Título original: Drag me to hell
Dirección: Sam Raimi
País:
USA.
Año: 2009.
Duración: 99 min.
Género: Thriller, Terror.
Reparto: Alison Nohman, Justin Long, Jessica Lucas, Dileep Rao, Lorna Raver, David Paymer, Adriana Barraza, Fernando Romero, Reggie Lee, Alex Veadov, Bojana Novakovic, Bill E. Roger.
Guión: Sam Raimi, Ivan Raimi
Producción: Universal Pictures / Ghost House Pictures / Mandate Pictures
Fotografía: Peter Deming
Música: Christopher Young
Estreno en España: 7 de Julio del 2009.

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No parece que la cartelera estival tenga grandes éxitos entre sus filas, pero siempre hay películas cuyas expectativas son más satisfactorias que la propia película. Y entre ellas podemos encontrar Arrástrame al infierno.

Christine Brown (Alison Nohman), nuestra protagonista, quiere conseguir un ascenso en su trabajo en una sucursal bancaria. Pese a ser una empleada diligente, su director le indica que debería ser menos empática con sus clientes y tomar decisiones de manera más fría. Cómo no, inmediatamente se acerca hasta Christine la señora Agnus, una anciana cuya casa está siendo desahuciada por el impago de su hipoteca. Pese a que la señora le suplica – incluso hasta de rodillas – un aplazamiento para no perder su casa, Christine, pensando más en su posible ascenso que en su clienta, no le concede más oportunidades. Visiblemente contrariada, la anciana – que, por si no lo había comentado es una gitana con un ojo blanco y uñas negras – lanza sobre Christine una maldición por haberla humillado: en tres días su alma será condenada al sufrimiento eterno. Y hasta entonces, deberá sufrir la persecución de un terrible demonio.

Pese a lo que pueda parecer la película no aporta ningún argumento original, ni tan siquiera en su final, que resulta ser más que previsible. Parece que Sam Raimi, conocido por dirigir las películas de Spiderman en la gran pantalla, no trataba de conseguir una película de impacto. Quizás simplemente esto es para él un simple aguinaldo veraniego, porque seamos sinceros, faltan casi dos años para el estreno de la cuarta entrega del héroe arácnido, y no sólo de telarañas vive el hombre.

A lo largo de la cinta no existe ni un solo momento en el que puedas sentir terror, aunque quizás no era esa la intención de los guionistas, nuestro querido Sam y su hermano Ivan. Se me ocurre que no fuera tal su intención porque parece más bien que no quieran hacerte temblar, sino marearte. Son múltiples las escenas en las que la señora Agnus vomita sobre Christine, incluso  Ivan y Sam nos enseñan que dichos vómitos son capaces de traspasar la barrera con el más allá. Pero, cortes digestivos aparte, sí es cierto que la película no se hace extremadamente larga, tiene un ritmo constante… pero fácilmente predecible.

Alison Lohman, que encarna a la protagonista de dicha maldición (quizás os suene su cara de películas como Big Fish, en la que interpretaba el papel de la madre cuando era joven o Gamer, ahora en cartelera también), no parece estar muy al tanto del guión de la película. No se si me entendéis, pero ¿sabéis de esa gente que no sabe dónde está, es más, ni siquiera sabe si está en su casa? ¿Aquellos que no son capaces ni de seguir el hilo argumental de la teletienda? Pues ésa es la sensación que evoca la interpretación de Alison. Y es posible que esa fuera la voluntad del director, porque al fin y al cabo, ciertas escenas carecen de sentido, aunque para mi gusto son insuperables.

Y podréis comprenderme que diga que son insuperables como cuando, por ejemplo, la protagonista, a pesar de ser consciente de su maldición, acepta ir a conocer a los padres de su novio. O también, como cuando se enfrenta – en reiteradas ocasiones a lo largo de la película – al pañuelo repleto de flemas de la señora Agnus. Pero sobre todo, y bajo mi punto de vista, la  mejor escena de entre las absurdas, es el momento en el que una cabra (sí, habéis leído bien, un cabra, de esas normalitas con cuernos retorcidos), le grita (sí, sí, seguís leyendo bien, es capaz de tener una conversación) a nuestra protagonista, y cito textualmente: “¡¡¡Me has engañado, maldita zo*** !!!… ¡¡¿¿Serás p***??!!”. Yo, sinceramente, no podía parar de reír ante esta situación, una cabra fue capaz de dos proezas simultáneamente: primero expresar en 12 segundos más de lo que expresa la protagonista en la película; y segundo, decirle a nuestra querida Christine, lo que todos hubiéramos dicho de haber estado en sus cuernos.

Aparte de los comentarios de nuestra amiga la cabra, de los accidentes causados por la maldición, o de las más que divertidas visitas de la anciana, la película no consigue ni hacerte sentir el miedo aterrador, ni tampoco sorprenderte con un inquietante argumento. Serás tú, amante del cine, el que tendrá que poner de tu parte las risas por lo absurdo de la película, el arrepentimiento por el dinero perdido o la esperanza de que a la protagonista le pase algo, porque la película no hará ese trabajo por tí. Si no crees que podrás aportar nada y a pesar de ello te pasas a verla, ten en cuenta que te verás arrastrado a un verdadero infierno…

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