Algunos hombres observan el mundo y se preguntan ¿por qué?
Otros se preguntan ¿por qué no?
George Bernard Shaw

Queridos amigos de Todo es cine:

Un placer volver a estar con todos vosotros. En este mes queremos ofreceros un especial, aquí en esta parte del mundo el mes de agosto es el mes por excelencia de las vacaciones; hace mucho calor, y apetece pararse para por lo menos hacer algo que en otro momento del año no se puede hacer; cualquier cosa, desde leer ese libro que tenemos aplazado por falta de tiempo, ir a ver una película, estar con tu gente, tus amigos; o algo excepcional como es el caso de nuestra protagonista, la princesa Anna (Audrey Hepburn), en Vacaciones en Roma (1953, William Wyler).

vacaciones en roma audrey hepburn y gregory peck en todos al cine

Imagen de Vacaciones en Roma. Paramount Pictures. Todos los derechos reservados

La historia nos narra la vida aburrida y llena de protocolo que una chica joven debe de aguantar por contrato de la vida, ser princesa y tener que ir de país en país llevando su carta de presentación. Y llega a Roma. Quizá su aire, su aroma, la magia que desprende esta bonita ciudad, hizo despertar en ella la gana de escaparse (sus vacaciones) y de repente ser otra persona, y el cine –ya lo hemos dicho- nos deja poder urdir ese tipo de aventuras y hacer que salgan bien.

Se fue a buscar la aventura de ese maravilloso verano que no olvidará. Nos va enseñando las calles, los edificios y monumentos que pese al paso del tiempo, nos siguen dejando perplejos. Allí conoce a Joe Bradley (Gregory Peck), un periodista que la reconoce e intenta sacar provecho de ese episodio en la vida de la muchacha. Pero la va conociendo y otros sentimientos, aparte de los monetarios, van entrando en su corazón. Ella se corta el pelo a la moda y come ese famoso helado por la escalinata de la Plaza de España, mítico fotograma que aparece en casi todo lo que tiene que ver con el cine.  Joe la ayuda y ve ella ve por primera vez que el mundo tiene dos caras: una la obligatoria que le exigen su cargo y su carga; y otra la libertad de ir con una Vespa por las calles anónima y disfrutando de la presencia del maravilloso y guapo Joe. Es una buena película, los amantes del séptimo arte seguro que la habéis visto una o varias veces; pero para aquel que empieza se la recomiendo.

Son esas pequeñas cosas las que nos diferencian. Al igual que dice la máxima, ella volvió a su rígido protocolo y como si nada hubiese pasado, pero dentro quedó Roma. Y si preguntan ¿por qué? Alguna vez atrévete y di ¿por qué no? A lo mejor te encuentras que puedes pasar unos días estupendos donde poder conocer a gente y quitaros lo encorsetado de nuestras vidas aunque sólo sea por un pequeño tiempo.

Que paséis unas felices vacaciones, tan felices como Vacaciones en Roma, de tu actitud depende.

Con todo el cariño, desde la Mecedora.

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