Título original: The Banshees of Inisherin. Año: 2022. Duración: 114 minutos. País: Reino Unido.Dirección y guion: Martin McDonagh. Música: Carter Burwell. Fotografía: Ben Davis. Reparto: Colin Farrell, Brendan Gleeson, Kerry Condon, Barry Keoghan, Pat Shortt, David Pearse, Gary Lydon, Jon Kenny. Producción: Blueprint Pictures, Film 4, Fox Searchlight, Metropolitan Films International. Distribución: Fox Searchlight, Walt Disney Pictures. Género: Comedia dramática.

A estas alturas, a nadie le sorprende que Martin McDonagh sea capaz de oscilar entre la comedia y el drama con total soltura. Es más, McDonagh seguramente es el director y guionista más hábil en introducir lo tragicómico en una historia de tintes realistas, profundamente dramáticos incluso, sabiendo entrar y salir a su antojo de nuestro estupor. Ese es su talento. Si con Tres anuncios en las afueras (2017) alcanzó el hito más alto de su carrera, con Almas en pena en Inisherin reconduce su temple para desplegar una historia en la que el tempo es la clave. Porque McDonagh no tiene prisa, al contrario que sus personajes, sino que se deleita con cada inquietud, con cada trago, con cada pisada, con cada frase que sus personajes repiten sin reparar en sus propias digresiones. Sin duda el aliciente fundamental de The Banshees of Inisherin es la capacidad inhumana de su director de permitir que el dolor de sus personajes se acreciente, les consuma, les condene hasta la última consecuencia, algo a lo que ya nos ha acostumbrado y que reluce desde el comienzo de su carrera.

De nuevo con Colin Farrell y Brendan Gleeson como protagonistas, como ya lo hiciera en Escondidos en Brujas (2008), su nueva propuesta va más allá de lo que supone el compromiso personal que todos acordamos tácitamente en una amistad (como en cualquier otra relación, a fin de cuentas). En una isla irlandesa durante la guerra civil, dos amigos íntimos comienzan a experimentar una penosa situación al decidir Colm (Brendan Gleeson), el mayor de los dos, romper su relación para centrarse en algo más provechoso y perdurable que alimentar su amistad.

Por su parte Pádraic (Colin Farrell) no dará crédito a la situación, comenzando un auténtico descenso a los infiernos no solo para comprender la decisión de Colm, sino para hacerle entender que no tiene ningún derecho de romper su amistad. Siobhán (Kerry Condon), la hermana de Pádraic, intentará escapar de la ponzoña que marca la vida de la isla, pero la constante amenaza de la guerra al otro lado de la orilla merma sus posibilidades de huida.

A medio camino entre la comedia, el drama y la tragedia clásica, Almas en pena en Inisherin es una oportunidad perfecta para aproximarse a un tipo de narración inusual, pero genuinamente estimulante. Además, la excelente fotografía de Ben Davis nos devuelve al mundo natural, tan ingenuo y puro que reconforta y mantiene con vida el alma de sus protagonistas.

La constante contraposición del mundo animal (benévolo, paciente) y el humano (degenerado y perturbador) juega un papel primordial en la construcción del relato, siendo holgadas las ocasiones en que la cámara se recrea en todo cuanto se aleja de las manos de los protagonistas y sus adláteres. Una película, por cierto, que no se sostendría con la robustez con que lo hace sin Farrell, Gleeson, Condon y el siempre talentoso Barry Keoghan, en un papel de disminuido psíquico de brutal brillantez.

Almas en pena de Inisherin es una película que, dentro del marco irreal que propone, deslinda con sencillez una profunda carga metafórica, lo que hace de ella algo bello y tormentoso a partes iguales. Recomendable sin condiciones.