vo_ex-machina_poster verticalTítulo original: Ex Machina.
Dirección y guion: Alex Garland.
País: Reino Unido.
Año: 2015. Duración: 107 min.
Género: Ciencia-ficción, thriller.
Reparto: Oscar Isaac (Nathan), Domhnall Gleeson (Caleb), Alicia Vikander (Ava), Sonoya Mizuno (Kyoko), Corey Johnson (Jay).
Producción: Andrew Macdonald y Allon Reich.
Música: Ben Salisbury y Geoff Barrow. Fotografía: Rob Hardy.
Montaje: Mark Day.
Diseño de producción: Mark Digby.
Vestuario: Sammy Sheldon.
Distribuidora: Universal Pictures International Spain.
Estreno en España: 27 Febrero 2015.
No recomendada para menores de 12 años.

Lo que hace unos años el cine nos presentaba como un imposible de la ciencia-ficción, termina integrando parte de nuestras vidas mucho antes de lo que pensamos. Aunque muchos sigamos esperando aerodeslizadores en su versión skate, siempre podemos valorar lo mucho que ha evolucionado la tecnología – y sin ir más lejos, en nuestras propias manos. Si tantos artilugios han avanzado a estos niveles, ¿por qué no la inteligencia artificial? Caleb (Domhnall Gleeson) resulta ser el inesperado ganador en un sorteo interno de su empresa. ¿Su premio? Pasar unos días junto al creador y guía de Bluebook, Nathan, que vive aislado en una mansión futurista para poder desarrollar los nuevos productos que marcarán la línea futura de su compañía.

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Imagen de Ex machina, película distribuida en España por Universal Pictures International Spain © 2015 DNA Films y Film4. Todos los derechos reservados.

A pesar de ser su primera película como director, Garland no es un desconocido, ya que suya es la novela original The Beach llevada al cine en el 2000 por Danny Boyle (y protagonizada por Leonardo DiCaprio) y el guión de 28 días después (2002), un éxito en el resurgir del género zombie. Alex Garland se introduce con esta película en la mitología de los films de Inteligencia Artificial, pero con un toque de suspense que quizás aún no había sido tan bien ejecutado hasta ahora en la pantalla. Las secuencias de la mansión, cuidadas con mimo, añaden a la evolución de la historia un dramatismo palpitante, que deja actuar en un segundo plano las bases éticas de la tecnología de Inteligencia Artificial. Si Ava es capaz de superar el test, ¿es Nathan un dios por haber creado vida inteligente con una conciencia humana? ¿Qué diferencia habría entonces entre Caleb y Ava? ¿Puede Ava sentir? ¿Qué es lo que hace único al ser humano si una máquina puede imitarlo en todos los aspectos? ¿Dónde están los límites que dividen la voluntad propia o el sometimiento a un dueño, si la conciencia puede actuar de manera totalmente libre?

Con unos cuidados efectos, Ava parece ser una perfecta máquina con derecho a vivir. Una fusión entre rasgos humanos y componentes estéticamente tecnológicos nos permite en un principio asegurar que ella no es más que un smartphone de una generación avanzada. Pero es Caleb el que se sienta frente a ella, y tras unas intensas charlas parece que ni si quiera una pared los separa.

Sentados en la butaca, y casi sin poder evitar la precipitación de los acontecimientos, somos arrastrados a compartir un destino del que parecemos no tener la certitud de saber cómo va a resultar o quién dirige los hilos. Por si acaso, yo ya he desconectado a Siri durante una temporada – nunca se sabe qué puede estar planeando…

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