Nos juzgamos a nosotros mismos por lo que nos sentimos capaces de hacer,
mientras que los demás nos juzgan por lo que hemos hecho.
Henry Wadsworth Longsfellow
El día 25 de abril de 2011 nos ha dejado una maravillosa persona, querida y admirada por una cantidad enorme de generaciones: nuestra gran María Isbert. Su primera aparición ante el público fue en 1939 con la obra de teatro “Nuestra Natascha”, y su primera intervención en la gran pantalla fue en 1944 de la mano de Juan de Orduña, con La vida empieza a medianoche.
Fotograma de Viridiana (1963), producida por Unión Industrial Cinematográfica (UNINCI), Gustavo Alatriste, Films 59. Divisa Home Video. Todos los derechos reservados
Fue persona de gran bagaje, hija de un maravilloso y querido actor, Pepe Isbert, quien dejó en su hija una estupenda y divertida artista. No se puede uno imaginar una película española en la que no apareciese (recordemos Un rayo de luz (1960, Luis Lucia), Viridiana (1961, Luis Buñuel), El verdugo (1963, Luis García Berlanga) o Amanece, que no es poco (1989, José Luis Cuerda), con su pelo al viento, con su sonrisa; y en las películas de color, siempre hacía de la persona extranjera y excéntrica; no era de extrañar, María estudió varios idiomas, aunque el que mejor le iba lo utilizó toda la vida, el del público.
Llegó a nuestro corazón y como tal se fue, pero como cito al principio con el pensamiento filosófico que os he apuntado, por lo que uno hace, será juzgado. No seré tan férrea pero diré que por lo que has hecho, querida María Isbert, te valoraremos siempre.
Con todo el cariño, desde la Mecedora.
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