Título: Señor, dame paciencia
Dirección y guion: Álvaro Díaz Lorenzo.
Reparto: Jordi Sánchez, Rossy de Palma, Megan Montaner, Silvia Alonso, Eduardo Casanova, David Guapo, Salva Reina, Boré Buika, Andrés Velencoso, Paco Tous, Antonio Dechent, Diego París, Jorge Sanz, Alberto Jo Lee.
Dirección de fotografía: Valentín Álvarez.
Montaje: Verónica Callón.
Música: Julio de la Rosa.
Distribuidora: Warner Bros.
Estreno en España: 16 de junio de 2017.
Hace tiempo que la comedia española trascendió sus propios límites encontrando nuevos cauces para su expansión. Guiones sólidos, actuaciones excepcionales y una combinación oportuna de fotografía y banda sonora han dado lugar a una nueva edad de oro en nuestra ficción, cuyas miras ya no se centran en el ombligocentrismo autorreferencial, sino que sitúan su horizonte en las lindes de la comedia europea.
Con un evidente, y a mi juicio acertado, resabio francés, Señor, dame paciencia podría parecer una relectura de Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? (2013, Philippe de Chauveron), con un Jordi Sánchez en su más que atinada encarnación de Christian Clavier, o Rossy de Palma en su asimilación del rol de Chantal Lauby. Pero esto no es así, y no lo es porque Sánchez es mucho Sánchez y De Palma mucha De Palma. Y es que esta cinta, bien construida y muy bien llevada, tiene la fortuna de basar su pulso narrativo en unos intérpretes rebosantes de personalidad, unos actores reconocidos y admirados que, no por casualidad, han alcanzado unas cotas de plurivalencia insólitas a prueba de todo encasillamiento.
La historia que nos presenta Álvaro Díaz Lorenzo comienza en uno de los barrios más acaudalados de Madrid, en el interior de esos edificios tan cercanos a los de Patrice Leconte o Francis Veber. En él viven María (Rossy de Palma) y Gregorio (Jordi Sánchez), un matrimonio bien avenido en el que él tiene grandes dosis de obcecación y ella de paciencia. María es una persona extravertida que mantiene una relación de total confianza con sus hijos, hecho que le lleva a conocer la situación emocional de sus vástagos: su hija Sandra (Megan Montaner) está embarazada, la pizpireta Alicia (Silvia Alonso) es pareja de un auténtico desastre y su pequeño Carlos (Eduardo Casanova), va a contraer matrimonio con otro hombre.
Todo ello va a serle revelado a Gregorio durante una comida dominical, momento que nunca llega por el repentino fallecimiento de María. En una oportuna carta de despedida, la madre les hará saber su última voluntad, queriendo que todos juntos esparzan sus cenizas por el Guadalquivir, motivo por el cual la familia al completo deberá viajar a Sanlúcar de Barrameda. Con un yerno del barça (David Guapo), un novio antisistema (Salvador Reina) y un prometido vasco de origen senegalés (Boré Buika), Gregorio se verá desbordado por una situación que se le va absolutamente de las manos.
Aunque la tensión territorial, los gustos y fobias futbolísticas o la intransigencia pudieran confundir al espectador en primera instancia, máxime tiendo en cuenta los mayores éxitos en taquilla de los últimos tiempos (léase Ocho apellidos vascos y Ocho apellidos catalanes), la película de Díaz Lorenzo se desmarca de los convencionalismos, adentrándose en un territorio más allá de la simple copia.
Sin grandes pretensiones pero sobradas dosis de entretenimiento, Señor, dame paciencia conquista por la franqueza de su guion y, sobre todo, por la comunión de su elenco. Sin su correcta hilazón argumental o la química solvente entre sus protagonistas, esta historia coral no habría funcionado del modo en que lo hace, ni se habría convertido en un ejercicio estilístico y narrativo a la altura de las expectativas. Ineludible.
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