La aventura más grande que puedes emprender es vivir la vida de tus sueños.
Oprah Winfrey
Queridos amigos de Todo Es Cine:
Un placer volver a estar con todos vosotros. Empezamos mes y, con él, la reflexión sobre una nueva película, esta vez Los Blandings ya tienen casa (1948, H.C. Potter) basada en la novela homónima de Eric Hodgins, con Cary Grant, Myrna Loy, Melvyn Douglas.
La historia nos lleva a una mañana cualquiera, una más en la rutina de los Blandings. Allí suena el despertador y empieza la lucha. El pequeño cuarto y el diminuto armario provocan una pelea cotidiana por encontrar la vestimenta de cada día Las miradas de frustración y cansancio pasan de unos ojos a otros. Lo mismo sucede con el cuarto de baño y con todo aquello necesario para ponerse en marcha, cada uno en sus quehaceres.
Jim (Cary Grant) y Muriel (Myrna Loy) tienen dos hijas dentro de la preadolescencia y ellas también tienen sus problemas con el espacio. A su apartamento llega Bill (Melvyn Douglas), amigo íntimo y abogado de la familia; para Jim, Bill es demasiado amigo de Muriel, lo que hace que acabe discutiendo con su esposa.
En el trabajo, Jim es publicista, ve en el periódico la casa de sus sueños en Connecticut. Su mala mañana, junto con sus ganas de salir de ese cubículo hacen que se ponga en marcha, queda con el vendedor de la finca y, junto a su mujer, se van a conocer la casa. Y se encuentran con muchas dificultades. La hipoteca y toda obra que acometen se traduce en grandes sumas de dinero, lo que todavía mira más el humor y el presupuesto de los Blandings. Y esa peripecia os la dejo para vosotros.
Esta película os hará recordar a otras dos como Baby, tú vales mucho (1987, Charles Shyer) o Esta casa es una ruina (1986, Richard Benjamin). Con ambas tiene algo en común: las ganas de tener la casa de sus sueños -de hecho, en versión original la película se titula Mr. Blandings Builds His Dream House) y, cómo en poco tiempo, ese sueño se convierte en una pesadilla.
Pero también tienen otro punto en común, y es cómo los sueños, si se sigue insistiendo, acaban por cumplirse. No es fácil, cuesta mucho esfuerzo llegar a la meta, pero ellos ya han tomado esa decisión y, aunque el cansancio en todos los sentidos les apague, al final tienen su recompensa.
Por eso, la aventura más grande que puedes emprender es vivir la vida de tus sueños.
Feliz mes de diciembre, desde La Mecedora.
Deja un comentario