Lo que las otras personas piensen de ti, no te incumbe.
Regina Brett
Queridos amigos de Todo es cine:
Como siempre un privilegio poder ponerme en contacto con todos vosotros. Como estamos en un tiempo de calor, por lo menos en esta parte del mundo, y parece que los niños, los jóvenes y los mayorcitos, empezamos una nueva época del verano, vamos a intentar ponerle nota de color y de pensamiento filosófico.
Historias de Filadelfia. Metro-Goldwyn-Mayer (MGM).Todos los derechos reservados.
Vamos a hablar de Historias de Filadelfia (1939, George Cukor). Os diré un secreto, es una de mis películas favoritas, ahora con el tiempo uno puede ponerse en otras situaciones, de las que hablaremos ahora, pero que cuando vemos juntos en la gran pantalla a intérrpetes tan importantes como Katharine Hepburn, Cary Grant o James Stewart, llevando a cabo una obra que durante muchos años estuvo en el teatro, hace de ella un deleite para cualquier buen paladar.
La historia de esta comedia trata de una chica, Tracy (Hepburn), casada y divorciada de Dexter (Grant), quien en sus comienzos gustaba del alcohol demasiado, y lo que hizo imposible la convivencia con él, por mucho amor que hubiera. Ahora Tracy se vuelve a casar con George (John Howard), y esto no deja a su ex pareja indiferente. Como es una película de enredo, también entra en juego el padre de la novia, un señor al que le gustan demasiado las infidelidades, y también una revista sensacionalista, que aprovecha el evento para infiltrar a Macauley Connor (James Stewart) y Elizabeth Imbrie (Ruth Hussey) en una boda llamada ya al fracaso, de la mano de Dexter. Todos luchan por el poder, cada uno quiere parte de la tarta, no de la nupcial precisamente. Parece que ese fin de semana todos le echan en cara a Tracy su frialdad, hasta llegar a hacerle cambiar de parecer. Os gustará. Tanto a los que comenzáis la trayectoria de ser cinéfilos como a los que ya lo sois, os encantará volver a ver una historia, en Filadelfia.
Bueno, pues hasta aquí es sólo una reflexión sobre el cine, veámoslo ahora desde otras perspectivas. Veo a ese buen padre que le reprocha a su hija que va con señoritas, ya que ella es la que debía darle el cariño que necesita, y sinceramente, vayamos paso a paso. Uno es el cariño filial y otro es el cariño de este señor por otras cosas, no nos equivoquemos. También en cara le echa Dexter su falta de apoyo, pero si antes no era él debido al alcohol, y ahora ya ha vuelto en sí, pues resulta estupendo, pero no para recriminárselo a ella, es más fácil barrer hacia fuera, y no en el mismo sentido todos. Es el buen periodista Connor quien consuela y alimenta ese espíritu indómito de una mujer que quiere ser ella misma, cuando menos.
Historias de Filadelfia. Metro-Goldwyn-Mayer (MGM).Todos los derechos reservados.
Me acuerdo de una anécdota que suelo emplear como ejemplo en muchos ámbitos de mi vida. Cuando era pequeña, con unos cinco o seis años, yo estaba en casa de mi abuela con mis tías, y era verano como ahora. Los chicos de por allí eran mayores, y claro, una niña pequeña pues es la última en decisiones y en todo dentro de un grupo. En esto que mi tía me puso el bañador, ya que hacía calor, y todos los niños y las niñas de repente, como si de algo mágico se tratara, me hicieron la reina del juego, una toalla era mi capa y, aunque seguía sin ser más que algo hierático, era la reina. Pasó la tarde y empezó a enfriar, y mi tía me puso mi ropa normal. Al volver con ellos yo quería ser otra vez la que en un momento había sido, nada cambió: todo cambió; no era yo, era la gente. Cuando tenía algo distinto, que apreciaban, me llevaron a lo más alto; y cuando era como ellos, volví a ser la de antes.
Parece raro pero no lo es. Cuántas veces sientes que eres la misma persona y algo que ni tú entiendes te hace reina de la fiesta, y lo mismo te hace ser otra cosa. Pues ánimo, nos pasa a todos. Vivimos en una sociedad que por ser tan compleja, nos ha obligado a dotarnos de unas capacidades más adaptativas que el resto de los animales. Por algo será.
Por eso sucede lo que reza la máxima: lo que piensen los demás no es de tu incumbencia, ya que puede pasarte como a mí con el bañador.
Con todo el cariño, feliz verano desde la Mecedora.
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