Posee estilo, tiene gracia y hace alarde de un carácter indomable. Sus ademanes inquietos, su inagotable capacidad para estar atento a multitud de sucesos simultáneos y su atractivo y paradójico desdén hacia lo que le rodea, hacen de él un personaje excepcional. Es joven, brillante y seductor, aunque parece no darle la menor importancia. Sobre este actor internacional, que empezara en el Institut del Teatre de Barcelona, se han derramado ríos de tinta, aunque lo único verdadero, además de su mirada, es que Jordi Mollà es distinto, muy distinto. Y es que, en un mundo de frivolidad y fascinación por lo epitelial, resulta extraordinario encontrar a un personaje, a una persona, que guarda en su interior un torbellino vital que liberar. Por ello entrevistarle es tan atrayente como delicado, una labor arqueológica en la que sacar a la luz todo lo que este hombre sugestivamente guapo, es capaz de atesorar. Y es mucho.
Lucía Tello Díaz.- Escritor, pintor, actor, director… Es difícil encuadrarle en un sólo ámbito artístico, ¿cómo se definiría a si mismo?
Jordi Mollà.- Como un actor que pinta, escribe y dirige.
LTD.- Pero supongo que habrá un ámbito que le apasione más…
JM.- Son como amantes que revitalizan mi matrimonio con la actuación. Cuando estoy quemado con mi matrimonio, pues tengo un rollo con una amante. Luego vuelvo a casa… Es un acuerdo para no cansarme siempre de lo que hago.
LTD.- La película que ahora presenta, La conjura de El Escorial, es un filme muy complejo, donde hay mucha corruptela, muchos asesinatos e intrigas. Curiosamente, el personaje que más beneficiado sale de ese quebrantamiento legal, es Mateo, el que usted interpreta…
JM.- Sí, y además sin quererlo… Pero precisamente se beneficia por eso. Él es, según dice, un hombre de Dios, que no quiere saber nada de toda la corrupción. Entonces abre una investigación y el rey se da cuenta de que este hombre vale más de lo que pensaba, y acaba ostentando un cargo político a pesar de que, como él dice al principio, siempre ha detestado la política y tener enemigos, viéndose envuelto en todo esto. Pero se sonríe pensando a qué le puede llevar esa situación.
LTD.- Se dice en la película que “en los tiempos que corren, todavía hay gente que muere en su cama”, marcando el grado de corrupción de la España del siglo XVI, ¿le apeteció encarnar al único personaje sin villanía?
JM.- Indudablemente, eso marca la diferencia con el resto de los personajes. Además es un hombre de la Iglesia, pero bastante especial: maneja la espada, abre una investigación… Es un tipo activo, no se limita a dar una misa y punto.
LTD.- ¿Cómo fue la preparación de este personaje?
JM.- Muy rápida. Fue llamarme a una semana de empezar a rodar, así que no tenía mucho tiempo de prepararme. Me generaba mucha ansiedad el saberme el texto y, no sólo eso, hacerlo. Es como si en el teatro tienes que aprenderte el papel de otro en tiempo récord. Sólo sé que me lancé a la piscina. No sé si por intuición, por indicaciones del director, por los actores que tenía alrededor, los personajes… Fue muy interesante como experiencia. Además, era como si este personaje, Mateo, estuviera en Toledo, le dijeran que fuera para el Escorial, y después tiene que reaccionar. Yo también tenía esa sensación, de recién llegado.
LTD.- Teniendo que hablar en latín, en inglés, y además tener poco tiempo para prepararte el papel… ¿Cuál fue entonces el gancho que te hizo “tirarte a la piscina” en este proyecto?
JM.- Pues la clave fue el hecho de estar en el sistema, sin ser el sistema. Porque los que están dentro y forman parte de él, corren mucho peligro. Pueden conseguir muchas cosas, es cierto, pero corren mucho peligro. Estar en el sistema, pero a su manera, era lo que más me gustaba del personaje.
