Parafraseando a Romeo, “love goes toward love, as schoolboys from their books”; y es así que, al igual que “el amor corre al amor, como el estudiante huye de los libros”, se puede decir que la fama corre a la fama, al tiempo que ésta huye de los medios poco notorios. Este es el estigma de Caín, el de aquellos medios poco conocidos que perecemos ante los laureles de los consagrados, nada nuevo en la viña de la celebridad. Sin poder entrevistar a una de las mejores y más bellas actrices que el viejo continente ha visto nacer de sus entrañas, esto no ha supuesto, en absoluto, que la resolución de Todo Es Cine no haya logrado, vítores aparte, conversar off the record, o más bien unplugged, con la gran Sophie Marceau. Parisina de pro, actriz, directora, escritora cinematográfica y agraciada entre las agraciadas, Marceau pasó por Madrid para presentar su nueva cinta, Espías en la sombra, drama bélico basado en hechos reales, en que interpreta a experta francotiradora de la Resistencia francesa que posibilitó, entre otros provechos, el desembarco de Normandía. En un marco inigualable como lo es el Hotel Intercontinental, Marceau demostró en una escueta rueda de prensa, que no sólo sigue siendo la joven que debutara en Le Boum, sino que la candidez y la sensualidad, no están reñidas con el paso del tiempo. Y es que, tal como demuestra su propio personaje en Les femmes de l´ombre, toda fémina, con la venia de la sociedad, puede llegar a ser una mujer de armas tomar.

Pregunta.- Siendo ésta una película histórica, ¿cree que la ambientación y el entorno que rodea a un rodaje de estas características facilitan en gran medida el trabajo de los actores?

Sophie Marceau.- Sí, realmente uno cree lo que ve, y el cine es eso, puramente visual. Cuando un actor está dentro de este ambiente, se ve proyectado en la realidad de la película. Puede parecer frívolo el hecho de elegir una camisa, un sombrero o unas botas, pero en realidad todo ello contribuye a que te introduzcas dentro del personaje y de la época en que está inscrita la película.

Pregunta.- ¿Cómo se ha sentido interpretando a una mujer francotiradora, que padece tortura, que ha de luchar con todas sus fuerzas y aún así, mantiene una actitud fría y serena?

S.M.- Bueno, es mi trabajo, aunque lo cierto es que he descubierto un universo muy fálico gracias a mi personaje –ríe-. Lo que más me ha costado ha sido el tener que manejar las armas con naturalidad. Además, el armamento de aquella época era extremadamente pesado, e incluso las armas podían parecer algo fantasmagóricas, pero la verdad es que ese tipo de realidad, esos accesorios, son vitales para los actores. Por eso es tan gratificante, porque forma parte de mi personaje.

Pregunta.- Es difícil ver una película bélica protagonizada por mujeres. ¿Ese punto de vista femenino es lo que más le atrajo del proyecto?

S.M.- Es verdad que los dos escritores del guión son hombres, pero también lo es que las grandes películas de mujeres suelen estar escritas por hombres, como Ingmar Bergman o Pedro Almodóvar. Por encima de esa consigna femenina o masculina, en este guión están las dos cosas, aunque tiene mucho de analítico que es más femenino. Pero es que la vida, el mundo, la guerra, todo es así. Aunque los hombres se han apropiado de la guerra, -ya que es muy física-, las mujeres, los niños, todos entran en guerra. Cierto que es más raro que en una película se muestre a la mujer y no al hombre en actos heroicos. Por mi parte ha sido muy ilustrativo ver a mujeres comportarse así en una guerra, ya que siempre las había visto como colaboracionistas con el enemigo, siempre delatoras. En este caso, esta película cuenta cómo estas mujeres, que en verdad existieron, fueron muy diferentes.

sophie marceau en todo es cine

Pregunta.- Hablando estrictamente de España, la historia de estas cuatro mujeres es completamente desconocida, ¿lo era también en Francia antes de iniciar el rodaje?

S.M.- Totalmente. No existía un diario, un libro, ni ningún documento al respecto lo suficientemente conocido. De hecho, sólo un pequeño articulito en un periódico pequeño hablaba de mi personaje, el día en que falleció hace unos cuantos años. Estas mujeres de las que leí muchos testimonios, no tenían ganas de hablar de sus cosas, no querían hablar de ello. Yo personalmente tuve suerte porque por ellas, como dije antes, pude cambiar la idea que tenía de las mujeres de la Segunda Guerra Mundial, quizá en parte por la imagen que dais de la vida los medios de comunicación. Es verdad que estas mujeres son una realidad, y por eso Jean-Paul Salomé, el director, quería rendir un homenaje más a estas mujeres, que a la propia resistencia francesa.

Pregunta.- En torno a la Resistencia, existe mucha mitología, mucha mística. ¿Ha sido difícil interpretar su papel sin caer de algún modo en el estereotipo?

