Sabe lo que es brillar en Cannes, en los Premios Goya, en los Ariel y en los Cóndor de Plata. Su manifiesta juventud y su cortesía no son óbice para que Lucía Puenzo haya llegado a lo más alto del recorrido cinematográfico, una sólida carrera que Puenzo cimenta tanto desde el ámbito de la escritura como desde el de la dirección. Su última cinta, El médico alemán. Wakolda, ha sido elegida para luchar por el Oscar a Mejor película extranjera y su triunfo, repentino y además merecido, no parece perturbarle. Se mueve con seguridad y sus pasos son firmes, tal vez porque esta bonaerense ha convivido con el éxito desde la infancia, cuando su padre Luis Puenzo se llevara el primer Oscar argentino a la Mejor Película extranjera por La historia oficial. Lucía Puenzo podría haber escogido un camino sencillo, el del cine acomodaticio, frívolo e insustancial; sin embargo, a sus treinta y seis años se ha convertido en todo un referente en las filas del cine incómodo, complicado, paradójico. Si con XXY nos conquistó el corazón y con El niño pez obtuvo reconocimiento a nivel mundial, con El médico alemán. Wakolda viene dispuesta a contrariarnos y a seducirnos, a paralizarnos y a no dejarnos indiferentes. Esta película, versión cinematográfica de su novela Wakolda, nos retrotrae a la Patagonia de los años sesenta, a la localidad de Bariloche donde decenas de figuras del nazismo encontraron cabida en su huida de Europa. Un tema complicado del que sale airosa y fortalecida, como puedo comprobar al saludarle. Sus maneras son muy depuradas y su apariencia dulce, vestida pulcra pero informal, se sienta a mi lado frente una amplísima chimenea rococó. Me saluda y se sonroja al recibir felicitaciones por su película, de la que remarca la dificultad con la que fue concebida y sacada adelante. Fuera, en la calle, tenderos de una feria de libros antiguos luchan contra el frío y la crisis en pleno Paseo de la Castellana. Dentro, en la sala Pablo Neruda, recorremos con Lucía Puenzo la Patagonia argentina, parando en Bariloche y desembocando en Hollywood. Un viaje apasionante con una cicerone excepcional.
Imagen de la entrevista a Lucía Puenzo con motivo del estreno en España de “El médico alemán. Wakolda” © 2013 Todos los derechos reservados. |
Lucía Tello Díaz.- Álex Brendemühl confesó hace poco que tienes “fascinación por la belleza y la aberración; por el monstruo y la desviación, por los cuerpos”, ¿es esto lo que te empuja a realizar películas tan corpóreas, tan complicadas?
Lucía Puenzo.- La verdad es que puedo notar que hay ecos entre mis diferentes novelas y películas, algo ligado muchas veces con la medicina, con lo genético, que es un tema que a mí siempre me apasionó leer. A veces pienso que si no hubiera dirigido, me hubiera gustado ser médica; me gusta mucho la medicina, a veces le pido a mis amigos médicos que me dejen su material, es un universo del que creo, se puede sacar mucho; incluso lo que estoy escribiendo en la actualidad tiene que ver con la genética. Evidentemente le ando dando vueltas a algo que tiene que ver con ese mundo.
LTD.- Además, has comentado en más de una ocasión que en vez de interesarte por temas o estructuras, siempre te fijas en imágenes, en aspectos o elementos concretos que te dan una base sobre la que desarrollar tus películas. ¿Cómo explicarías tu proceso creativo?
L.P.- Para literatura y cine es bien diferente. En literatura yo no escribo con una estructura dramática, escribo cada página sin saber hacia dónde va lo otro, y a veces cuando intento tener esa hoja de ruta, la escritura no me funciona. En cambio con un guión sí, en general no escribo tan sola y trabajo con una estructura dramática; es decir, el acercamiento desde el cine y desde la literatura, no tiene nada que ver. Puede parecer que es un proceso similar pero no tienen relación entre sí. Respecto a las historias, generalmente suelo entrar por un personaje o por cosas que me llevan de la mano. En general empiezo por quién cuenta la historia, como punto de vista.
LTD.- Wakolda fue una novelaen 2010 y pronto decidiste que la convertirías en película. Teniendo en cuenta que el tema es complicado, ¿cómo resultó el trabajo de adaptación al cine?
L.P.- Ha sido una película nada fácil de hacer. De entrada era una película que le metió mucho miedo a la gente. Muchas de las personas que se ven en los títulos entraron con la película editada, todo el mundo decía: “traigan la película editada y nosotros veremos si nos interesa”. Por suerte conté con unos pocos valientes, que son los que siempre están en mis películas y que por eso lo valoro tanto, como acá José María Morales, bueno todos en Wanda Visión, que es gente que aunque todo esté tremendo en España, con la crisis que hay, vieron un proyecto dificilísimo y dijeron: “nos quedamos, confiamos en que va a ser bueno”; o los productores franceses, que son los mismos de mis otras películas. Yo valoro mucho la gente que no entra con la película editada, que es más fácil, sino que entra primero. Aun así, tardamos como tres años en poder hacerla.
