Donde existe un gran amor,
siempre se producen los milagros
Willa Cather
Queridos amigos y lectores de Todo Es Cine:
Empezamos un nuevo mes y, con él, la esperanza de trabajar para vosotros y hacer que cada día seamos mejores, que cada día os guste y deleite poder leernos, y ponernos en contacto a través de nuestras páginas. Hablando de trabajo, en este mes, y más concretamente el día 8, es el día mundial de la mujer trabajadora. Para conmemorarlo, y siempre bajo la perspectiva de nuestro querido cine, vamos a reflexionar sobre unas películas que sé os van a gustar. Empecemos con Damas del teatro (1937, Gregory La Cava), una película que nos cuenta cómo en la época, las mujeres que querían llegar a ser actrices de teatro, debían atravesar grandes dificultades, el hambre, las intrigas entre ellas, y sólo para poder llegar a tener su nombre en grandes rótulos luminosos.
Imagen de Damas del teatro – Copyright © 1937 RKO Radio Pictures. Todos los derechos reservados.
Nos habla de una mujer morena y rica, a quien su padre le compra la oportunidad de hacer el ridículo, y volver al ideal que su posición requiere. Es Katharine Kepburn. Por la otra parte, está la chica rubia, guapísima, joven, con mucho desparpajo y pobre que, ante todo, quiere conseguir un pape cualquiera. Es Ginger Rogers. Las dos hacen un tándem magnífico, tan dinstintas, tan iguales, que luchan por su ideal y al final quedan en su hotelito, ayudando a las nuevas generaciones.
La siguiente película, pero no por ello menos importante –las clasifico por orden de producción-, es Lo que el viento se llevó (1939, Victor Flemming). Qué puedo deciros de esta película si es una de las más importantes para mí, que me ha gustado toda la vida, y sigue haciéndome sentir lo mismo que la primera vez que la vi. La historia nos sitúa en la Guerra Civil entre América del Norte y la del Sur, en el centro de las capas visibles, mostrándonos cómo la vida de las mujeres se ve truncada, en especial la de dos personajes maravillosos, que interpretan como nadie Melania (Olivia de Havilland) y Escarlata (Vivien Leigh). Cada cual diferente, con unas personalidades opuestas, las dos enamoradas del mismo hombre y, desde esa adoración hacia él, trabajan, cada una para poder dar de comer y sacar adelante a los suyos; una lenta, frágil, condescendiente, muy en la línea de lo que se esperaba de una señorita de la época, pero como la época se había ido, ahora lo que quedaba era el carácter impetuoso, ágil, abierto y asertivo de Escarlata, lo que se debía ser para poder sobrevivir. Y sobrevivieron. Por eso Melania nunca olvidó que esa mujer, una vez todo volvió a la normalidad, le había salvado la vida a ella y a los suyos.
Imagen de Lo que el viento se llevó – Copyright © 1939 Selznick International Pictures, Metro-Goldwyn-Mayer (MGM). Todos los derechos reservados
Seguimos caminando y en los ochenta aparece Armas de mujer (Mike Nichols), otra historia de dos mujeres, una la triunfadora jefa (Sigourney Weaver), dominante, caprichosa. La otra es Tess (Melanie Griffith), su secretaria, quien nunca dejó de soñar, de prepararse, de leer, incluso en una pequeña reseña de un periódico imperceptible para los demás, fue capaz de sacar lo que iba a influir en la bolsa. Esto lleva a esa mujer a llegar a ser su propia jefa.
Imagen de Armas de mujer – Copyright © 1987 Twentieth Century Fox Film Corporation. Todos los derechos reservados.
La siguiente película es Baby, tú vales mucho (1987, Charles Shyer). Nos habla de una mujer (Diane Keaton) que vive sólo para su trabajo, que tiene el novio perfecto, la casa perfecta, el trabajo perfecto. Sin embargo, la vida le trae a su sobrina, un bebé al que se ve en la obligación de cuidar, cuando ésta se queda huérfana. Su vida se desmorona. Compaginar maternidad y trabajo no funciona. Pero con todo, y tras mucha lucha, incluso interna, se da cuenta de que ha sido lo mejor que le ha podido pasar. Cambia su Nueva York por una casa en las afueras con muchas manzanas. Al tratarse de una persona triunfadora, sigue siéndolo donde la sitúen, y así pasó: se hizo con un gran emporio. Sólo por fabricar las compotas del bebé, hizo las compotas para todo el país.
Las historias parecen bonitas, llenas de increíbles finales, aunque hay que pensar que la vida no es tan idílica. Pero nadie ha dicho que esto sea fácil, por lo que deseo que, como en Damas del teatro, la unidad con nuestras compañeras nos haga seguir adelante, por muy diferentes que seamos; que como en Lo que el viento se llevó, a veces tengamos que transgredir y llegar a ser asertivas y maravillosas; que como en Armas de mujer, cualquier cosa que se emprenda, lo que se estudie, lo que caiga en vuestras manos, os ayude a triunfar. Y que como Baby, ni qué decir tiene que valéis muchísimo, por eso el ser madre no nos debería quitar la ilusión de ser una mujer, una persona plena, que lleguen a entender nuestros compañeros de vida que tener hijos es algo fabuloso, siempre y cuando se nos ayude, se nos potencie, y se lleve con todo el amor que requiere la nueva personita y su madre, pues donde reside un gran amor, siempre se producen milagros.
Y hablando de mujeres trabajadoras, quisiera felicitar a una gran mujer, Laura Valenzuela, de quien hace poco ha sido su cumpleaños: muchas felicidades y muchas gracias por todo el trabajo que has dejado a todos en este, nuestro cine. Estás estupenda y en la edad perfecta: la tuya. Ya lo decía Félix Antoine Savard: “el otoño es una estación sabia y de buen consejo”.
Con todo el cariño y muchas felicidades desde Todo Es Cine. Feliz marzo desde la Mecedora.
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