a la muerte, finitud de la vida, amor, soledad, inmortalidad. Son solo alguna de las pinceladas filosóficas que nos deja este lienzo selenita en el que, a pesar de la presencia de clones y androides, somos nosotros los tristemente retratados. Y es que Frankenstein siempre quiso sobrevivir a su creador. Pidió que se le tratara como a una persona con recuerdos, sentimientos y emociones. Y no solo como a un “tarado e inmigrante ilegal”. A la película me remito… pero, dejemos al replicante más famoso de la historia del cine que resume a la perfección toda mi verborrea anterior: “I’ve seen things you people wouldn’t believe. Attack ships on fire off the shoulder of Orion. I watched C-beams glitter in the dark near the Tannhäuser Gate. All those moments will be lost in time, like tears in rain. Time to die”.

Roy Batty dixit.

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