Francisco Trinidad
Dirección: Glenn Ficarra, John Recqua
Guión: Glenn Ficarra, John Recqua, Steve McVicker (novela)
País: USA, Francia.
Año: 2010.
Duración: 100 min.
Género: Comedia, drama.
Reparto: Jim Carrey, Ewan McGregor, Leslie Mann, Rodrigo Santoro Producción: Luc Besson, Andrew Lazar, Far Shariat.
Estreno en España: 13 de Agosto del 2010.
Steven Russel (Jim Carrey) lo tiene todo: unos padres que le quieren, una mujer piadosa que comparte con él su vida diaria – y los posteriores rezos nocturnos -, una hija preciosa, un trabajo como policía al servicio de su comunidad… Pero como sin conflicto no existiría la vida, nuestro caricaturesco personaje descubre que quizás su vida no es tan adecuada para él como parece. ¿Por qué? Bueno, quizás influya en cierto aspecto que su madre biológica no quiera saber nada de él, a pesar de que, como Steven puede comprobar, ella sí puede ocuparse de otros dos hijos. En esta crisis también puede tener algo de importancia un accidente de tráfico que sufre nuestro protagonista, incluso hay quien puede señalar que además de todo eso su secreta homosexualidad pudo hacer estallar por los aires la vida de Steven, pero, ¿quién puede señalar al culpable?
Ayudado por todo, Steven consigue rediseñar su vida, comenzando por afrontar su estrenada realidad… nueva casa, nuevo novio (Rodrigo Santoro) y un nuevo estilo de vida que le permite disfrutar al máximo. Pero para costear todo el lujo de esa nueva rutina, Steven recurre a diversos métodos de dudosa legalidad para obtener una financiación extra, recurriendo a las cada vez más frecuentes estafas al seguro. Por supuesto, pasa poco tiempo hasta que la policía comienza a perseguir a nuestro dicharachero protagonista, siendo finalmente capturado.
Pese a lo que podríamos pensar, en la cárcel Steven no sufre de inimaginables desprecios, peleas o terribles experiencias de mano de resbaladizas pastillas de jabón. No, Steven de repente se descubre profundamente enamorado de un compañero del presidio, Philip Morris (Ewan McGregor). Steven hará lo imposible por permanecer siempre unido a Philip, pese a que ello supongo comenzar una serie de intrincadas mentiras que acaban por tejer un enmarañado panorama de estafas.
Basada en el libro de Steve McVicker, I love you Philip Morris – este a su vez basado en una historia real según el autor-, la película nos presenta de una manera extremadamente divertida la atípica comedia romántica. Y sí, he dicho atípica, porque parece que una gran parte de las distribuidoras estadounidenses han pensado que el hecho de representar una relación homosexual pueda ser un impedimento en la patria del tío Sam. De hecho, la película puede estar orgullosa de haber sido estrenada antes en países como España que en su propia patria. Y tranquilos, os puedo asegurar que no hay nada ofensivo en lo proyectado en esta película, siempre será más ofensivo el hecho de intentar evitar su distribución.
Como dijo ese gran filósofo, Peter Griffin: [refiriéndose a los EEUU] “Fundaremos un nuevo asentamiento, donde defender los derechos de todos. Salvo negros, asiáticos, latinos, judíos, gays, mujeres, musulmanes… eh… todos los que no sean hombres blancos… me refiero a blancos blancos: ni italianos, ni polacos… sólo gente de Irlanda, Inglaterra y Escocia… pero sólo ciertas partes de Escocia e Irlanda… sólo blancos de verdad… ¿sabes qué? Ni siquiera blancos… que nadie tenga derechos. ¡Ah!… América”
Con un elenco liderado por Jim Carrey, el acento cómico consigue estar fielmente defendido, encontrando ciertas reminiscencias a las pasadas producciones hollywoodienses de comedia romántica tales como Algo pasa con Mary (1998), La boda de mi mejor amigo (1997), Los padres de ella y Los padres de él (2000 y 2004 respectivamente). Pese a todo, no puedes evitar disfrutar con cada una de las estrafalarias situaciones que provoca nuestro protagonista Steven Russel, y no ya por lo cómico de cada momento, si no por el verdadero fin de Steven: no persigue nada más que a su verdadero amor.
Y es que no se hace difícil sentir un inmenso cariño por Philip Morris, con su especial candor. Con un más que notable aclaramiento capilar, Ewan McGregor consigue encandilar no sólo a Steven Rusell, si no a todo el público. Quizás de una inocencia demasiado exagerada, el personaje que Mr McGregor interpreta de nuevo de manera genial, consigue atrapar la historia vital de Steven, y consigue además aportarle un fin a toda su experiencia vital.
Pese a que parecíamos haber olvidado que Jim Carrey seguía en activo – no podemos olvidar (y ojalá no fuera así) sus conocidos papeles en Ace Ventura (1994 y 1995) y La máscara (1994), aunque también nos dejó un buen sabor de boca en El show de Truman (1998), o Man on the moon (1999) – no os extrañéis, porque en lo próximos meses podremos ver su cara de nuevo en la cartelera. En esta película podemos notar que Jim se siente cómodo, de nuevo regresando al mundo cómico, aunque no exento de duras críticas. Es muy de agradecer que haya disminuido el nivel de gesticulación durante la cinta, y sea quien sea el encargado de haberlo evitado, mi más sincera enhorabuena.
Con una historia imponente, el film consigue estar a la altura de lo que como espectador puedes pedirle, tanto a nivel cómico como a nivel ético. Porque, no hay que dejar de perseguir el sueño de ser felices en la vida. No hay que dejar de luchar por esa persona que hace que todo de repente tenga sentido. Porque hay que estar por encima de estúpidas ideas preconcebidas que limitan hoy en día la emisión de romances. Porque está en nosotros mismos esa búsqueda de la felicidad sin importar dónde tengamos que ir o cuánto tengamos que estafar al seguro. Porque a veces, tenemos que levantarnos de nuestra butaca, y, aunque hordas de irascibles espectadores nos lancen sus refrescos y palomitas, alzar nuestra voz y gritar sin pensarlo: “¡¡¡Yo también te quiero, Philip Morris!!!”
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