Hay algo de Woody Allen en la historia del cine, y mucho de la historia del cine en cada cinta de Woody Allen. De entre la amalgama de títulos allenianos, todos ellos creativos y además laudables, hay uno sobre el que incomprensiblemente todavía no he escrito. Y digo que no lo comprendo porque Misterioso asesinato en Manhattan (1993) es uno de mis títulos preferidos del cineasta neoyorkino, por muchas y muy variadas razones. La primera, y no es baladí, porque está escrita por Allen y por Marshall Brickman, un guionista que ya acompañó al cineasta en Manhattan, Annie Hall y El dormilón, tres de sus pesos pesados fílmicos, especialmente los dos primeros. Aunque la historia bebe de la mejor literatura del género, con unos giros dignos de Arthur Conan Doyle o Agatha Christie, la cinta debe su brillantez a un cineasta del que Allen es deudor, Alfred Hitchcock. Porque esta es, sin lugar a dudas, la más hitchcockniana de cuantas películas ha filmado Woody Allen.

Imagen de Misterioso asesinato en Manhattan © 1993 TriStar Pictures. Distribuida en España por Columbia TriStar Films de España. Todos los derechos reservados.

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Todo comienza con una muerte, no podía ser de otra forma, en el apartamento de una lujosa calle neoyorkina. Nada parece indicar su carácter delictivo, nadie se ha percatado del crimen oculto tras un aparente infarto, el que le ha quitado la vida a la mujer de Paul House (Jerry Adler), un jubilado a priori indefenso que se queda viudo dos días después de conocer a sus nuevos vecinos. Y son ellos, sus vecinos, los protagonistas de la cinta. El matrimonio formado por Carol (Diane Keaton) y Larry (Woody Allen), dos adinerados intelectuales de Manhattan acostumbrados al vino de refinado bouquet, las conversaciones profundas y la resolución de crímenes. En realidad es Carol/Keaton (segundo gran acierto de la película), la que percibe algo de antinatural en la muerte de la señora House. Encantadora persona, la última vez que la vio gozaba de excelente salud. Pero Larry, hipocondríaco, neurótico y claustrofóbico para más señas (Allen a fin de cuentas), no cree a su mujer. En realidad no quiere creerla por temor a posibles conflictos.

Imagen de Misterioso asesinato en Manhattan © 1993 TriStar Pictures. Distribuida en España por Columbia TriStar Films de España. Todos los derechos reservados.

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El tesón y la perseverancia de Carol, unidos a su poco apego por la comodidad, llevan a la mujer a introducirse en casa de su vecino y, de ahí, a enredarse cada vez más en una trama de espionaje y deducción detectivesca, para la que será ayudada por su escudero Ted (Alan Alda), amigo de la pareja, sempiterno enamorado de Carol y cómplice en sus andanzas al borde de la ley. Con él indagará, buscará pistas, se adentrará en los suburbios, irá a moteles en las afueras y a cines abandonados. Larry, medroso pero ducho estratega, también cuenta con una baza en forma de femme fatale, Marcia Fox (Anjelica Huston), inteligente escritora, hábil en el póker y experta en el misterio. En una cena informal los tres, Carol, Ted y Marcia urdirán maquinalmente un plan perfecto para dar con la verdad del suceso, para espanto de Larry y alivio de Carol, por fin apoyada en sus indagaciones. Cuando la historia se torne más compleja y las averiguaciones conlleven un riesgo patente para la vida del matrimonio, Larry y Carol se verán envueltos en el misterio que dará una nueva dimensión a sus vidas.

Imagen de Misterioso asesinato en Manhattan © 1993 TriStar Pictures. Distribuida en España por Columbia TriStar Films de España. Todos los derechos reservados.

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Esplendente título de Allen, hemos dicho que en él se concentra más de un acierto y, en efecto, es imposible negarlo. Entre ellos está el regreso de Keaton, cuya arrolladora personalidad aporta una clase indiscutible a un filme bien llevado, pero que perdería porcentualmente sin la presencia de una dama de la interpretación como Keaton. Junto a su actuación perspicaz y honesta, la inclusión de una pareja con química como Alan Alda y Anjelica Huston, inconfundibles e inimitables, completa de manera absoluta un reparto sin fracturas, tan sencillo como contundente, en el que cada intérprete resulta imprescindible para la trama. Añadida a la fotografía limpia de Carlo Di Palma, sobresaliente en esa provocadora escena homenaje a La dama de Shanghai (1947, Orson Welles), no podemos finalizar este repaso sin incidir en un punto imprescindible, un aspecto que, si bien está presente en algunos títulos de Allen, en demasiadas ocasiones se ausenta: el protagonismo femenino. Cierto es que con protagonismo no me refiero exclusivamente al punto de vista desde el que está narrada la historia, sino al rol esencial de sus personajes. Hay cintas allenianas repletas de féminas protagonistas pero inseguras, pusilánimes y tristes, siempre dependientes, siempre taciturnas. De Maridos y mujeres a Blue Jasmine nos hemos encontrado (con permiso de Un tranvía llamado deseo) con personajes femeninos desconsolados y trágicos.

Imagen de Misterioso asesinato en Manhattan © 1993 TriStar Pictures. Distribuida en España por Columbia TriStar Films de España. Todos los derechos reservados.

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En Misterioso asesinato en Manhattan este halo abatido se desvanece entre búsquedas y averiguaciones, entre risas cómplices y hombres asombrados por las mujeres. Porque sí, estratégicamente colocados, Alan Alda y Woody Allen se encargan de proclamar la admiración que suscitan en ellos Diane Keaton y Anjelica Huston respectivamente, una admiración que las presenta como personajes inteligentes, carismáticos y enérgicos. A pesar, y esto no lo paso por alto, ciertas expresiones pueden parecer indicar lo contrario, el devenir de la historia hace que el propio espectador se replantee sus criterios previos para entrar de lleno en una historia que, protagonizada por mujeres y por hombres, es un auténtico lujo para el sentir cinéfilo. Y es que ya lo hemos dicho, Misterioso asesinato en Manhattan tiene muchos aciertos.

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