Título original: TÁR. Año: 2022. Duración: 158 minutos. País: Estados Unidos  Dirección y guion: Todd Field Música: Hildur Guðnadóttir Fotografía: Florian Hoffmeister. Reparto: Cate Blanchett, Nina Hoss, Mark Strong, Noémie Merlant, Sam Douglas, Sydney Lemmon, Murali Perumal, Diana Birenyte, Vivian Full, Amanda Blake. Producción: Focus Features, Emjag Productions, Standard Film Company. Género: Drama. Estreno en España: 27 de enero de 2023

La Quinta Sinfonía de Mahler. El ego desproporcionado de los artistas. El arte musical enraizado en las emociones, pero desvinculado de los sentimientos de los intérpretes. Con Tár, Todd Field sublima toda su carrera construyendo un relato milimétricamente programado para mantener en vilo al espectador. Y todo conducido no por el cineasta y guionista, sino por Cate Blanchett, la auténtica directora de una cinta que, sin pretenderlo Field, contiene infinitas películas en su interior.

Lydia Tár (Blanchett, quién si no) es una directora de orquesta que, lejos de sentirse una anomalía en un entorno eterna y profundamente masculinizado, se adapta al medio de forma orgánica, formando parte de un sistema jerarquizado en el que estar arriba equivale a tener a alguien por debajo. Todo en su mundo funciona en torno a su personalidad, sus apetencias, sus gustos y sus pulsiones. Es impecable e implacable. No hay tacha en un currículum perfecto, el de mujer severa y artista sublime. 

Como directora de la Sinfónica de Berlín, Lydia debe conducir la Quinta Sinfonía de Gustav Mahler del modo en que ella siempre dirige, con intuición, con garra, con toda la energía que le posibilita su humanidad. Y cuando Lydia falla, sabe que a su lado está Francesca (Noémie Merlant), su inseparable ayudante, quien consigue que Tár siga la rigurosa programación de su día a día. A su lado también está Sharon (Nina Hoss), poseedora de un afecto y una paciencia infinita, así como su hija en común, Petra.

Pero hele aquí que, en la cima del éxito y a punto de estrenar el hito histórico de su carrera, el imperio de Tár comienza su inesperado declive, situado precisamente en los cimientos de su personalidad. Porque Tár, tan emocional, sensible y artística en lo musical, tiene ciertos rincones del alma tan oscuros e insondables como la relación de Gustav y Alma Mahler, alejados de lo exquisito y enraizados en lo más animal de su carácter.

A ritmo lento, Field introduce al espectador en la trampa a la que irremisiblemente está condenada Tár, viéndose arrastrada a sucumbir a un mundo en el que sus debilidades morales se enfrentan a las fortalezas de quienes quieren verla caer. Y así, en un baile ya exento de máscaras, Tár debe buscar el modo de seguir en su posición cuando todo a su alrededor se tambalea.

Oscura, hipnótica y lisérgica, Tár pareciera beber más de Darren Aronofsky (con quien compite en cartelera), que del propio Field, un director que nos deja caer con su feroz protagonista en una trampa diseñada tanto por él como por ella misma.

Nada en Tár parece dejado al azar, especialmente una dirección artística asfixiante en su sobriedad, que remarca el atractivo encanto del contraste entre lo sublime y lo miserable, enmarcado en los icónicos grafitis de Berlín.

Una película densa, dolorosa y adictiva de la que no se puede huir ni zafarse y cuya trama, entre previsible e impensable, solo invita a pedir más.