La mayoría de las cosas importantes del mundo han sido conseguidas por gente que siguió adelante cuando parecía no haber esperanza.
Dale Carnegie
Queridos amigos de Todo Es Cine:
Un placer volver a estar con todos vosotros. Empezamos nuevo mes y, con él, una nueva reflexión sobre una película, esta vez La hora final (On the beach, 1959, Stanley Kramer), escrita por John Paxton en base a la novela de Nevil Shute.
La historia nos lleva a Australia. En algún punto del planeta han detonado la bomba atómica y aquel es el único reducto que queda todavía sin contaminar. Todos se encuentran esperando a que llegue la honda expansiva, pero la gente vive como siempre; su vida transcurre plácidamente y con normalidad. Allí está un oficial americano, Peter Holmes (Anthony Perkins), que vive con su bella y joven mujer Mary (Donna Anderson) y su bebé, una niña a la que prepara el biberón junto a la taza de té para su mujer.
Ambos van a celebrar una fiesta y Peter invita a su superior, el comandante Dwight Lionel Towers (Gregory Peck), al que quieren presentar a una amiga de la joven pareja, Moira Davidson (Ava Gardner). Moira y Dwight enseguida se entienden, y no solo se llevan de maravilla, sino que pronto tienen una historia de amor. Todo parece ir caminando, salvo por pequeños retazos de la información que proviene de otros lugares, e incluso la información que no llega y les inquieta.
Pronto deben partir en submarino, pues quieren comprobar los efectos de la devastadora bomba, y en su interiro viven su propia aventura. Y eso os lo dejo para vosotros.
La película, de ciencia ficción, es del año 1959. No es una distopía angustiosa, pues la frialdad y la aparente calma de sus protagonistas no produce agobio. Sin embargo, es una visión apocalíptica desde el estoicismo. Esta visión la llevamos pasando desde hace muchos años y décadas, no es nuevo.
Por eso, la mayoría de las cosas importantes del mundo han sido conseguidas por gente que siguió adelante cuando parecía no haber esperanza.
Con todo el cariño, os deseo un feliz marzo para todos desde La Mecedora.
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