LTD.- Finalmente, y por fortuna, salió bien
LP.- Sí, pero fue un proyecto muy largo, hasta que la gente no empezó a verla editada, no sabían qué podía pasar. Menos mal que había gente que nos apoyaba, no sólo los que estoy mencionando, obviamente también mi productora, empezando por mi papá y mis hermanos que son mis socios, que siempre fueron muy generosos al decir: “¿Querés hacer esto? Pues vamos y hagámoslo”; y mi equipo técnico, que en general son las mismas personas siempre, lo cual es oro en polvo porque es mucho atajo conocerte así. Hasta la primera versión de guion la doy al sonidista y al músico, que además son mis amigos. Y por supuesto el reparto, que es un elenco de aliados incondicionales que se cargaron la película al hombro. Ahora nos está dando alegrías, pero en el momento en el que todo era difícil, ellos estaban allí defendiéndola.
Imagen de “El médico alemán. Wakolda”, película distribuida en España por Wanda Visión © 2013 Historias Cinematográficas, Wanda Visión, Pyramide Productions, Hummel Film y Moviecity. Todos los derechos reservados. |
LTD.- Resulta encomiable el equilibrio que consigues entre lo que es mito, acerca de la estancia de Mengele en Argentina, y los datos reales que certifican que realmente estuvo allí. ¿Cómo se conjugan elementos de leyenda y elementos biográficos reales para dar verosimilitud a la historia de El médico alemán. Wakolda?
L.P.- Ya desde la novela había una mezcla constante de leyenda y realidad. Evidentemente, la novela tiene muchísimas más subtramas, con muchísimo más desarrollo; por poner un ejemplo, en la película lo que son cinco minutos de ese rancho al principio, en el libro son cien páginas, en las que todos esos secundarios tienen muchísimo desarrollo; es algo que sucede en la literatura, que al pasar al cine todo se recorta y tiene que ser más breve. Pero en ambas la base real es muy clara, y es que Mengele vivió en Buenos Aires, incluso figuraba con su nombre en la guía telefónica, y que tenía una empresa, una farmacéutica; es cierto que huyó cuando el Mossad fue a detener a Eichmann en Argentina, y también es real el personaje de la agente del Mossad, que murió asesinada. Todo el marco de la historia es real, y lo que es ficción es la familia protagonista.
LTD.- Una familia protagonista que de pronto se ve viviendo, ni más ni menos, que con un alto cargo de la Alemania nazi
L.P.- Es que en relación con este personaje, hay centenares de historias posibles para contar, hasta es misterioso por qué se ha filmado tan poco sobre el tema, por qué se han escrito tan pocas novelas, porque da para mucho, ésta es solo una historia posible. En concreto, a mí me interesaba todo el universo de esta familia, que de alguna manera reúne todas las ideas de este médico; cuando él los ve, reconoce en ellos todas las obsesiones que él tenía. Mi entrada a este mundo, a esta novela y a esta película, fue por esa familia. No por él, sino por ellos.
LTD.- Es curioso porque consigues llevar a la gran pantalla la historia de “El ángel de la muerte”, y en más de una ocasión se muestra como el más atractivo de los personajes, Álex Brendemühl consigue hacerlo muy sugestivo
L.P.- Sí, ya desde la novela había algo que estaba claro, y luego Álex lo hizo muy bien, y era alejarnos de todo estereotipo, porque para mí eso sí que sería una falta de respeto. No se puede decir: “estos tipos eran malvados” porque no lo eran, por algo en todo nuestro continente vivieron camuflados durante décadas, muchos murieron, como es el caso de Mengele, sin que nunca los encontraran, y eso es porque realmente estaban ocultados de una manera que nadie se dio cuenta de quiénes eran. Y eso es lo más temible para mí, lo más inimaginable, por eso la propuesta era construir ese tipo de nazi en el exilio.
Imagen de la entrevista a Lucía Puenzo con motivo del estreno en España de “El médico alemán. Wakolda” © 2013 Todos los derechos reservados. |
LTD.- Viendo la película, cuesta imaginarla con otro protagonista que no fuera Álex Brendemühl
L.P.- Yo a Álex lo había visto en una película de Jaime Rosales, Las horas del día, en la que interpretaba un papel muy similar, el de un violento que es un seductor y cuya mezcla rara da mucho miedo; además es muy parecido a Mengele. Álex habla alemán, habla español, era un cásting difícil. Así que le mandé una foto de Mengele y una foto de él diciéndole: “lo tenés que hacer porque son iguales”. Y él se sumó.
LTD.- Finalmente, El médico alemán ha sido seleccionada para representar a Argentina en los Oscar como Mejor película extranjera, ¿qué ha supuesto para el equipo una noticia semejante?
L.P.- Los Oscar es algo que está muy lejos, es un camino muy difícil y muy largo. La verdad es que nosotros salimos a festejar más que esa posibilidad, lo que la película había generado: que estábamos entrando en nuestra segunda semana en los cines. La película tuvo una primera semana que superó nuestras expectativas, nunca había pasado algo así con una película, las mejores proyecciones eran de veinte o treinta mil espectadores, y la nuestra hizo cien mil en la primera semana. Después, en la segunda semana, otros cien mil; y estábamos cerca de los trescientos mil en la tercera semana. Y son espectadores muy difíciles de conseguir, porque el cine está en una mala situación, como lo está acá. En verdad está menos difícil para hacer cine, porque estamos en una mejor situación que la que está atravesando España, pero sí para defender nuestras películas en las salas. Es muy cruel el sistema que tenemos y por eso estábamos preparados para salir más rápido. Ése fue el gran festejo. Y la noticia del Oscar en la segunda semana, es lo mejor que te puede pasar en la vida, ni planeándolo te sale así. Para nosotros el festejo fue ése, porque lo del Oscar, es algo lejano.
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