A corta distancia su perfil es de caballero medieval. Ecuánime, embelesador y bien parecido, su belleza no es en absoluto arrogante, ni ampulosa, tan siquiera intimidante; la beldad de Juan Diego Botto, como todo lo que derrocha su preclaro ingenio, parte del inquebrantable convencimiento de que él es, como buen hidalgo que se precie, ante […]

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