S.M.- Lo cierto es que no tengo ningún miedo a los clichés, es algo ridículo, y mucho más siendo actriz, que no arriesgas nada. Sí que puedo temerlo como directora, que eres quien crea una realidad. Como persona no tengo estrategias. Si hay referentes en la historia, pues genial. La verdad consiste en que te creas o no la historia. En realidad todo está ya hecho, aunque siempre se puede encontrar algo nuevo, algo distinto. Que la Resistencia es un asunto redundante, pues eso es algo que va más con el guión, con el director. El único problema es representarte a ti mismo, tratar de hacer cosas nuevas, evolucionar, cambiar. Ante una situación como la de una guerra, es muy difícil, así que ante ella actúo más como una espectadora.

Pregunta.- Tras tantos años de carrera, ¿cómo ha evolucionado su criterio a la hora de elegir sus papeles?

S.M.- Obviamente, mi profesión evoluciona en función de la tecnología. Yo soy mi propio instrumento, por decirlo de algún modo, por lo que mis roles son paralelos a mi vida. Las decisiones que tomo van en función de cómo funciona mi vida. Así lo hice a los veinte, así lo hago a los cuarenta, y así lo haré a los sesenta. Somos un poco los representantes de la comedia humana, con toda humildad. Hay muchas cosas que quedan todavía por decir, hay mucho que expresar, hay que evolucionar. Cuantos más años tienes, más cosas tienes que decir y más avances hay que hacer.

Pregunta.- Después de tu experiencia en Hollywood con Braveheart o siendo chica Bond, y sabiendo que te tomas la libertad de elegir bien los papeles ¿qué papeles has rechazado en Hollywood?

S.M.- Nunca me fui a Hollywood, por lo que no puedo regresar de allí. Además, lo que he rechazado, siempre lo olvido. Yo estoy contenta con las decisiones que he tomado, porque mi carrera se corresponde a lo que yo proyecto. Hay cosas que han salido mal y eso lo lamentas. Hay personas que no conoceré, con las que nunca trabajaré, pero estoy tranquila porque he actuado coherentemente. Siempre creo que existe una razón por la que algo no ha salido. Mi carrera se parece a mí, no quiero estar en todo, no corro por hacer una carrera, no he decidido ser actriz, de hecho, es algo que me planteo todos los días –ríe-, así que todo lo que no he hecho, me ha dado tiempo para hacer mi propia vida.

Pregunta.- ¿Ser actriz le ha abierto muchas puertas para poder ejercer como directora? SM.- Lo cierto es que si llamo a un productor para pedirle dinero, también a mí me cuelgan el teléfono –ríe-. Sí que es más rápido, pero eso no significa que me vayan a dar el dinero. A ellos les interesa que esté delante de la cámara, no detrás de ella; saben que tengo valor comercial como actriz, pero no como directora. Eso no me impide seguir intentándolo. Sé que el público tiene interés en verme como actriz, y al igual que mi exposición mediática aporta cosas a mi favor y en mi contra, en este aspecto me pasa lo mismo. Todo es así en mi vida.

Pregunta.- ¿Qué nos puede contar de esta última etapa “dorada” del cine francés?

S.M.- Es cierto que el cine francés está experimentando una hermosa etapa durante estos últimos años. Extrañamente el público francés va al cine a ver películas francesas, lo cual tiene mucho mérito porque el cine americano está presente en todo el mundo. Al respecto creo que deberíamos sacar lecciones de cómo hacen ellos cine. Sin embargo, reconozco que el cine francés, cuanto más autóctono es, más éxito tiene. No podemos decir que debemos hacer películas distintas porque las que tienen más público suelen ser muy francesas. Este hecho se ve muy bien con la película Bienvenido al norte, que es muy “identitaria”, acerca de una población muy definida. Por eso cada pueblo, cada país, cada lugar, debería identificarse con su propia cultura. A los franceses les encanta reírse de Francia y de todo lo francés, al igual que a los alemanes reírse de lo que no sale de sus fronteras. Algo que ha hecho muy bien el cine americano es que sabe hablar muy bien de su cultura, al tiempo que la exporta muy bien fuera. Las películas que funcionan en Francia son muy francesas, y precisamente por centrarnos mucho en nosotros, nos convertimos en algo muy universal.

Pregunta.- ¿Y qué puede decirnos sobre el cine español?

S.M.- El cine español como tal existe desde siempre, quiero decir que está muy presente, tiene su fama, su poética, se exporta bien, se ve mucho en Francia y en América. No sé si es fácil producir en España, aunque me temo que no, como no lo es en ningún lugar a causa de que el mundo está en crisis. Lo ideal es expresar la cultura, cuanta más cultura se pueda expresar, mucho mejor.

2 comentarios

  1. oriana 29 diciembre, 2016 at 7:01 pm

    Responder

    esa pelicula no es

  2. oriana 29 diciembre, 2016 at 7:02 pm

    Responder

    es de encontrar un tesoro

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