Película: Ocho apellidos vascos.
Dirección: Emilio Martínez-Lázaro.
País: España.
Año: 2014.
Duración: 98 min.
Género: Comedia.
Reparto: Clara Lago (Amaia), Dani Rovira (Rafa), Carmen Machi (Merche), Karra Elejalde (Koldo).
Guion: Borja Cobeaga y Diego San José.
Producción: Ghislain Barrois, Álvaro Augustin y Gonzalo Salazar-Simpson.
Música: Fernando Velázquez.
Fotografía: Kalo Berridi.
Montaje: Ángel Hernández Zoido.
Dirección artística: Juan Botella.
Vestuario: Lala Huete.
Distribuidora: Universal Pictures International Spain.
Estreno en España: 14 Marzo 2014.
Calificación por edades: Apta para todos los públicos.

Hace años, en su visita a España, Sophie Marceau ponderó ante los medios de comunicación la calidad del cine francés, un cine, según la intérprete, querido en su país, respetado y además necesario, porque su carácter autóctono, apostillaba Marceau, era lo único que lo hacía impar; qué puede haber más francés que el cine francés. Sin imitar a nadie, sin envidiar a nadie, Emilio Martínez-Lázaro trae su particular apuesta por lo propio, por lo nuestro, una apuesta de todo contra nada que Martínez-Lázaro ha ganado y con nota. Al igual que Bienvenidos al norte (2008, Dany Bonn) y su réplica italiana Bienvenidos al sur (2010, Luca Miniero), Ocho apellidos vascos es una película que nos desnuda, nos coloca ante un espejo, nos incita a la carcajada y nos deja un poso de reflexión. Con hilaridad mediante, por supuesto, no hay muestra de mayor madurez que el poder reírse de uno mismo.

Empleando los estereotipos patrios, nuestros puntos de encuentro y de desencuentro vernáculos, Martínez-Lázaro propone una historia bien hilada y a todas luces reconocible, acerca de la ridiculez de los tópicos y de cómo hay tantas Españas como españoles. Amaia (Clara Lago), es una joven vasca a la que su prometido, Antxón, ha abandonado a punto de casarse. Con todo el proceso en ciernes, las amigas de Amaia deciden llevar a la novia a su despedida de soltera en Sevilla, a pesar de que el enlace ha sido suspendido. En un local de flamenco, vestida con un traje de faralaes, la joven tendrá que escuchar a Rafa (Dani Rovira), un camarero sevillano que en su inconsciencia, comienza a recitar un sinfín de chistes contra los vascos. Iniciado el conflicto, ambos se enzarzarán en una pelea que terminará en la habitación de Rafa, donde ambos caen rendidos sin que el armisticio llegue a firmarse. Cuando Amaia desaparezca, Rafa irá a buscarla a Euskadi, donde tratará de conquistarla en tres días, los que Amaia necesita para convencer a su padre Koldo (Karra Elejalde), de que Rafa es un vascuence de largo abolengo y ocho apellidos vascos.

Imagen  de Ocho apellidos vascos, película distribuida en España por Universal Pictures International Spain © 2014 Lazona Films y Kowalski Snow Films. Todos los derechos reservados.

Con un magnífico guion firmado por Borja Cobeaga y Diego San José, y que ya dispone de continuación para una segunda parte, Ocho apellidos vascos no alcanzaría tal cota de genialidad sin sus actores, los cuatro protagonistas que con honestidad, dan lo mejor de sí mismos. El reto actoral de Dani Rovira, con caracterizaciones, acentos y cambios varios, se ve aumentado por su contrapunto femenino, una Clara Lago madura y asombrosa en su papel de Amaia. Excelso, y con mayúsculas, se presenta Karra Elejalde, Goya merecido por También la lluvia –y autor del mejor discurso de su historia-, que en el papel del padre de Amaia alcanza un grado de inmensidad extrema. Finalmente, la película completa su reparto con Carmen Machi, inmensa como siempre, esta vez metida en la piel de Merche, una cacereña viuda de un guardia civil, que pronto adoptará la identidad de vasca para ayudar a Rafa en sus propósitos. Y por supuesto, no podemos olvidar a Aitor Mazo, un secundario de lujo que en Ocho apellidos vascos saca su vena más cómica para interpretar a un párroco nada ortodoxo que vive una situación completamente demencial.

Imagen  de Ocho apellidos vascos, película distribuida en España por Universal Pictures International Spain © 2014 Lazona Films y Kowalski Snow Films. Todos los derechos reservados.

No hay nada más francés que el cine francés, nos enseñaba Dany Bonn, y realmente Bienvenidos al norte deja patente la gallardía y el triunfo de lo autóctono; del mismo modo, Ocho apellidos vascos no es sino la película que todos estábamos esperando, el retrato más real y fidedigno de nuestra propia singularidad. No hay nada más español que lo verdaderamente español, y nadie mejor que nosotros para definirnos a nosotros mismos. Porque Ocho apellidos vascos representa un tipo de cine que siempre hemos querido tener, y por fin hemos podido alcanzar.