Dirección: Ferzan Ozpetek
Países: Italia
Año: 2010.
Duración: 108 minutos.
Género: Comedia
Interpretación: Ricardo Scamarcio (Tommaso Cantone), Nicole Grimaudo (Alba Brunetti), Alessandro Preziosi (Antonio Cantone), Ennio Fantastichini (Vincenso Cantone), Lunetta Savino (Stefania Cantone), Ilaria Occhini (abuela), Carmine Recano (Marco).
Guión: Idea original y guión de Ivan Cotroneo y Ferzan Ozpetek
Director de fotografía: Mauricio Calvesi (A.I.C.)
Producción: Domenico Procacci
Montaje: Patricio Marone
Música: Pasquale Catalano
Diseño de producción:
Distribuidora: Vértigo Films.
Estreno en España: 22 de diciembre de 2010.
Dicen que algo tiene el agua para ser bendecida y, cuando personajes tan dispares como Madonna, John Travolta y Andy García se rinden ante el talento de un realizador turco-italiano, no puede ser por mera casualidad. Ferzan Özpetek es para el nuevo mundo una suerte de exótico cineasta centrado en asuntos que el cine de Hollywood sólo ha tocado a medias, con la futilidad y ligereza propias de una industria centrada única y exclusivamente en el entretenimiento al por mayor. Por eso sorprende una propuesta dulce, nada inocente, que carga las tintas bajo la égida de comedia descocada, con varones coreografiando mar adentro los danzarines pasos de la subversión, o cantando a pleno pulmón The way we were en la ducha mientras una doncella muy del sur, muy italiana, sincroniza su canturreo a capella desde otra habitación. Todo ello sirve de fondo burlesco y risible para una crítica profunda, dirigida con exclusividad a los convencionalismos sociales que nos ahogan y nos cosifican en marcas registradas inalterables. Tommaso (Ricardo Scamarcio), es un joven escritor que, perteneciente a una familia sureña de rancio abolengo -y probada riqueza proveniente de su fábrica de pasta-, decide romper con los presupuestos y usos sociales, declarando abiertamente su homosexualidad el día en que le iba a ser conferido el mando del negocio familiar. Sorprendentemente Antonio (Alessandro Preziosi), hermano mayor de Tommaso, se adelanta en sus intenciones y autoconfiesa su propia condición de gay para desconsuelo de su padre, quien sufre un fulminante (aunque leve) infarto en plena celebración. Desterrado de su casa y al borde de la desheredación, Antonio huye de la ciudad, quedando al frente de la fábrica Tommaso, de vocación literaria y aspiraciones urbanitas. Será en Roma, precisamente, donde le espere su pareja, Marco (Carmine Recano), quien irá a buscar a Tommaso ante su ineluctable compromiso sanguíneo, haciéndole ver que el amor nunca debe ser rehusado, tan siquiera cuando supone la insubordinación contra los principios básicos del qué dirán.
Mordaz, satírica, divertida y sangrante en ocasiones, la actual propuesta de Özpetek nada tiene que ver con míticas cintas como su ópera prima Hamam: el baño turco o la aplaudida Saturno contro, aunque siga centrando su afilada mirada en las relaciones íntimas, la homosexualidad y el modo en que se integra a duras penas en una sociedad retorcida y políticamente correcta. Un ejercicio en el que destaca la belleza de Scamarcio y sus amigos, apolíneos y seductores; la comicidad y rapidez de sus diálogos y la hondura de su mensaje de fondo.
Destaca sin embargo, y esto es notorio aunque no laudable, la postración femenina como secundarias, simples comparsas en un mundo capitaneado por hombres que se quieren o se rechazan, pero en cuyo centro de poder se dirime el destino de toda una familia, de una sociedad. Tal vez el personaje de Alba (Alba Brunetti), venga con su silencio, sus altos tacones y su rápida conducción, a equilibrar la balanza de Özpetek, así como lo hará la belleza sublime de Ilaria Occhini, abuela de Tommaso y protagonista asincrónica de esta peculiar y brillante comedia.
Una película hecha por y para divertir, para concienciar pero no para adoctrinar, y de la que sólo se sacará la conclusión certera de que la libertad es el único valor por el que merece la pena luchar. Conformarse con el armazón social que los otros nos imponen, nunca ha equivalido a vivir en libertad.
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