Película: La bruja.
Título original: The witch.
Dirección y guion: Robert Eggers.
Países: Canadá y Estados Unidos.
Año: 2015.
Duración: 90 minutos.
Género: Terror.
Reparto: Anya Taylor-Joy, Ralph Ineson, Kate Dickie, Harvey Scrimshaw.
Música: Mark Korven.
Estreno en España: 13 Mayo 2016.
Calificación por edades: No recomendada para menores de 16 años.
Poco queda por decir a nivel cinematográfico de las brujas. Desde clásicos como “El mago de Oz” u “Hocus Pocus”, que desmitifican la tópica maldad de las brujas, pasando por cintas enfocadas en los juicios de brujería y el poder del aquelarre, como “Las brujas de Salem” o “Jóvenes Brujas”, hasta las versiones más modernas de mano de “Harry Potter” o “Arrástrame al Infierno”, no parece restar ningún enfoque a la bruja cinematográfica. Y a pesar de ello, siempre puede aparecer una indomable producción con ganas de removernos en nuestras butacas.
La acción se centra en Nueva Inglaterra, 1630. William (Ralph Ineson) es desterrado, junto a toda su familia, por su peculiar ortodoxia religiosa, que lo hace sostener que la recién fundada comunidad en tierras norteamericanas se distancia paulatinamente de las metas que llevaron a estos peregrinos a cruzar el Atlántico dejando atrás su hogar en Inglaterra. Tan testarudo como vehemente, construye una pequeña cabaña en la que poder vivir con su mujer, Katherine (Kate Dickie), y su prole. A pesar de no conseguir una cosecha digna que pueda asegurar la supervivencia de la familia, nada parece agrietar la sólida fe que guía la vida familiar. Hasta que de repente, algo rapta al pequeño Sam, el benjamín de la familia, y se lo lleva a las profundidades del bosque. ¿Brujas quizás? A la pena de la madre por perder a un hijo que ni si quiera había tenido tiempo de bautizar, se une la desesperación de un padre que observa como la comida escasea y no puede hacer nada para evitarlo. La joven Thomasin (Anya Taylor-Joy), primogénita de la familia, se convierte en el blanco de los recelos religiosos que van creciendo en la familia. Cuando algo tan primitivo e irracional como una bruja entra en acción, las mayores amenazas pueden surgir en los feligreses más cercanos…
Con un increíble y muy convincente poder visual, el film va encerrando la sensatez argumental hasta que todo es posible. Robert Eggers combina de una manera muy inteligente el suspense racional que va creciendo con el desarrollo de la trama, con un impacto irracional que va del mismo modo animando el terror en el público. Quizás sí peca en exceso de elevar la tensión sonora en momentos que realmente podrían haber sido resueltos de una manera más limpia y seguro menos vista en el género de terror más actual, pero pese a ello, no cabe duda de que esta embrujada producción es de una calidad incuestionable, a niveles que pocas veces se logran en producciones tan alejadas de la meca Hollywoodiense.
La película, galardonada en el Festival de Sundance 2015 por su dirección, resulta ser una delicada pieza que se adentra en las raíces de la eterna contradicción ortodoxia religiosa-paganismo. Una oda a los delirios místicos que arrasan con la cordura con sólo una simple provocación diabólica. Y una vez más, una joven tiende a ser el epicentro del odio, culpable de no dejar llevar por el fanatismo religioso ni la locura mágica. Pese a su título, el verdadero terror de este film se esconde no en una anciana harapienta con verrugas por doquier. Es realmente el miedo a una tierra desconocida y por conquistar, lo que arroja unas sombras que consiguen aterrarnos.
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