Título original: The Hangover Part III
Dirección: Todd Phillips.
País: Estados Unidos.
Año: 2013
Duración: 106 min.
Género: Comedia.
Reparto: Bradley Cooper, Ed Helms, Zach Galifianakis, Justin Bartha, Ken Jeong.
Producción: Tod Phillips, Daniel Goldberg.
Música: Christophe Beck.
Montaje: Michael L. Sale, Debra Neil Fisher.
Guión: Craig Mazin, Todd Phillips.
Parece mentira que una tercera repetición de las tan temidas resacas sea un producto tan rentable, pero no hay que subestimar el poder de las carteleras…
Los juerguistas más extremos regresan de nuevo, dispuestos a no poder recordar nada de los que les suceda y con ganas de vivir situaciones demasiado límites. No, no comienzan de nuevo perdidos en una orgía de alcohol y pistas asquerosas en un lugar perdido. Todo comienza de manera muy distinta esta vez, ya que Alan (Zach Galifianakis) ha perdido el rumbo. Sin control, decapitando jirafas a bordo de coches por la autopista, y provocando un infarto a su padre, es conminado por sus seres más cercanos -señora de la limpieza incluida- a cambiar de vida, y comenzar por desintoxicarse.
Son sus amigos Philip (Bradley Cooper), Stu (Ed Helms) y Doug (Justin Bartha), quienes tras tantas experiencias en las previas resacas (Hangover I y II (2009 y 2011)) deciden acompañarlo a la clínica, para que se sienta en todo momento arropado. Pero con lo que no contaban, era con la irrupción -y secuestro de por medio- de Marshall (John Goodman), un mafioso que busca a Chow (Ken Jeong) por unas afrentas que se remontan casi hasta la primera película. Con la presión de jugarse la vida de Doug -de nuevo desaparece dejando al grupo que viva sus aventuras-, deben de dar con Chow y recuperar todo el dinero que robó en su momento a Alan. Para ello, deberán de hacer uso de la información recopilada los últimos meses por la única persona que mantuvo contacto escrito con Chow desde la cárcel: Alan.
A partir de aquí, y dejando de lado la argumentación previa de las dos anteriores películas -basadas simplemente en reorganizar las piezas del puzzle que resulta ser la noche anterior- la película adquiere un nivel de diversión muy eficaz en la audiencia.
Centrándose en nuevas situaciones, en los personajes más hilarantes -Chow y Alan- y haciendo guiños a las anteriores películas, consiguen cerrar esta trilogía por todo lo alto. Nunca esa tan temida resaca ha tenido tantos y tantos seguidores, que a buen seguro aspiran algún día con despertarse casados en las Vegas, o con un cuerpo mutilado a su alrededor en Bangkok.
Dejando de lado que esta película sea un producto de consumo fácil, basado en historias exageradas y grotescas, la película no deja de tener su mérito. Y no es sólo reunir una recaudación que a buen seguro deja en el aire tan ferviente convicción de acabar con la serie de resacones con esta tercera película, si no ofrecer esa diversión que ya ofrecía antes.
Que la gente que no apreciara las previas no se extrañe de que les resulte una pérdida de tiempo, pero a buen seguro, somos muchos más los que conseguimos reír con las nuevas ocurrencias de esta saga. Y por supuesto, para incautos que aún no la hayan visto… Merece la pena esperar unos minutos tras el inicio de los créditos.
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