Si amas a alguien, díselo. Muchos corazones se rompen por palabras que no se escuchan.
Paulo Coehlo.
Queridos amigos de Todo Es Cine:
Un placer volver a estar con todos vosotros para reflexionar en torno a una película. Esta vez es Menudas piezas, una comedia estrenada en 2024 dirigida por Nacho G. Velilla.
La historia nos lleva a un colegio de prestigio, allí Lucas (Alain Hernández) da un discurso en honor a su padre, fundador de la institución, mientras en el interior de un coche su mujer, Candela (Alexandra Jiménez), llora desconsoladamente al descubrir que su marido le ha sido infiel con una conocida.
De pronto, decide irrumpir en la sala donde él está dando el discurso, permitiendo que sus celos le hagan insultarle y realizar acciones que le pasarán factura. La siguiente vez que ambos se ven es en el despacho de su abogado, donde se entera que su marido no solo la deja fuera del matrimonio, sino también del colegio y de su vida en común.
A Candela solo le queda regresar a su antigua vida, a casa de su padre (Miguel Rellán) y de su hermana (María Adánez), pero le cuesta hacerse a la rutina. Su padre es invidente desde hace años, aunque ella no ha sido consciente de ello, ya que su matrimonio la mantuvo alejada de todos los problemas.
Gracias a su hermana, consigue un trabajo en el instituto en el que empezó su carrera, en su barrio, cuyo director es Lope, un viejo amigo (José Callejo). Como es mitad de curso, no encuentran ningún puesto para ella, salvo el de dirigir un grupo de apoyo a alumnos problemáticos. Ahora es profesora.
Los problemas con los adolescentes cada día son peores. No acuden a sus clases, son impertinentes y maleducados. No puede con ellos, pero descubre que cada uno tiene su propia historia tras de sí.
A la vez, en su casa su padre no perdonará el abandono de su hija durante tantos años, y su hermana se cansa de que la deje al cuidado de la casa, de su ropa (cara y de marca), y que la trate como una sirvienta. Todo va surgiendo poco a poco, al reencontrarse con otra verdad.
Ella decide conocer mejor a sus alumnos, ya que tienen una problemática compleja. Una joven está embarazada, otro tiene un padre alcohólico, otro no ha podido adaptarse por culpa del desconocimiento del idioma de sus padres e incluso una chica, aquejada de muchos problemas de salud durante la infancia, no encaja en el grupo.
En la mesa familiar, durante la cena, Candela confiesa a su padre y a su hermana que tira la toalla al no poder con ellos, siendo recriminada por su padre. Lo que debe hacer, le dice, es sacar a los niños de esa cadena, del mismo modo que ella salió de allí también.
Y se pone manos a la obra. El ajedrez es la herramienta que emplea para acoger a todos los alumnos. Y la historia es para vosotros.
Es una película muy interesante, sobre todo porque está basada en hechos reales, y porque deja un poso de optimismo que tanto necesitamos. He decidido destacar un aspecto, en concreto, el universo de esos menores, esos personajes a los que no se les da el valor que tienen, y que son juzgados de manera poco sana y eso les condena, pues el efecto Pigmalión (la profecía que se autocumple) es algo que consigue horadar a las personas.
Esto se puede trasladar a la realidad. Pensemos en la DANA que ha dejado tantos fallecidos y tanta pérdida en Valencia, pues los jóvenes también nos han dado una lección de fortaleza y amor, pues han acudido en masa a ayudar a quienes más lo necesitaban.
Los chicos de la historia también cogen la fortaleza de sus flaquezas y salen adelante. Esa resiliencia que se necesita, solo con que alguien crea en nosotros y nos dé herramientas.
Por eso, si amas a alguien, díselo, porque muchos corazones se rompen por palabras que no se escuchan.
Con todo el cariño, feliz mes desde La Mecedora.
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