Abrumados por el tiempo… Pendientes del reloj… Imposible llegar tarde… Hasta en los sueños Disney nos encontramos por el estrés de ir a contracorriente con Alicia en el País de las Maravillas. Esta película es una obra de literatura creada por el matemático y escritor británico Charles Lutwidge Dodgson, más conocido bajo el seudónimo de Lewis Carroll.

alicia en el pais de las maravillas

Todos los derechos reservados a Walt Disney Pictures

En el mundo miniaturizado de las Maravillas, bajo la magia que le envuelve nos encontramos  con un abanico alusiones satírico-irónicas a los componentes del círculo más estrecho de Dodgson, la encorsetada y rígida educación inglesa y temas políticos de la época, no nos olvidemos que hablamos del refinado ambiente inglés del siglo XIX. Aunque resulte paradójico este cuento nace de la lógica matemática, quizá dos conceptos que para los niños resultan totalmente incompatibles, y para los no tan niños también. Conjugar fantasía y ciencia… En otro tiempo Dogdson hubiera sido presa fácil de la Inquisición.
Como suele suceder Disney en 1951 hace suya la historia, la inmortalizó en una gran obra de arte que

ha servido como inspiración no sólo para futuras secuelas animadas sino también para películas con actores de carne y hueso.
La curiosidad de Alicia por ir detrás de un conejo, cual Eva con la manzana de la tentación, la llevará a un diminuto mundo tras beberse un extraño brebaje al que por medio de una pequeña puertecita se adentrará a un mundo lleno de cosas que quizá resulten incoherentes y sin sentido -para nosotros quizás sean inconexas pero poseen una fuerte carga nocional rica en lenguaje lógico-matemático que para cualquier educador es obvio-. Alicia se encontrará con en conejo  estresado -cualquiera de nosotros hoy en día pasaríamos por él-, una oruga gigante, una reina déspota cuyo cualquier parecido con la realidad…. En fin, ya me entendéis, la Inglaterra del s. XIX; un gato Loco que más que loco hoy en día diríamos que está… El Sombrerero Loco con su feliz “No Cumpleaños” -qué genial sería especialmente para algunas- y mi favorito, ese ejercito de naipes que actúan como autómatas. En fin, una mezcla ilógica llena de lógica que nos trasporta al mundo de los sueños pese a estar escrita hace dos siglos.

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