bad teacher todos al cinePelícula: Bad teacher.
Dirección: Jake Kasdan.
Guión: Gene Stupnitsky y Lee Eisenberg.
País: USA. Año: 2011.
Reparto: Cameron Diaz  (Elizabeth), Justin Timberlake (Scott), Lucy Punch (Amy), John Michael Higgins (Wally), Jason Segel (Russell), Phyllis Smith (Lynn).
Producción: Jimmy Miller y David Householter.
Música: Michael Andrews.
Fotografía: Alar Kivilo.
Montaje: Tara Timpone.
Diseño de producción: Jefferson Sage.
Duración: 92 min.
Género: Comedia.
Vestuario: Debra McGuire.
Distribuidora: Sony Pictures Releasing de España.
Estreno en USA: 24 Junio 2011.
Estreno en España: 8 Julio 2011.

La creatividad y la hondura de los guiones de la factoría hollywoodiense parecen estar haciéndose fosfatina por efecto de la comodidad y el éxito fácil, aun a riesgo de perder la esencia cinematográfica en sí. Comedia no significa incultura, humor no es equivalente a mediocridad, y risa no es sinónimo de escatología. La tosquedad y la ignorancia están llegando a cotas tales que no se entiende cómo actores de la talla de Cameron Díaz han podido sucumbir al trabajo alimenticio. Le hubiera convenido más, en este caso, haber padecido un poco de hambre.

Hace años que nuestro Bigas Luna escandalizó al público con una Juani (Vernónica Echegui), que apostaba entera su vida a cambio de cirugía estética, unos senos nuevos que le abrirían todas las puertas. Semejante llave busca ahora, una década después de la rusticidad mamaria de Bigas Luna, el personaje de Díaz, una profesora sin vocación ni método, que vive centrada en unos implantes proporcionales al tamaño de la chequera de su potencial pareja. Alcanzar el siglo XXI para que el estereotipo de mujer-inútil-caza fortunas vuelva a resucitar resulta lamentable.

Elisabeth (Díaz), abandona su puesto de trabajo en un instituto local por prometerse en matrimonio con un joven millonario pusilánime y engañadizo. Cuando éste descubre la exacerbada ambición de la profesora, decide romper su enlace, empujando a la joven a buscarse un piso compartido y vivir en la estrechez de su bolsillo y de sus miras. Por ello decide recuperar su puesto nuevamente, a fin de ahorrar para aumentar unos pechos que le conducirán a la vida acaudalada.

A la ya de por si deslucida línea argumental, se le añade una raquítica interpretación, una esquelética subtrama y unos recovecos narrativos igualmente pobres. Esta profesora, tan poco docente y decente, vive inmersa en sus anhelos de opulencia, apareciendo beoda en sus clases, basando sus alegatos en lo frívolo y la superficialidad, sin entretenerse en bagatelas como el compañerismo con sus colegas –a quienes desprecia, desatiende, engaña y roba-, y la responsabilidad para con sus alumnos –de quienes desconoce su nombre, y a quienes utiliza, traiciona y vende-. El hecho de que un compañero de trabajo (Justin Timberlake), medroso y adinerado, llegue al instituto con su reloj oneroso y sus modales refinados (a primera vista, la escena inaudita de petting tira por tierra todo tacto y sofisticación), hará que Elisabeth se deje la piel por intentar conquistarlo, a pesar de que se sienta embelesada por el rudo Russell (Jason Segel), profesor de educación física igualmente vacío e insubstancial.

En qué o quién estaban pensando Gene Stupnitsky y Lee Eisenberg al escribir el libreto de esta cinta escapa a nuestro entendimiento, pero seguro que Kasdan, realizador y además colaborador habitual de los desfases Apatow, habrá puesto todo su interés en una historia ignominiosa, en la que lo único rescatable es la capacidad artística de unos actores obligados a interpretar papeles curriculares de los que poder olvidarse. Destacada en este aspecto es Lucy Punch, brillante a las órdenes de Woody Allen y deslucida –en tantos sentidos- en manos de Kasdan, o incluso la propia Díaz, capaz de protagonizar un virulento declive desde la respetable Mary de los Farrelly a esta sandia, ebria y parcamente voluminosa Elisabeth.

Una trama denigrante, para una comedia denigrante y unos personajes denigrantes, capaces de mucho más pero abocados a encrespar a una platea descontenta. Muy mejorable.

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