LTD.– Con Antonio del Real ya había trabajado en una comedia. ¿Ha sido difícil trabajar con él en una superproducción como La conjura de El Escorial?
JM.- Es distinto, me imagino que para Antonio habrá sido un reto muy fuerte, con actores que no hablan su lengua, con los que, para comunicarse, necesita a una tercera persona; además en los rodajes se pasan muchos nervios, todo va muy deprisa porque, aunque por fuera dé la apariencia de lento, un rodaje por dentro va a toda pastilla. Además, al ser una superproducción, es una presión añadida, es una apuesta más fuerte, lo que supone un riesgo más fuerte.
LTD.- Hablando de riesgos más fuertes, perteneces a ese reducido grupo de actores españoles que trabajan tanto o más en el mercado internacional que en el nacional, ¿pretendes trasladarte definitivamente a Los Ángeles, o vas a seguir compatibilizando las dos cosas?
JM.- Las dos o las tres… La nacionalidad no importa. Interpretar a Pepe Amedo –de GAL-, y poder hacer Perdona bonita, pero Lucas me quería a mí; y poder hacer de Felipe II, y La buena estrella y Segunda piel; y san Antonio de Padua y poder hacer…
LTD.- No somos nadie…
JM.- No somos nadie… Es poder hacer personajes que me digan algo, como lo sería poder interpretar a Salvador Dalí o a Drácula.
LTD.- Drácula es un personaje muy interesante
JM.- Sí, es un personaje al que en realidad lo que le pasa, es que está esperando tres siglos a que nazca su mujer; ese hombre tiene una soledad bestial. Ha hecho un juramento con el lado oscuro, y mientras está esperando en la oscuridad, ha visto nacer a miles y miles de millones de mujeres; y entonces, un día la huele y dice: “ya la he visto, está en Londres”. Es una historia amor.
LTD.- Por eso Drácula le declara a Mina: “he atravesado océanos de tiempo para encontrarte ”
JM.- Mi frase preferida.
LTD.- Es soberbia
JM.- Sí, de hecho, en Son de mar, había una frase que finalmente se convirtió en eslogan, que decía “he atravesado todos los océanos de este mundo para saber que no puedo vivir sin ti”, y yo la cogí de Drácula. Le dije al director (Bigas Luna), que podíamos decir, no ya océanos del tiempo, pero sí atravesar todos los océanos del mundo.
LTD.- Claro, una travesía más espacial y no tanto temporal
JM.- Sí, más espacial, más lo que hace él, el dar la vuelta al mundo, morir en un océano para volver a salir en él y que, como digo, se convirtió en el eslogan de la película… “I have crossed oceans of time to find you”… Insisto, es mi frase preferida…
LTD.- Respecto a su próxima película, es una biografía del Ché. ¿Por qué hablar de esta figura histórica ahora?
JM.- No sé, quizá porque el mundo necesita un revolucionario, y por eso se echa para atrás, buscando un revolucionario honesto en la historia de la humanidad. Como hoy en día todo está hecho para que te duermas, o para que tengas miedo, digamos que el cine puede provocar que salga un revolucionario que diga: ni te duermas ni tengas miedo. Y los hay. Para mí Karol Wojtyła era uno de ellos. Lo que pasa que con una infraestructura tremenda detrás que te puede hacer dudar, porque los papas siempre hacen dudar. Pero era un “crack”, cuando él murió estaba en Italia y era un non-stop. En vida era un hombre que se ponía en el Madison Square Garden con chavales de quince años y les hacía reír, cantaba, hacía el ridículo, se reía de él mismo, con un despliegue de medios de comunicación impresionante. Antes de ese Papa, claro, la televisión no estaba tan avanzada como para una cobertura así… Pero estoy seguro de que el revolucionario del futuro estará ligado inevitablemente a la tecnología.
Deja un comentario